Título: Bases para una Política de Defensa Nacional - Capítulo I: La situación internacional
CAPÍTULO I: LA SITUACIÓN INTERNACIONAL
1. El panorama internacional
El mundo muestra la existencia de una única superpotencia, los Estados Unidos de América, con capacidad para jugar simultáneamente un rol preponderante en los campos político, militar y económico. Con la economía mayor del mundo, su incidencia es tal que es posible relacionar el aumento de su productividad, con el aumento de la competencia internacional, y con el establecimiento de un parámetro mayor de productividad para la economía mundial en su conjunto.
Por su parte, si bien Rusia ya no se encuentra entre las diez mayores economías del mundo, por su poderío militar y sus capacidades potenciales, ostenta la categoría de potencia. Además, ha tenido una destacada participación en materia de seguridad internacional, pudiendo señalarse como ejemplo más reciente, el acuerdo alcanzado en Kosovo con intervención de la diplomacia rusa.
Japón tiene una capacidad limitada para proyectar su poder militar pero es también una potencia en función del tamaño de su economía, la segunda del mundo.
Aunque la Unión Europea no es un país, su peso económico y político en el sistema mundial es fundamental, y la reciente participación de la OTAN en los Balcanes, es una indicación clara del papel de las fuerzas militares de la Alianza Atlántica en materia de seguridad del continente europeo. Considerada en su conjunto, la Unión Europea es sin duda otro de los grandes protagonistas de la escena internacional.
En Asia se encuentran dos gigantes cuyas poblaciones reúnen más de dos mil millones de personas: China e India. La población de esta última, con una tasa de crecimiento mayor que la de China, se prevé que habrá de superar a ésta en el año 2035. La economía china ha venido creciendo a un promedio del diez por ciento anual en los últimos diecinueve años, y sí bien actualmente enfrenta algunos problemas, todo indica que será una de las grandes potencias del próximo siglo. En cuanto a la India, ha iniciado un camino de apertura de su economía, que le permite exhibir éxitos muy significativos, por ejemplo, desde 1992 ha venido creciendo a un ritmo del seis por ciento anual. Estos dos países verán crecer la capacidad de demanda de sus habitantes, en particular en materia alimentaría, lo que llevará a un aumento de la producción agroalimentaria de los países productores de alimentos, y de la capacidad de los buques que habrán de transportar dichos productos, generando una dinámica muy particular en el comercio internacional.
La Carta de Naciones Unidas continúa siendo el marco jurídico base para el sistema de seguridad internacional, y de acuerdo con ella la organización internacional ha definido los instrumentos necesarios para enfrentar las situaciones de conflicto. Ellos son la diplomacia preventiva, y las operaciones de establecimiento, mantenimiento, imposición y consolidación de la paz.
En el aspecto estrictamente militar, las posibilidades de un enfrentamiento entre grandes potencias son mínimas, siendo la hipótesis más probable, la de un conflicto entre poderes regionales. Los recientes choques armados en Cachemira son un ejemplo en tal sentido.
Si bien hay muchos Estados en el mundo que mantienen relaciones difíciles con sus vecinos, es posible prever que sólo en aquellos países con fuerzas armadas muy poderosas y desplegadas masivamente en sus fronteras, es que puede esperarse que surja un conflicto militar en cualquier momento. Es posible identificar corno las áreas de mayor riesgo, el Medio Oriente, la península coreana, los Balcanes y él Cáucaso. En estos lugares, el mantenimiento del balance de fuerzas y una activa presencia de la comunidad internacional son factores fundamentales para evitar el estallido de acciones bélicas.
Otras fuentes de tensión resultan de fenómenos tales como el fundamentalismo religioso; la brecha entre países pobres y ricos, en especial cuando éstos son vecinos; el acceso a las armas de destrucción masiva, los flujos de inmigrantes ya sean por razones políticas, religiosas o económicas; el crecimiento de los sentimientos xenófobos; el poder corruptor del narcotráfico; el auge de la delincuencia internacional; el terrorismo; la degradación del medio ambiente, y la lucha por bienes escasos como el agua o las fuentes de energía.
Se trata de fenómenos que aunque muchas veces pueden considerarse lejanos, tienen el potencial de afectar a la Comunidad Internacional en su conjunto. Se plantean así problemas nuevos como el derecho de los Estados a practicar políticas en su territorio que no sólo destruyen el medio ambiente, sino que también producen efectos negativos en otros Estados. La amenaza del terrorismo de corte fundamentalista golpea en lugares que, por su distancia de los puntos de conflicto, se consideraban tradicionalmente a salvo.
Desde el fin de la Guerra Fría, el número de Estados que enfrentan serios problemas de violaciones de los derechos humanos o catástrofes humanitarias, ha ido creciendo. Las tensiones generadas por estas situaciones, han producido flujos de refugiados hacia los países vecinos y creado conflictos internos en dichos países (casos de Sudán, Somalia, Ruanda y la República del Congo).
Se trata de factores de conflicto susceptibles de producir una crisis internacional o regional, cuya solución muchas veces escapa a las posibilidades de los países involucrados, o de un grupo de países, requiriéndose respuestas adecuadas de la comunidad internacional en su conjunto, que desafían conceptos y tradiciones de arraigo muy profundo.
2. Un mundo que cambia rápidamente
La sociedad internacional asiste a cambios que por su velocidad y profunda incidencia en la vida de la humanidad bien pueden ser calificados como de revolucionados. Nos referimos a las modificaciones producidas en la tecnología de la información y en la esfera de actuación de los gobiernos.
Con el fin de la Guerra Fría se produjo el advenimiento de uno de los fenómenos más característicos del mundo actual: la globalización. Esta se halla basada en el desarrollo de sistemas de comunicaciones e intereses transnacionales, y actúa fundamentalmente en los campos de la cultura, la economía y la política. La mundialización de los mercados es una de sus notas más destacadas, y el control que los Estados Pueden o deben ejercer sobre la información en la red, uno de los temas que genera mayor polímica.
Las computadoras, faxes, cables de fibra óptica y satélites, han acelerado el flujo de información a través de las fronteras, reforzando el camino hacia las sociedades abiertas. Nadie puede predecir la forma en que la información cambiará las esferas tradicionales del poder de los Estados, pero ciertos temas han comenzado a emerger. Uno de ellos es que el acceso a la información tecnológica es un requisito previo para el crecimiento económico en la mayor parte de los países. Otro es que las comunicaciones globales se han transformado en una forma de transmitir intereses, culturas y valores.
La aplicación de la información a la guerra produce nuevas e inimaginables posibilidades dentro del campo de batalla. La intervención de las fuerzas aliadas en la Guerra del Golfo y la reciente actuación militar de la OTAN en los Balcanes, con tecnologías y armas que hasta hace muy poco parecían limitadas al campo de la ciencia-ficción, han llenado de asombro al mundo entero.
En cuanto a la actuación gubernamental, puede observarse que el poder de los gobiernos centrales está en retroceso en todo el mundo. Cada vez más se transfiere poder a los gobiernos regionales y locales, y éstos a su vez se ven sometidos a presiones mayores provenientes de un público mejor informado.
También es posible apreciar que la globalización ha dejado al descubierto la insuficiencia del Estado-Nación al cual se le deberá redefinir su función.
También se aprecia un empuje privatizador, mediante la cesión a particulares de muchas de las actividades que antes realizaban los gobiernos, en un esfuerzo por disminuir sus déficits y al mismo tiempo mejorar los servicios que se ofrecen a los ciudadanos. En forma paralela a la disminución del poder de los gobiernos, se ha producido un crecimiento del poder de las empresas transnacionales, aunque ello no ha influido sobre la capacidad de los gobiernos para movilizar recursos en caso de amenaza a los intereses nacionales.
3. El cuadro regional
En América Latina, la firma de tratados y el diálogo bilateral ha sido tradicionalmente el instrumento elegido por nuestros pueblos para solucionar sus conflictos.
A partir del final de la Guerra Fría, ha desaparecido la percepción de amenazas militares externas al continente, en las que se basaban las relaciones de cooperación Militar continental, por lo que las amenazas son definidas por cada Estado en razón de la situación regional, y ya no del enfrentamiento Este-Oeste que caracterizó el periodo Posterior a la segunda Guerra Mundial.
Las nuevas amenazas constituyen en general problemas más relacionados con la seguridad interna que con la defensa, como por ejemplo el terrorismo, el narcotráfico, el crimen internacional organizado, y los problemas del medio ambiente. Estos tienen una incidencia muy distinta en cada país, y por ello resulta muy difícil alcanzar una percepción común.
Actualmente América del Sur exhibe un proceso de integración económica muy importante, un afianzamiento de los gobiernos democráticos, la solución pacífica de antiguos conflictos fronterizos entre países vecinos, y una progresiva disminución en el gasto en armamentos, todo lo cual hace que las posibilidades de un conflicto bélico en la región sean muy reducidas. Es así que podemos apreciar que el nivel del gasto militar en América Latina ha venido disminuyendo progresivamente, hasta situarse en aproximadamente en el 2% del PBI, uno de los más bajos del mundo.
Si bien algunos países presentan situaciones de tensión interna, ello no se ha traducido por lo general en dificultades con sus vecinos, sino que quedan restringidas al ámbito estrictamente nacional. Pese a ello, no puede descartarse que alguna de estas situaciones llegue eventualmente a generar conflictos internacionales.
En el ámbito de la Organización de Estados Americanos (OEA), ha jugado un papel muy importante la Comisión de Seguridad Hemisférica, fomentando las medidas de confianza mutua que permita superar viejos temores, y priorizando el diálogo como método para superar las posibles dificultades. Al respecto debemos citar las Declaraciones de Santiago, de 1995 y de San Salvador, de 1998.
La Cumbre de las Américas II, en abril de 1998, asignó a la Comisión de Seguridad Hemisférica el estudio de medidas destinadas al reforzamiento de las instituciones relacionadas con la seguridad continental.
América Latina fue declarada zona libre de armas nucleares, a partir del Tratado de Tlatelolco de 1967, el cual prohibe las armas nucleares y suspende las investigaciones sobre la aplicación militar de la energía nuclear, al momento de entrada en vigencia del Tratado.
A efectos de afianzar el proceso de integración y cooperación, es de fundamental importancia la promoción de la confianza entre los países. Para ello son un instrumento esencial las llamadas "Medidas de Confianza Mutua", que en el ámbito militar están destinadas a atenuar las percepciones de amenaza mutua y a evitar situaciones que por sorpresa o error, produzcan una crisis. Su función es básicamente preventiva, y no están restringidas al sector de la Defensa, sino que también pueden darse en materia económica o política. Dentro de estas medidas se inscriben los ejercicios combinados, las reuniones periódicas entre autoridades militares, el intercambio de personal, la cooperación técnica y científica en proyectos de interés común, y el intercambio de publicaciones profesionales.
Por su parte, los Estados integrantes del MERCOSUR -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, junto con Chile y Bolivia-, han constituido el Mecanismo de Consulta u Concertación, con miras a alcanzar acuerdos regionales no sólo en materia económica o comercial, sino también en otros aspectos.
En Ushuaia, en julio de 1998, los Presidentes de los países integrantes del MERCOSUR, Chile y Bolivia declararon a sus países como Zona de Paz. Se acordó que la zona estaría libre de armas de destrucción masiva, se destacó la voluntad de consagrar la zona como libre de minas, se promovió el fortalecimiento de los mecanismos de consulta, el estímulo a la cooperación para el uso pacífico y seguro de la energía nuclear y de la ciencia y tecnología especiales, y se declaró a la paz como instrumento fundamental en el proceso de integración, entre otras importantes medidas.