Título: Argentina. Revisión de la Defensa 2001 - Prioridades Estratégicas para el siglo que se inicia

PRIORIDADES ESTRATÉGICAS PARA EL SIGLO QUE SE INICIA
La vigencia de sistemas democráticos y un clima de paz con justicia que posibilite el desarrollo del bienestar de las demás sociedades, constituyen aspiraciones para nuestro país, junto con el establecimiento de relaciones estrechas de amistad, cooperación e integración, en especial con los vecinos de la región, puesto que el desarrollo de ellos redundará, sin duda, en el de nuestro propio país.
A la consolidación de todo este conjunto de valores, tanto internos de nuestra sociedad como en su proyección internacional, contribuye la Política de Defensa, en la medida en que lo establecen los límites propios de su campo de acción específico.
Los intereses vitales son aquellos que afectan sensiblemente a la Nación misma y a su población, adquiriendo, por lo tanto, un alto grado de inmutabilidad. Fueron establecidos por los representantes del pueblo de la Nación, esto es, por el Congreso Nacional, a través de la Ley de Defensa Nacional y son los siguientes:
- la soberanía e independencia de la Nación Argentina;
- su integridad territorial; la capacidad de autodeterminación;
- la protección de la vida y la libertad de sus habitantes.
Estos intereses, que hacen a la existencia misma de la Nación Argentina, indican el grado de atención y carácter prioritario con que el Estado debe garantizarlos, y en consecuencia, la medida en que serán considerados en las definiciones políticas que hacen a nuestra Defensa Nacional.
Los intereses estratégicos son los factores que de una manera u otra inciden en el logro de los intereses nacionales. Si bien tienen también carácter de fines, su menor prelación respecto a los intereses vitales -a los cuales contribuyen- los hace menos permanentes que aquellos, al tener una mayor asociación con las características variables que presente el escenario estratégico y el desarrollo de las relaciones internacionales del país.
Constituyen cuestiones de elevada importancia nacional, respecto de los cuales el Sistema de Defensa debe encontrarse en capacidad potencial de contribuir de diversos modos a su mejor logro, dentro del marco legal vigente y según lo requieran las autoridades constituidas, en función de la evolución de la situación estratégica.
Sin que se implique un ordenamiento jerárquico, se incluyen a los siguientes, en función de lo que impone la normativa nacional vigente:
- La paz y seguridad internacionales
- La renuncia o prohibición de armas de destrucción masiva
- La integración y seguridad regionales
- El crecimiento económico-social
- El crecimiento científico-tecnológico
- La preservación de la Nación frente a la amenaza del narcotráfico y el terrorismo internacionales
- La protección de los recursos naturales, renovables y no renovables
- La preservación del medio ambiente
- Los espacios marítimos, insulares y fluviales de interés
- El espacio aéreo argentino
- Los pasajes interoceánicos
- La preservación de vacíos geopolíticos
- La preservación del posicionamiento argentino en el Sistema Antártico.
Nuestro país tiene el objetivo estratégico de contribuir a la Defensa de un orden internacional legítimo y pacífico que permita al país, la mejor preservación de sus intereses vitales.
La República Argentina promueve activamente los valores asociados a la democracia representativa, a las economías de mercado y los derechos humanos. Por ello nuestra Política de Defensa expresa como prioridad su compromiso hacia la construcción de un entorno de seguridad cooperativa en el mundo.
La participación en misiones de preservación y de restablecimiento de la paz han permitido acumular reconocimiento y respeto internacional, por la decisión de asumir responsabilidades globales por medio de sus Fuerzas Armadas.
Como nación independiente, la República Argentina debe ser un país autosuficiente para el cumplimiento de las misiones militares. Debe ser capaz de disuadir eficazmente ataques contra su territorio, proteger sus recursos naturales y vigilar adecuadamente sus vías de comunicación marítimas y aéreas, con Fuerzas Armadas que deberán detentar una adecuada capacidad operacional, alta movilidad y buen nivel de adiestramiento.
La integración en materia de Defensa con los restantes países de la región implica hacer más eficientes las inversiones y gastos que por su naturaleza son elevados, sumando esfuerzos para la obtención del bien común de la seguridad. Esto le permitirá a la República Argentina participar en una forma más eficaz en el ámbito del Sistema Interamericano de Defensa y en la tarea de la defensa común del continente, particularmente en materia de control y defensa de los espacios marítimos y aéreos sudamericanos.
En este sentido, el Estado Argentino realiza una importante contribución a la seguridad internacional y hemisférica a través de su contribución a la seguridad regional. La Declaración del MERCOSUR, Bolivia y Chile como Zona de Paz es un claro ejemplo de ello.
La integración regional es de interés estratégico para la República Argentina y dentro de ese esquema amplio, la integración de la Defensa desempeña un papel substancial, por cuanto condensa la voluntad política de las naciones del MERCOSUR de trabajar en función de sus objetivos comunes.
La integración regional en el campo de la Defensa permitirá adaptar en forma combinada a las Fuerzas Armadas y a los Sistemas de Defensa Nacionales, a las nuevas exigencias y desarrollar con eficacia su papel acorde al escenario internacional. Esto también implicará una mayor eficacia en el Gasto de Defensa de todos los países de la región.
Las Fuerzas Armadas pueden colaborar con sus gobiernos al fortalecimiento y ampliación del actual proceso de integración latinoamericano. Esta intención se refleja en la legislación de los mayores socios del MERCOSUR.
En tal sentido, el artículo 7 de la Ley N° 24.948 sobre Reestructuración de las Fuerzas Armadas establece que los niveles de conducción y de planeamiento estratégico analizarán, a nivel internacional el probable desarrollo de un Sistema de Defensa en el marco del MERCOSUR, a los efectos de considerar en la reestructuración de las Fuerzas Armadas los requerimientos, que de dichos acuerdos pudieran surgir.
La integración regional en materia de Defensa deberá influir en la dimensión, composición y despliegue de los instrumentos militares de los países pertenecientes a la región.
Resultaría altamente deseable que, sin abandonar las capacidades militares que hoy disponen cada uno de los países que componen la región desarrollara, en un marco concertado con los restantes, aquellas capacidades militares en las que ha alcanzado mayor eficacia y desarrollo, procurándose que ninguno de los países cuente con capacidades propias que le permitan sustentar una ofensiva en profundidad, que pudiera ser tomada como virtual amenaza.
En este marco, el futuro esquema debería responder a las doctrinas de seguridad defensiva elaboradas en el seno de la Organización de las Naciones Unidas. Es decir, que la actitud estratégica que se adopte, la postura militar consiguiente y la dimensión, composición y despliegue de las Fuerzas Armadas, tendrán características defensivas, evitándose la adopción de actitudes o el desarrollo de fuerzas que puedan objetivamente ser consideradas como amenaza por otros países.
En materia de cooperación para la paz mundial, Argentina trabaja activamente con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y con otras organizaciones de defensa regionales que cooperan en la puesta en vigor de las decisiones de dicha Organización.
En definitiva, la Argentina cooperará con todos aquellos países comprometidos con la causa de la vigencia de la paz y de la democracia representativa en el mundo.
Las Operaciones de Mantenimiento o de Establecimiento de la Paz, que han constituido buena parte de las tareas desarrolladas por la Argentina, demandan un óptimo adiestramiento de las tropas participantes y la posesión de equipo militar interoperable con los de los restantes países intervinientes.
Muchas han sido las ventajas de la participación en las misiones de paz. Además de constituir el cumplimiento de los compromisos internacionales del país, han proporcionado oportunidad a los integrantes de las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad argentinas la oportunidad de interactuar con sus pares de otros países -entre los que se hallan los más avanzados- e intercambiar conocimientos, técnicas e ideas.
Las operaciones han redundado en el reconocimiento y valoración de nuestras Fuerzas Armadas, han contribuido al prestigio del país, proyectando su presencia fuera de sus fronteras, y han significado un importante estímulo profesional para los integrantes de las mismas, que han corroborado su aptitud en circunstancias exigentes, actuando en forma combinada con sus pares de otros países del mundo.
Aunque sin duda estas tareas no constituyen la misión fundamental de las Fuerzas Armadas Argentinas, tienen la innegable importancia de contribuir al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.
La participación argentina en este tipo de operaciones no es nueva, ya que comienza con la primera experiencia realizada en 1958 en el Líbano (GONUL) por mandato de la ONU.
En todas estas décadas, la presencia argentina en misiones de paz ha sido amplia, pero en los últimos años se ha multiplicado, de modo acorde con el dramático incremento de las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (OMP) que se desarrollan en el mundo a partir del fin de la contienda bipolar en 1989.
La República Argentina es uno de los países que está efectuando mayor esfuerzo con relación a su PBI, en este campo de la paz y estabilidad internacional. Hasta el presente más de 17.000 integrantes de las tres Fuerzas Armadas han participado en OMP.
Actualmente nuestro país es el primer contribuyente de América Latina a OMP de la ONU, y ocupa el vigésimo cuarto lugar de la lista total de Estados contribuyentes, con 616 efectivos de las Fuerzas Armadas y de Seguridad distribuidos en nueve misiones (Chipre, Kuwait, Medio Oriente, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Guatemala, Timor Oriental y Sahara Occidental). Además de las tropas desplegadas en el terreno, la Argentina también tiene destacado personal militar jerarquizado en la sede de la ONU en Nueva York (Departamento Operaciones de Mantenimiento de la Paz).
Nuestro país participa asimismo en dos proyectos dirigidos a mejorar la capacidad de prevención y velocidad de reacción de las fuerzas de paz de la ONU: el Sistema de Acuerdos "Stand-By", propuesto por el Secretario General de la Organización y la Brigada Multinacional de Despliegue Rápido ("United Nations Stand By High Readiness Brigade - SHIRBRIG") con sede en Copenhague, Dinamarca.
[Ver gráfico]
La actuación argentina no solo aumentó en cantidad, sino que también ha seguido al cambio cualitativo que sufrieron las OMP, desde las acciones de "mandato clásico" (observadores de tregua y fuerzas de interposición), hacia actividades tales como protección de envíos de ayuda humanitaria; atención de víctimas civiles; refugiados; desminado humanitario; supervisión de elecciones políticas; preservación de derechos humanos y reconstrucción de infraestructura, entre tantos otros.
Para la República Argentina, las OMP, en sus expresiones múltiples, son piezas clave para enfrentar los cambiantes escenarios de conflicto que permanentemente se presentan y resultan fuertemente instrumentales al concepto de cooperación, bajo un estricto criterio de legalidad, otorgado caso a caso por el auspicio internacional.
Esto significa que la decisión política de participar en una OMP descansa en la evaluación de ciertas condiciones que deben estar presentes para hacer efectiva la contribución de nuestras Fuerzas Armadas a la misión de paz, entre ellas:
- que exista una amenaza real a la paz y a la seguridad internacionales;
- que el alcance de la misión y los objetivos propuestos sean claros;
- que respondan a un instrumento jurídico internacional y
- que las partes hayan aceptado o acordado la presencia de la misión, o que a pesar de la negativa de alguna de ellas, la intervención resulte imperativa para preservar la paz y la estabilidad de la región.
El mantenimiento y consolidación de la democracia representativa como forma de régimen político es un interés estratégico compartido con las potencias desarrolladas y nuestros socios del MERCOSUR.
Si bien es cierto que éstas, por sí mismas, no garantizan indefectiblemente la paz y la cooperación, son instrumentos más eficaces que otras formas de gobierno para alcanzar ese fin.
No obstante, la estabilidad regional e internacional no debería ser vista como algo dado. Por esta razón y por otras eventualidades de difícil pronóstico, el gasto en Defensa siempre es, en realidad, una inversión y el papel de las Fuerzas Armadas continúa siendo substancial para consolidar el entorno de seguridad estratégica necesaria para el crecimiento y el desarrollo económico en un ambiente de paz.
Para asegurar una efectiva disuasión convencional, para proseguir la marcha hacia la integración regional e impulsar la paz en la región, Argentina necesita brindar un claro e inequívoco mensaje, en el sentido de su voluntad de mantener una efectiva capacidad de Defensa. Al propio tiempo, esa capacidad debe estar concebida para la disuasión y la cooperación con socios y aliados y no para la agresión, y tal circunstancia sostenemos que debe ser explicitada a la comunidad internacional.
La República Argentina está cumpliendo sus compromisos y lo seguirá haciendo en la medida de sus posibilidades. Los riesgos que enfrenta serán resueltos con la modernización de su Sistema de Defensa, para lo cual necesita la colaboración de los países con los que trabaja en la solución de los problemas globales.
Esta colaboración debe apuntar a la consolidación de las instituciones en la región, incluida también la nuestra. Es la fortaleza de las mismas la que permitirá enfrentar con mayores posibilidades de éxitos los riesgos y amenazas que se ciernen sobre la seguridad hemisférica y regional.
El gobierno está comprometido con la modernización del Sistema de Defensa para enfrentar los desafíos que nos depare el presente y futuro previsible. Para ello, se está trabajando intensamente en el Ministerio de Defensa para lograr la Reingeniería Organizacional del Sector de Defensa, la transformación estructural de los sistemas de generación de información, gestión y control, para alcanzar el máximo nivel de eficiencia, desafiando la restricción presupuestaria.
El planeamiento estratégico dirá qué Fuerzas, cuántas Fuerzas, con qué despliegue, con qué tecnología, para qué y por qué. Este esfuerzo tiene por objetivo permitir que el país posea un Sistema de Defensa eficaz en caso de tener que ser empleado, y éste sistema contribuye, a través de la disuasión, a consolidar el entorno de seguridad adecuado.
El gasto en Defensa es en realidad un bien público, una inversión que minimiza los riesgos de largo plazo y posibilita el desarrollo integral de la Nación, dado que la seguridad estratégica es una condición necesaria para la estabilidad institucional y el ambiente de paz necesarios que hacen posible la prosperidad.