Título: Libro de la Defensa Nacional de Chile - Prólogo del Ministro de Defensa Nacional
PRÓLOGO
El presente documento ese el primer Libro de la Defensa Nacional publicado por la República de Chile en toda su historia. Su propósito es múltiple: primero, avanzar en el desarrollo de la conciencia ciudadana respecto del valor de la defensa como tarea de todos; segundo, mostrar con absoluta transparencia a la comunidad mundial algunos de los fundamentos centrales que orientan la conducta del Estado de Chile en materia de seguridad exterior, y tercero, hacer manifiestas algunas cuestiones centrales de la Política de Defensa de Chile.
Como su nombre lo indica, se trata, eminente y prioritariamente, de un libro de la defensa. En consecuencia, no podría soslayar ni dejar de abordar aspectos tan fundamentales a la defensa como los conflictos, las amenazas, sus probabilidades y sus desafíos. Éste es el eje que hace creíble la defensa de un país y que nos fuerza a ser coherentes con nuestras políticas y con la divulgación de las mismas.
De acuerdo con el propósito de transparencia que Chile manifiesta hacia la comunidad de naciones y su propia ciudadanía, nuestro Gobierno se hace un deber en subrayar que, en el actual contexto de paz y cooperación que anima al continente americano y, particularmente, al Cono Sur, estima como muy baja la probabilidad de que escenarios supuestos de riesgo cristalicen, aunque eventualmente pudieran manifestarse en alguna forma de crisis si es que los indicadores de prevención y control de los conflictos no son atendidos oportunamente.
El documento que ahora presentamos al público es un reflejo de las características de nuestra defensa al año 1997, aunque esté redactado con un horizonte de unos cinco años. Esto no obsta para que, en función de la velocidad de los cambios internacionales y de la rápida evolución de las condiciones sociales y económicas de nuestro propio país, sea permanentemente analizado con el objeto de su puesta al día, si fuera del caso. De la misma forma, es preciso advertir que el documento tiene un carácter declarativo y no normativo; es decir, intenta exponer lo que nuestra defensa es a la fecha.
Ahora bien, en la defensa del país es el propio país su protagonista y es el conjunto de recursos, humanos y materiales, el que se emplea en el esfuerzo defensivo; de aquí que el enfoque de los temas que aborda no puede ser sino global. En el ámbito del Estado, dicha globalidad alude al vínculo que existe, y debe existir entre los distintos campos que componen su acción. De aquí que se la entienda como una articulación de carácter político-estratégica.
Ello no oculta que cada campo de acción del Estado se define por los asuntos específicos que le competen y que, por lo mismo, se caracterizan por funcionar de acuerdo con orientaciones sectoriales. Naturalmente, los asuntos específicos y las orientaciones sectoriales de cada campo adquieren coherencia entre sí en función de los propósitos generales del Estado y de la Nación, y corresponde a las autoridades del país asegurar que ello ocurra. En este sentido, creemos que este documento constituye un aporte y un avance para el accionar del propio Estado de Chile.
El proyecto surgió de un mandato del Jefe de Estado. En efecto, en su Mensaje a la Nación del 21 de mayo de 1994, S.E. el Presidente de la República, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, comprometió a su gobierno en el desarrollo de la conciencia nacional a través de un informe donde se explicaran los objetivos e instrumentos de la Defensa Nacional y que fuera accesible a todos los ciudadanos. Ese mandato es expresión del objetivo de avanzar en la explicitación de ciertos aspectos básicos de la Política de Defensa que, como toda política pública, requiere ser conocida -dentro de los límites que la materia aconseja- y comprendida por la ciudadanía.
Dado que un Libro de la Defensa Nacional debe ser un documento de Estado, es imprescindible que goce de la más amplia legitimidad en el país. En virtud de ello, el gobierno entendió que en el proceso de elaboración del libro se debía recoger aportes de diferentes actores con responsabilidades y conocimientos calificados en materias de Defensa Nacional.
Más allá de los propósitos presidenciales, valiosos en sí mismos, el hecho de abrir una oportunidad para desarrollar un debate amplio sobre los temas de la Defensa Nacional tuvo una enorme relevancia. En primer lugar, porque se trató de la primera ocasión, a lo menos durante el siglo XX -si es que no en toda nuestra historia-, en que pudo producirse en Chile un encuentro de esta naturaleza. En segundo término, porque fue una instancia de aproximación entre civiles y militares en un período, concluida la Guerra Fría en el mundo y reinstalada la democracia en Chile, caracterizado por la relativización que ciertos sectores de la sociedad hacen de aspectos básicos de la defensa.
A lo anterior se suman otras ventajas: primero, ofrece la oportunidad de considerar el contexto histórico, cultural y valórico de la defensa a la luz de un marco de tipo racional, más teórico o especulativo. Segundo, permite hacer públicos ciertos elementos de la Política de Defensa que contribuirán a orientar la actividad el país en la materia. Tercero, ofrece una metodología clara para el cálculo del gasto en defensa; no obstante, somos conscientes de que nuestra metodología puede diferir de procedimientos aplicados por otros países o instituciones dedicadas al estudio de los temas de la paz y la defensa. Siendo así, creemos imprescindible un acuerdo internacional sobre la adopción de una metodología estandarizada que permita la comparación de cifras y evite un debate susceptible de manipulación. Finalmente, el Libro chileno de la Defensa Nacional contribuye a la estabilidad de la paz regional en virtud de sus propósitos de transparencia, fiabilidad y previsibilidad del accionar político del Estado de Chile en materia de defensa; principios éstos que se mantendrán inalterables, en tanto no sean amenazados los intereses vitales de nuestro país.
Chile es un país cuyos objetivos nacionales excluyen reivindicaciones territoriales en el ámbito vecinal y que, coherentemente con ello, respalda sus objetivos con una Política de Defensa que apunta a proteger nuestra población, preservar nuestro territorio, posibilitar el ejercicio de la soberanía nacional, amparar nuestra identidad cultural y resguardar nuestra capacidad productiva de toda amenaza externa. La elaboración y publicación de un Libro chileno de la Defensa Nacional es posible de ser abordada, precisamente, por la coherencia que asiste a nuestro país en este ámbito. En definitiva, elaborar y publicar un documento semejante es expresión de la vitalidad de nuestra defensa y no puede sino ser estimado como una contribución a la consistencia general alcanzada por Chile.
Debe subrayarse que el Libro chileno de la Defensa Nacional hace énfasis en el área de la seguridad exterior, aunque la Constitución Política de la República asigne también a las Fuerzas Armadas otras misiones. Básicamente, estas misiones aparecen definidas en el artículo Nº 90, inciso 2º, donde se dice que las Fuerzas Armadas "existen para la defensa de la patria, son esenciales para la seguridad nacional y garantizan el orden institucional de la República". Además, el texto constitucional reserva funciones específicas para las instituciones castrenses en el artículo 18 del Capítulo II, sobre "Nacionalidad y ciudadanía", donde se entrega a las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile el resguardo del orden público durante los actos electorales y plebiscitarios, y en el capítulo IV, en el título "Estados de excepción constitucional", donde se les asignan responsabilidades en las situaciones de guerra externa o interna, conmoción interior, emergencia y calamidad pública.
Como el propósito de dar cumplimiento a estas misiones, la Constitución Política de la República, en su artículo 90, define a las Fuerzas Armadas como fuerzas dependientes del Ministerio de Defensa Nacional y, en tanto cuerpos armados, las caracteriza como esencialmente obedientes y no deliberantes, así como profesionales, jerarquizadas y disciplinadas.
Ahora bien, en el artículo Nº 24, inciso 2º, la Constitución utiliza la noción de "seguridad externa", distinguiéndola claramente del concepto de "orden público interior". En consecuencia, la seguridad externa constituye un ámbito de acción en sí mismo. De aquí que entender los problemas de la seguridad exterior, en tanto tales, en nada afecta a las otras misiones que la Carta Fundamental asigna a las Fuerzas Armadas.
Hacerse cargo de las tareas de la seguridad exterior demanda un compromiso del conjunto de la sociedad e impone responsabilidades a todos los Campos de Acción del Estado: Interno, Diplomático, Económico y de la Defensa. Frente a la seguridad exterior es el país como un todo el que actúa, sin perjuicio del papel fundamental que cabe a las Fuerzas Armadas. Como ya se dijo, al ser la seguridad exterior el principal ámbito temático del Libro de la Defensa Nacional y ser el país el protagonista, el enfoque de los temas que aborde n puede ser sino de carácter político-estratégico.
El plan de trabajo para la elaboración del Libro chileno de la Defensa Nacional contempló dos grandes períodos: el primero correspondió a un ciclo de talleres para el debate; el segundo estuvo dedicado a la redacción misma del documento a través de un mecanismo centralizado que abordó la tarea tomando como base las orientaciones generales obtenidas de las conclusiones del debate, para su posterior sanción en las instancias estatales -de la Defensa y del Gobierno- pertinentes.
Finalmente, es preciso subrayar que el Libro de la Defensa Nacional constituye un paso de enorme significación en la perspectiva de ir construyendo una dinámica Comunidad de Defensa Nacional. Básicamente, esta comunidad debe entenderse como la convergencia de actores civiles y militares en un mismo campo de interés y colaboración. La defensa constituye un esfuerzo colectivo de un pueblo y, en este sentido, la construcción de una Comunidad de Defensa surge para nosotros como la única forma de disponer de un ámbito de reflexión y debate conjunto, civil-militar, sobre la mejor defensa del país en un contexto de cambios que plantea oportunidades y vulnerabilidades inéditas. En el plano de la defensa, ésta es, precisamente, la oportunidad histórica que Chile tiene: avanzar en la articulación de una Comunidad de Defensa Nacional.
En países que han gozado de una paz duradera, como es el caso nuestro, suelen surgir en ciertos grupos sociales tendencias a cuestionar algunos de los fundamentos de la defensa. Sin embargo, la defensa en una función primaria del Estado y una responsabilidad permanente del conjunto de la sociedad. Porque ni la paz elimina la necesidad de Fuerzas Armadas, ni la defensa es un asunto exclusivo de los militares. Siendo así, no resulta aconsejable prescindir de la opinión militar en las decisiones sobre temas que afectan nuestra soberanía y nuestros intereses nacionales, ni de la opinión civil en asuntos donde una perspectiva no castrense pueda enriquecer una determinada apreciación estratégica. La única condición exigible a ese diálogo, se de una Comunidad de Defensa se trata, es que se caracterice por un ánimo dispuesto a comprender más que a prejuzgar, a concordar más que a discrepar, a converger más que a divergir.
Si se acepta que, en buena medida, la solidez de la defensa de Chile en el próximo siglo se jugará en la comprensión de la defensa como una tarea colectiva de todos los chilenos y en la existencia de un ámbito institucionalizado de colaboración civil-militar que la exprese, entonces debe entenderse la elaboración del Libro chileno de la Defensa Nacional como un paso hacia el cumplimiento de estos propósitos y una contribución a debates futuros.
EDMUNDO PÉREZ YOMA
Ministro de Defensa Nacional