Título: Libro de la Defensa Nacional de Chile - Parte II: Escenarios de la Defensa
1. TENDENCIAS EN LA SEGURIDAD INTERNACIONAL
La política de defensa del país requiere un examen sistemático de la evolución de las
tendencias y particularidades de los conflictos internacionales, tanto desde una
perspectiva conceptual como empírica. Pese a que el período que media entre 1997,
año del primer Libro, y hoy es relativamente breve, el sistema internacional ha
experimentado cambios sustantivos cuya incidencia en el
ámbito de la defensa requiere ser evaluada.
En 1997 el análisis internacional se realizó teniendo todavía como marco de referencia
el término de la Guerra Fría y como fenómeno emergente el de la globalización.
Sin embargo, al iniciarse el siglo XXI la característica más importante
del sistema internacional es la consolidación del proceso de globalización, el
que en los últimos años ha comenzado a introducir modificaciones políticas y
estratégicas de carácter cualitativo. Algunas de estas transformaciones son las
siguientes:
1. DIVERSIFICACIÓN DE LOS ACTORES DE LA
SEGURIDAD INTERNACIONAL
La globalización ha diversificado el tipo de actores del sistema internacional, antes
limitado a los estados. La transnacionalización y globalización de la economía,
y el consecuente incremento de las transacciones de personas, bienes e información,
han creado las condiciones para que las empresas, organizaciones
no gubernamentales animadas por los más diversos propósitos, e incluso las
personas, se hayan consolidado como sujetos con una creciente capacidad de
acción en las esferas internacionales, cuestión que tiene consecuencias en el
ámbito de la seguridad y de la Defensa.
1.1 Los Agentes Económicos
La consolidación de mercados que operan globalmente ha permitido a diversos
agentes económicos, particularmente a las empresas, adoptar decisiones de manera
relativamente autónoma, y en tiempo real, que inciden directamente en el
sistema internacional. Entre otros efectos, la globalización económica ha estimulado
la desregulación de las relaciones económicas internacionales, lo que se
ha traducido en un impulso a los procesos de integración. Estos procesos, a su
vez, han estimulado un incremento de la cooperación entre los estados involucrados
en diferentes ámbitos de actividad —incluido el de la Defensa—, introduciendo
consecuentemente cambios en las relaciones políticas entre ellos. Esta
tendencia se halla en casos como los de América del Norte, de la Unión Europea,
de África del Sur, de América Central y de América del Sur.
1.2 La Sociedad Civil
Diversas expresiones de la sociedad civil, con distinto grado de desarrollo orgánico,
se han consolidado también como actores internacionales. Organizaciones
No Gubernamentales (ONG) preocupadas de variados temas han desarrollado
capacidad para crear agendas políticas internacionales e influir en la toma de
decisiones de los estados, sea de manera formal, a través de su participación en
las instituciones internacionales, o informal, mediante acciones directas. La actuación
de las ONG puede, asimismo, tener efectos directos e indirectos en el
ámbito de la seguridad internacional y la Defensa, ya sea a nivel global como a
nivel regional o nacional. Por ejemplo, el rol de las ONG fue decisivo para la
aprobación, en 1997, de la Convención Sobre la Prohibición, Almacenamiento,
Producción y Transferencia de Minas Antipersonal y Sobre su Destrucción.
2. MODIFICACIÓN DE LOS CONCEPTOS DE SEGURIDAD
INTERNACIONAL
Los conceptos de seguridad internacional fueron construidos a partir del hecho
que, hasta hace unos años, el único actor con capacidad de acción política real
en el sistema internacional era el Estado. Con la consolidación del proceso de
globalización y el surgimiento de nuevos actores internacionales la concepción
estado-céntrica de la seguridad internacional ha experimentado cambios en algunos
de sus supuestos básicos: el Estado ha dejado de ser el objeto exclusivo de
seguridad; ahora existen otros demandantes de seguridad que no son el Estado.
De aquí que, desde hace un tiempo, la comunidad internacional haya emprendido
el esfuerzo de revisar los conceptos de seguridad internacional y desarrollar
nociones que se hagan cargo de nuevas realidades. En esta línea se inscribe, por
ejemplo, el debate en torno a la seguridad humana, concepto inicialmente acuñado
por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1994.[8]
3. EL ESTADO COMO REGULADOR Y ARTICULADOR DEL
PROCESO DE GLOBALIZACIÓN
Es particularmente importante reivindicar y precisar la importancia del Estado
en el contexto de la globalización. Pese a que ya no tiene el ejercicio monopólico
de la política internacional, que su poder relativo ha decrecido y que el uso
de la fuerza ha disminuido como recurso para resolver algunos tipos de conflicto
en un marco de creciente interdependencia, el Estado mantiene características
fundamentales:
- Sigue siendo el único que tiene la capacidad de organizarse en función
de la representación democrática de la sociedad.
- Continúa siendo el único que puede instituir normas jurídicas, ya sea directamente
o indirectamente a través de organizaciones internacionales;
del mismo modo, es en el Estado sobre quien descansa, en última instancia,
la eficacia de esas normas.
- Sigue siendo el único actor internacional dotado con capacidad para hacer
uso legítimo de la fuerza en los conflictos internacionales, sean éstos
inter o intra-estatales.
- Continúa siendo el único actor que puede comprometer la vida de sus
miembros tras algunos de sus objetivos esenciales.
- Finalmente, continúa siendo el actor dotado de los mayores y más complejos
recursos de poder.
4. DESARROLLO DE REGÍMENES DE GOBERNABILIDAD
GLOBAL
Frente al nuevo escenario internacional que se ha ido conformando durante los
últimos años, los gobiernos han respondido con la reformulación de los conceptos
y prácticas que aplican en la política internacional, especialmente en el
ámbito de la seguridad. Sin embargo, a medida que este proceso se profundiza,
han comenzado a perfilarse algunos tipos comunes de respuesta: por ejemplo,
la tendencia a favorecer una mayor cooperación internacional, especialmente
en el ámbito de las Naciones Unidas y de las organizaciones regionales. Si esta
tendencia es apoyada adecuadamente por los estados puede contribuir a la seguridad
internacional, incluso a pesar de que a veces las asimetrías que se observan
en las capacidades de los estados interesados en la cooperación la tornan
difícil.
En el ámbito inter-estatal del conflicto internacional (la “agenda tradicional”),
las instituciones internacionales de carácter cooperativo se han ido consolidando
como herramientas eficaces para encararla. Los ejemplos que señalan esta
tendencia son numerosos, pero de manera especial destacan los acuerdos estratégicos
entre Rusia, Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN).[9]
En el caso de la “nueva agenda de seguridad”, compuesta por elementos en general
derivados del proceso de globalización, ha ocurrido algo similar. En efecto,
si bien se trata de problemas de naturaleza diferente —en general, se trata
de amenazas de carácter no estatal y de alcance transnacional—, las respuestas
más eficientes también han sido aquellas basadas en la profundización de la cooperación
internacional, lo que ha sido particularmente claro en el caso de la
lucha internacional contra el terrorismo.
En resumen, el proceso de globalización ha tenido hasta ahora un resultado aparentemente
paradójico, ya que, por una parte, aunque ha restado capacidad al
Estado para el ejercicio monopólico de la política internacional, también ha fortalecido
su papel en aquello en que sigue siendo un actor único e irremplazable;
y, por otra parte, pese a generar condiciones para la aparición de “amenazas
asimétricas”, ha igualmente reforzado la importancia de los regímenes internacionales
de cooperación en aquellas áreas en las cuales la cooperación resulta
de interés para los estados. Durante este período, parte importante de la
política internacional continúa estando radicada en la gestión estatal, pero los
regímenes internacionales se han expandido de manera relativamente proporcional
al incremento de la globalización y de una agenda internacional más
compleja y diversa que requiere de coordinación entre los gobiernos. De esa
manera, los regímenes internacionales se han comenzado a articular como instituciones
mediante las cuales los estados intentan, con diferentes grados de éxito,
dotar de gobernabilidad al proceso de cambios en el escenario internacional.
5. UNA MAYOR DEMANDA SOBRE LAS OPERACIONES
DE PAZ DE LA ONU
La necesidad por cooperación internacional ha generado crecientes demandas
sobre la ONU para cumplir con la misión fundamental de mantener la paz en
el mundo que le otorga su Carta fundacional, firmada en la ciudad de San Francisco
(EE.UU.), en 1945, por diversos países, Chile entre ellos.
Durante medio siglo, la estructura de la ONU estuvo fundamentalmente orientada
a reaccionar frente a situaciones que requerían del mantenimiento de la
paz. En el transcurso del tiempo, y particularmente a partir de la década de los
90, ha debido iniciar una reforma de su organización para responder al incremento de la demanda por operaciones orientadas a establecer o imponer la paz,
cuestión que supone capacidades políticas y militares diferentes y evidentemente
superiores. Esta reorientación exige fortalecer la legitimidad de las Naciones
Unidas como la única institución aceptada por la comunidad internacional
para utilizar la fuerza en la resolución de los problemas de seguridad internacionales
bajo las normas descritas en su Carta fundacional.
Las nuevas demandas que se plantean al mecanismo de operaciones de paz de
la ONU requieren soluciones orgánicas y objetivos más complejos, ya que suponen
un tránsito desde operaciones militares de interposición entre partes beligerantes
que han acordado la paz, o la verificación del cese al fuego, que son
relativamente simples, hacia operaciones de imposición de la paz con reglas de
enfrentamiento distintas y que muchas veces consideran también el objetivo de
construcción del Estado. La misma organización de la ONU para mantener la
paz y la seguridad internacionales se ha hecho más compleja, hasta devenir una
sofisticada y enorme red de toma de decisiones políticas, político-estratégicas y
estratégicas, así como de manejo de crisis; decisiones y acciones que requieren
una creciente y más eficiente coordinación política y militar dentro de la ONU
y entre ésta y los países participantes, considerando también la participación y
coordinación de actores provenientes de instituciones internacionales, de organizaciones
civiles transnacionales e, incluso, de los medios de comunicación.[10]
[8] Véase Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), Informe sobre
Desarrollo Humano 1994. Sobre la posición
chilena en materia de seguridad humana,
véase la Parte I, Capítulo II.  [ir] [volver]
[9] Estados Unidos y Rusia firmaron un tratado
de desarme de los arsenales nucleares
estratégicos el 14 de mayo de 2002. El 28
de mayo de 2002 se firmó la incorporación
de Rusia al nuevo Consejo formado entre
este país y la OTAN.   [volver]
[10] Sobre la política del Estado de Chile en
materia de participación en operaciones de
paz de la ONU, véase Parte III, Capítulo 2.  [ir] [volver]