Título: Argentina. Revisión de la Defensa 2001 - Presentación

PRESENTACIÓN
Es un honor para mí presentarles a Ustedes, en mi condición de Presidente de la Nación Argentina y Comandante en Jefe de sus Fuerzas Armadas, esta Revisión de la Defensa 2000, en la cual están, para conocimiento de todos, los lineamientos de la sólida Política de Defensa que orienta a mi Gobierno, en la que ya se está trabajando desde el mes de diciembre de 1999.
Estoy convencido de la necesidad de contar con un Sistema de Defensa Nacional moderno y eficaz, de un sólido instrumento militar que acompañe a las políticas públicas del Gobierno, principalmente las que corresponden a la política exterior, porque la fortaleza del Estado se asienta en el pleno ejercicio del derecho que lo legitima y en el prestigio y grandeza de sus instituciones.
Es por esto último que el Gobierno entiende a la Defensa Nacional como una Política de Estado y por ende sujeta a la prudencia y al realismo que este tipo de cuestiones exigen. La Defensa nos compromete a todos los que habitamos este suelo y ninguna Nación debe delegar en manos de terceros la protección de sus más preciados intereses.
La nueva visión que impulso está caracterizada por la racionalidad y la audacia y será el punto de partida de un cambio estructural serio, profesional e indispensable para alcanzar los objetivos que nos hemos impuesto.
Deberemos realizar el cambio estructural en un contexto de restricciones económicas, por lo cual es prioritario avanzar hacia una mayor racionalidad y eficiencia en el gasto. De esta manera, se logrará reorientar recursos hacia los aspectos operativos del brazo armado de la Nación.
Cabe subrayar, que las Fuerzas Armadas han realizado a lo largo de las últimas dos décadas ingentes esfuerzos para adaptarse y preservar su excelencia profesional en un contexto de descenso en términos reales en el presupuesto de Defensa.
Ello fue así aun en momentos en que el gasto público y el endeudamiento externo se incrementaba sustancialmente. Por ello, quiero enfatizar en el hecho que este sacrificio es reconocido y altamente valorado por el Presidente de la Nación. Esto hace que nuestras Fuerzas Armadas deberán ser consideradas en el momento que nuestro país registre un período de menores limitaciones presupuestarias, de modo de compensar ese largo período de restricciones.
El marco legal vigente destaca la jerarquía institucional del Estado Mayor Conjunto. Por eso es prioridad de este Presidente promover el fortalecimiento del accionar y funcionamiento de todas las instituciones militares en forma conjunta con la coordinación del Jefe del Estado Mayor Conjunto, en los aspectos doctrinarios, estratégicos y operativos, tal cual sucede en los principales países desarrollados, con sistemas de defensa que son paradigmas de todas las Fuerzas Armadas del mundo.
Los recursos presupuestarios en el futuro inmediato son escasos. Por ello la profundización de la Reforma del Estado impone esta vez un análisis muy cuidadoso de todo lo atinente a la Defensa Nacional.
Por eso, la Política de Defensa en la que estamos trabajando está basada en una profunda Reingeniería Organizacional del Sector y la transformación estructural de sus sistemas operativos y administrativos para alcanzar el máximo nivel de eficiencia en las Fuerzas Armadas, con las actuales asignaciones presupuestarias.
En el camino ineludible hacia la modernización de nuestras Fuerzas Armadas, debemos hacer hincapié en la incorporación de tecnología y en la excelencia de los recursos humanos, privilegiando la calidad sobre la cantidad. El logro de este objetivo demanda patriotismo, imaginación y compromiso.
A medida que avancemos con nuestros proyectos y programas de modernización se consolidará nuestra Política de Defensa, entendida como los planes y acciones para neutralizar los riesgos y las amenazas estratégicas que se ciernen sobre el país, y se podrán conciliar y armonizar los imperativos estratégicos con los recursos para la Defensa y el planeamiento operacional con el presupuestario.
Por estas razones, tengo la profunda convicción personal que los recursos orientados hacia la Defensa serán una inversión que contribuirá el desarrollo integral de la Nación Ello es así, dado que la seguridad estratégica es una condición necesaria para la estabilidad institucional y el ambiente de paz, imprescindibles para las inversiones que harán posible la prosperidad y el crecimiento de la Nación.
Dr. Fernando De la Rúa
Presidente de la Nación