Título: De los golpes a la cooperación: una mirada a la mentalidad profesional en el Ejercito Argentino - El surgimiento de una nueva mentalidad profesional
7. EL SURGIMIENTO DE UNA NUEVA MENTALIDAD PROFESIONAL
El 25 de Abril de 1995, los argentinos que sintonizaban en su televisor el programa político Tiempo Nuevo, vieron aparecer en el estudio al entonces Jefe del Ejército, quien luego de unas breves palabras intercambiadas con el periodista, enfocó sus ojos a la cámara y comenzó a hablar. Para quienes no lo habían escuchado, los principales diarios reprodujeron al día siguiente sus insólitas declaraciones, entre ellas:
"Es la hora de asumir las responsabilidades que correspondan."
"Que alguno de los integrantes del Ejército deshonraran un uniforme que eran indignos de vestir no invalida en absoluto el desempeño admirable y silencioso de los hombres y mujeres del Ejército de entonces."
"Han pasado casi 20 años de hechos tristes y dolorosos. Ha llegado la hora de mirarlos con ambos ojos. Al hacerlo reconoceremos no sólo lo malo de quien fue nuestro adversario en tiempo pasado, sino también nuestras propias fallas."
"Sin buscar palabras innovadoras, sino apelando a los viejos reglamentos militares, aprovecho esta oportunidad para recordar una vez más al Ejército en presencia de toda la sociedad: nadie está obligado a cumplir una orden inmoral que se aparte de las leyes y reglamentos militares. Quien lo hiciere incurre en una inconducta viciosa, digna de la sanción que la gravedad requiera."
"Sin eufemismos digo claramente: delinque quien vulnera la Constitución Nacional; delinque quien imparte órdenes inmorales; delinque quien cumple órdenes inmorales."
"Delinque quien para cumplir un fin que cree justo emplea medios injustos e inmorales."
"La comprensión de estos aspectos esenciales hacen a la vida republicana del Estado, y cuando ese Estado peligra no es el Ejercito la única reserva de la Patria."128
Con estas palabras, se produjo la inauguración pública de una postura institucional que indicaba el surgimiento de una mentalidad profesional en el Ejército, con características distintivas tanto respecto de la que había regido hasta el Proceso, como de la mentalidad carapintada. El proceso que condujo a la formación de esta nueva mentalidad, encuentra diversos factores que apuntalan su construcción.
La finalización del último levantamiento coincide con el inicio de un período de repliegue de la Fuerza en sí misma. Por las sangrientas características de la asonada, y la percepción en muchos oficiales de que se estaba llegando a un punto sin retorno en el camino de la destrucción profesional (lo cual fue sin duda apuntalado por la "depuración" de todo elemento carapintada o "sospechado de"), el año 1991 transcurrió en los intentos de restablecer la disciplina. Por parte del Gobierno, la política a seguir con el Ejército fue la continuación de la postura "dura" de diciembre de 1990. Así se buscó promover a la cúpula de la Fuerza, a través de los ascensos, a generales identificables como el sector profesionalista, quienes no se ubicaban en ninguno de los dos bandos que habían protagonizado los conflictos.
Casi un año después del último levantamiento, se produce entonces en Noviembre de 1991 el ascenso a la Jefatura de Estado Mayor de un General que -a decir de los partidos políticos que apoyaban su designación-, por su manera de entender el profesionalismo auguraría una mano fuerte para lograr una adecuada reinserción del Ejército en el sistema democrático y el fin de las presiones armadas al Gobierno. Martín Balza, ex combatiente de Malvinas, y firme ejecutor de la represión a las sublevaciones en las dos últimas asonadas, era en términos de Janowitz, y por las características de su carrera, un "organizador militar", alejado de los extremos de la autoridad formal o del liderazgo heroico.
Su designación, a la luz de los años, permite comprender el inicio de una pauta diferente de relación cívico-militar en la Argentina, que expresará la transformación de las características culturales y de autoridad -básicamente entonces, de mentalidad- en el Ejército
El Ejército en el ambiente nacional e internacional de los '90
La transformación de la mentalidad profesional en el Ejército Argentino, al punto de convertir a la Argentina en caso paradigmático del estudio de las relaciones cívico-militares, responde a una variedad de causas. Los "puntos sin retorno" que empujaron a la Fuerza a una transformación inevitable han sido analizados en los capítulos anteriores, en los cuales se ha observado el progresivo deterioro de una mentalidad profesional que sostuviera la vocación misma de los integrantes del Ejército. La conjunción de diversos factores de orden histórico, político y psicológico, sentaron las bases para que la transformación pudiera iniciarse. Entre los más relevantes podemos citar:
- El cambio del ambiente internacional y subregional en materia de seguridad. Desaparecida la opción del enemigo interno, y con pocos o ningún enemigo externo a la vista, la mejor opción fue replegarse a reconstituirse y adaptarse a la nueva relación con la sociedad y al nuevo ambiente de seguridad. Ello, antes que promover hechos y debates públicos que pudieran provocar cuestionamientos a la misma existencia de la institución, si la sociedad comenzaba a preguntarse para qué quería a sus fuerzas armadas (o particularmente al Ejército, con la aparente baja probabilidad de conflictos de tipo terrestre).
- La decisión de la política exterior argentina de participar con efectivos militares en la Guerra del Golfo, en 1991, y posteriormente en operaciones de Naciones Unidas en forma cuasi permanente, dio a la conducción del Arma la posibilidad de que oficiales y suboficiales pudieran participar en actividades efectivas. Las misiones de paz comenzaron a aparecer en las comunicaciones de las misiones de la Fuerza como parte de sus funciones y, aunque fueron catalogadas como subsidiarias, en la práctica terminaron constituyéndose en el grupo de las principales.
- La ausencia de citaciones judiciales a oficiales, produjo un espíritu de tranquilidad interna y desalentó el comportamiento deliberativo propio de otros períodos. Durante cinco años, hasta la reaparición pública del tema judicial con las investigaciones del juez Baltasar Garzón en España y de los procesos por apropiación de menores en Argentina, la conducción de la Fuerza contó con un tiempo clave para desarrollar nuevas posiciones en la materia.
- El estilo del Presidente como Comandante en Jefe. Los militares (al igual que otros sectores de la sociedad) no escaparon a las consecuencias de las características de conducción del entonces presidente Carlos Menem, líder carismático y poco proclive a aceptar cuestionamientos a su autoridad. Los lazos personales construídos con Balza, reforzaron la autoridad de éste hacia adentro de la institución.
- La personalidad de Martín Balza. Para algunos fascinante y revolucionaria, y para otros de un ego tal capaz de utilizar a la institución para sus ambiciones políticas, lo cierto es que por la postura adoptada con respecto a la lucha antisubversiva, Balza puede observar cómo produce un acercamiento a la sociedad, mientras sus pares de otras Fuerzas son criticados. Aquí parece producirse el efecto inverso que en la época del período presidencial anterior, cuando la Armada y la Fuerza Aérea eran percibidos como más cercanos a la reconciliación con la sociedad a través del abandono de intenciones de ocupar el poder político.
- Relacionado con el anterior, el tipo de carrera desarrollada por Balza y sus más íntimos colaboradores: organizadores. Se encarama en la élite un grupo de organizadores militares, lo cual favorece la readaptación del Ejército y la modernización de sus pautas culturales y de autoridad.
- En materia económica, la convertibilidad fijó límites claros a qué se podía y qué no, y obligó a una nueva forma de negociación con las autoridades civiles. Guiados por su pragmatismo, pronto la cúpula del Ejército comprendió que la presión al Ministro de Defensa podía ser inútil si no se lograba un entendimiento con el Ministerio de Economía. La batalla por la obtención de recursos obligó a desarrollar mayores aptitudes políticas, de negociación, y de vinculación con la dirigencia civil.
Los ejes de la nueva mentalidad
A partir de las causas y los factores que coadyuvaron a la transformación, se produjo un proceso de cambio de mentalidad profesional, que podemos describir de la siguiente manera:
- En el plano de los Valores:
- Morales:
La nueva mentalidad se apoya sobre la situación del espíritu interno expresado en los reclamos de los carapintada, y da forma a aquellos aspectos morales que mayor adhesión provocaban entre los efectivos. Así, al igual que para aquéllos, se recuperan dos objetivos clave: la recuperación del ideal sanmartiniano del honor y del orgullo profesional.129
Aunque coincide con la mentalidad carapintada en la necesidad de una nueva forma de mando, desechando el dominio autoritario, resuelve la contradicción de aquélla al postular que esto debe estar acompañado por un nuevo tipo de obediencia.
El mando no está autorizado per se a dar cualquier clase de órdenes ("nunca se ordenará hacer algo inmoral"; "somos responsables no sólo de nuestros actos sino de los actos que se originen con nuestras órdenes";130 "Ya no hay lugar en el Ejército para un mando autocrático, o para esos disparates como 'el superior siempre tiene razón y más cuando no la tiene'. Eso se terminó en Malvinas."131)
Pero la obediencia tampoco encuentra en sí misma su justificación. En la nueva definición, la obediencia debida ya no encuentra cabida: quien obedece órdenes inmorales, se convierte en un delincuente.132
Estas nuevas definiciones llevan consigo una visión sumamente crítica de la llamada lucha antisubversiva, en la cual se atacan las bases de apoyo de la justificación esgrimida por las conducciones anteriores, y aún por el carapintadismo, respecto de las actuaciones militares en la misma.
Además del abandono de la justificación de la obediencia debida a nivel de las actuaciones personales, se avanza en críticas fundamentales a la posición institucional vigente con anterioridad. En primer lugar, se desecha la idea de que la decisión política había dado origen al método empleado: la aniquilación (entendida como destrucción física) del oponente.133 También, se evalúan negativamente los efectos que la metodología operativa tuvo sobre la moral y sobre el control de las acciones.134 Y finalmente, se reconoce la necesidad de recuperar el verdadero valor del concepto de honor militar: "¿Acaso alguien puede justificar, entre otros actos, la disposición de niños nacidos en centros de detención y la sustitución de sus identidades como parte de la lucha contra la subversión?".135
- Técnico-profesionales:
Esta nueva mentalidad parece acercarse al tipo de profesionalismo con el que Huntington construye el ideal del control civil objetivo. La mayor preocupación estriba en alejarse de las cuestiones políticas, para dedicarse exclusivamente a las misiones profesionales.
Dos ejes principales construyen la imagen técnico-profesional: la reivindicación de la Guerra de Malvinas y la modernización del Ejército.
Respecto de la primera, esta reivindicación no está referida al aspecto político (se critica la decisión de iniciar una guerra para la cual no se estaba preparado), sino a la actuación de los cuadros en el conflicto. En este sentido, no sólo se habla públicamente de la desmalvinización;136 resulta relevante el reconocimiento por parte de un Jefe de Estado Mayor de los errores técnico-profesionales de sus antecesores en el mando.137
La nueva imagen profesional del Ejército se inscribe en el reconocimiento de la necesidad de la modernización y de la adecuación al nuevo ambiente internacional y subregional, y a la realidad presupuestaria nacional. Como valor, "la idea fuerza que sirvió de guía a la modernización del Ejército fue la necesidad de concretar un proceso de naturaleza cultural".138
- Actitudes (misiones):
- Hacia la sociedad:
Esta mentalidad abandona definitivamente las concepciones mesiánicas propias tanto de la mentalidad histórica como del carapintadismo: "no hay ninguna diferencia entre nosotros y el resto de los ciudadanos", 139 "estar armado entre quienes no lo están impone una responsabilidad: la de ejercer el monopolio del uso de la fuerza respetando en forma irrestricta el orden constitucional".140 Pero al tiempo que se observa críticamente el mesianismo militar que a lo largo de la historia argentina de este siglo condujo al progresivo deterioro de la relación cívico-militar y de la propia institución, se reconoce que el mismo fue alentado por la sociedad civil en una actitud igualmente reprobable. En sucesivas oportunidades, se declarará que "Es tan inmoral el 'por algo será' que escuchábamos en el pasado como el 'yo no sabía' que escuchamos hoy de algunos dirigentes". 141 El Ejército no es ya la última reserva de la nacionalidad, sino que debe ajustarse a lo que manden la Constitución y las leyes.
La actitud hacia la sociedad se distingue por el abandono de la visión peyorativa de los civiles como un sector que está "por debajo" para reemplazarlo por una visión cooperativa basada en la interacción entre iguales. La sociedad tiene derecho, por ende, a la explicación militar de lo sucedido en el pasado y de las acciones del presente. Una muestra clara de esta nueva actitud la constituyó el llamado Caso Carrasco, a partir del cual el Ejército aceptó la modificación del servicio militar, reemplazando el modelo obligatorio por el voluntario. 142
Respecto de la modificación de la relación histórica, se plantea que uno de los objetivos de la Fuerza debe ser la "reinserción" en la sociedad.
- Hacia la actividad política:
La intervención de los militares en política es denostada por esta mentalidad, tanto porque quiebra el mandato otorgado por la sociedad a sus fuerzas armadas, como por los efectos perniciosos que produce al interior de la institución en términos de la pérdida de su profesionalismo. Se caracteriza así por una visión crítica de la historia de la intervención militar, y particularmente de los políticos que incitaban a dicha intervención.
La relación con el Gobierno es de cooperación y de negociación con las autoridades civiles. El Ejército evita las definiciones políticas, y entabla con el Gobierno canales de negociación fuera de los planteos públicos.
Esta actitud, que podría definirse como la asunción de que la misión del Ejército no es intervenir en política, deriva del abandono de la percepción de los militares como un grupo distinto a la sociedad, y tiene por ende un efecto directo sobre la transformación de la pauta de relaciones cívico-militares.143
- Perspectivas:
- Modo de ver y comprender la realidad nacional:
La nueva mentalidad emergente en el Ejército se caracteriza por su pragmatismo respecto de la forma de ver y comprender la realidad nacional. Comprende la delicada situación en la que se encuentra la Fuerza luego de su desempeño político (con el PRN), militar (en Malvinas), e interno (con los enfrentamientos entre bandos), frente a la sociedad. Así, el mando desarrolla una estrategia de comunicación social y de gestos de apertura del Ejército hacia la sociedad, que coadyuven a la mejorar la imagen institucional.
Otro indicador de este pragmatismo es el reconocimiento de la necesidad de una reforma estructural que permita adecuar los gastos a la realidad presupuestaria.144
- Modo de ver y comprender la realidad internacional:
Para el Ejército el mundo de la posguerra fría está plagado de incertidumbres, y ello plantea un desafío para recrear en el pensamiento estratégico cuáles serán las exigencias que se le plantearán a la Fuerza en este escenario.
La participación en las misiones de paz, y el contacto en ellas con otros ejércitos y poblaciones, permiten a los oficiales ampliar sus perspectivas, conocer nuevas culturas y confrontar su preparación profesional y medios con los de otras fuerzas armadas. El Ejército es visto como un instrumento de la política exterior. Las misiones de paz representan también un instrumento de legitimación a los ojos de la sociedad, y la posibilidad de ejercer prácticamente la profesión. A través de ellas, y del acompañamiento institucional a la política gubernamental, se produce un acercamiento a Gran Bretaña, llegando a concretarse un viaje de Balza a Londres, donde impulsa gestos de reconciliación.
En el mismo plano, comienza a pensarse en términos de seguridad subregional, y de cooperación con los países vecinos, produciendo la adaptación del pensamiento estratégico.145
El pragmatismo aparece nuevamente al considerar el modo de comprender el tema de las llamadas nuevas amenazas a la seguridad. Al tiempo que como doctrina del Ejército se abandona definitivamente la doctrina de seguridad nacional, y tanto los mandos como los oficiales jóvenes resisten verse involucrados en temas evaluados como policiales, no se rechaza la incursión de la Fuerza en dichos temas. Ello, producto de considerarlos como una posible fuente de ingresos (principalmente, por los recursos que provendrían de programas norteamericanos). En este sentido, se realizan presiones sutiles al Gobierno y al Paramento, que reconocen sin embargo la imposibilidad de actuar con el marco legal vigente.
128. Declaraciones del Tte Gral Martín Balza en Tiempo Nuevo, 25 de Abril de 1995, reproducidas en los diarios el 26 de Abril.
129. Respecto del ideal sanmartiniano, las referencias al mismo en los discursos del Jefe de Estado Mayor son innumerables y constantes. Por ejemplo, "Al referirse a la conducta que debe tener un oficial, Balza enumeró las siguientes: 'Debe expresar simplicidad, austeridad y desprecio ostensible por los honores y recompensas, virtudes que ennoblecieron a próceres como el General San Martín y el General Manuel Belgrano'. Al respecto reiteró que esos próceres 'jamás se preocuparon por el dinero o el poder, nunca recalaron en glorias efímeras, y sólo la magnitud y la trascendencia del bien común eran sus metas'". "Balza, contra una Ley Polémica", en Diario Clarín, Buenos Aires, 14 de Diciembre de 1996.
Respecto del orgullo profesional, un documento oficial lo coloca en la categoría de objetivo impuesto por la conducción en los siguientes términos: "Revitalización de la autoestima y acrecentamiento del espíritu de cuerpo y de pertenencia en todos los integrantes de la Fuerza, particularmente del personal de suboficiales, verdadera columna vertebral del Ejército". EJERCITO ARGENTINO. Memoria del Ejército Argentino, 1992-1999. Capítulo 1, Objetivos Impuestos.
130. "Balza, contra una Ley...", op. cit.
131. Reportaje de Oscar Cardoso al entonces Jefe del Ejército. "Balza: de Malvinas a Menem", en Diario Clarín, Buenos Aires, 2 de Abril de 1998.
132. "(...) quiero recordarles una vez más, lo que vengo repitiendo desde que asumí el cargo en noviembre de 1991: una orden no es una pregunta, una sugerencia, una insinuación o una invitación. Una orden tiene características compulsivas, en la paz o en la guerra, es compatible con la negativa a hacer algo inmoral, porque sólo se debe ordenar y cumplir aquello encuadrado en las leyes de la nación y reglamentos militares. Esto no es nuevo, forma parte desde siempre de nuestra educación militar, heredada de las Ordenanzas del Rey Carlos III que no obligaban al cumplimiento de órdenes que causaren una violencia innecesaria. (...) La obediencia ciega es inaceptable y no conozco ningún país civilizado que la haya adoptado". Discurso del Teniente General Martín Balza en la conmemoración del aniversario de la Batalla de Chacabuco, en el periódico Tiempo Militar, Buenos Aires, 12 de Febrero de 1998.
También, "El espíritu de cuerpo es el estado moral y emocional del Ejército. Los integrantes se identifican con los valores y objetivos de la Institución y los adoptan como propios, sienten orgullo y satisfacción por los éxitos y abatimiento por los fracasos institucionales. Pero el espíritu de cuerpo jamás es consentir la mentira, la impunidad, ni mucho menos el delito.". Discurso del Teniente General Martín Balza en la celebración del Día del Ejército el 28 de Mayo de 1998, en Soldados, publicación del Estado Mayor General del Ejército, Buenos Aires, 1 de Junio de 1998.
133. "Es cierto que cumplimos órdenes de un gobierno constitucional, pero sólo lo hicimos hasta el 24 de marzo de 1976; a partir de esa fecha perdimos la legalidad que proporciona el estado de derecho en su monopolio del uso de la fuerza.
"Es cierto que se había ordenado 'aniquilar la subversión', pero como profesionales sabemos que el concepto de aniquilar se refiere a 'quebrar la capacidad de lucha del enemigo' y que el aniquilamiento puede ser 'físico', pero en la mayoría de los casos es 'moral'. La historia militar es abundante en ejemplos de lo que expreso. (...)
"El 'subversivo terrorista' no tiene responsabilidad institucional, en cambio el militar debe regirse por códigos que le son propios y aún por la ética sanmartiniana. La violación de los derechos es siempre espantosa, pero aún más cuando, explícita o tácitamente, es aceptada por el Estado.
"En una lucha o en una guerra, la figura del desaparecido es la excepción, nunca la norma; reconozcamos con humildad que faltó atreverse al juzgamiento legal del oponente y a la aplicación, de ser necesario, de las máximas condenas. Se optó por recurrir a macabros procedimientos que privaron a sus familiares de enterrar a sus muertos, contrariando con ello las normas elementales de cualquier religión."
Discurso del Teniente General Martín Balza en la conmemoración del aniversario de la Batalla de Chacabuco, en el periódico Tiempo Militar, Buenos Aires, 12 de Febrero de 1998.
134. "Haciendo historia militar, convengamos que la lucha contra la subversión se feudalizó el accionar. Esta descentralización dio lugar a operaciones sin el control necesario de quienes tenían la responsabilidad de la conducción en los niveles más altos: esta falta de supervisación posibilitó la impunidad de algunos muy pocos, que apartándose de las leyes, reglamentos militares y principios éticos elementales, cometieron actos repudiables y comprometieron la imagen institucional.". Discurso del Teniente General Martín Balza en la conmemoración del aniversario de la Batalla de Chacabuco, en el periódico Tiempo Militar, Buenos Aires, 12 de Febrero de 1998.
135. Discurso del Teniente General Martín Balza en la conmemoración del aniversario de la Batalla de Chacabuco, op. cit.
136. "El jefe del Ejército, él mismo ex combatiente de Malvinas y ex prisionero de guerra de los británicos, destacó el heroísmo de quienes enfrentaron a los ingleses 'en la turba malvinera', pero recordó que, al dolor de la derrota, se agregó 'un dolor mayor: el oscuro recibimiento a nuestros soldados, a esos combatientes a los que no se les permitió recibir el abrazo fraterno en el dolor compartido'". "Balza dijo que el Terrorismo debe ser combatido con la Ley", en Diario Clarín, Buenos Aires, 30 de Mayo de 1995.
137. En el propio Colegio Militar, en el discurso antecitado, "En lo que bien puede tomarse como la primera admisión pública que hace el Ejército, no ya de la derrota militar en las islas en 1982, sino de los errores que rodearon aquella operación, Balza dijo que se actuó sin estar preparados para esa guerra insular". "Balza dijo que el Terrorismo...", op. cit.
138. EJERCITO ARGENTINO. Memoria..., op. cit., Capítulo 3, La Modernización. Allí también se expresan las nuevas "pautas culturales" que deben informar los valores técnico-profesionales de esta mentalidad profesional: "respeto y subordinación a la Constitución y a las Leyes Nacionales; actitud de servicio hacia la comunidad, buscando la armoniosa inserción de la Fuerza en la sociedad argentina; vocación por la excelencia; nuevo estilo de mando, por objetivos compartidos; promoción de un mayor grado de responsabilidad, participación e iniciativa (...); asignación de cargos por idoneidad."
Este documento, disponible en Internet, puede consultarse para un mayor detalle del plan de modernización esbozado: http://200.10.112.216/doctrina/publicacond.html.
139. "Balza: de Malvinas a Menem", op. cit.
140. "Balza, contra una Ley...", op. cit.
141. Por ejemplo, en el discurso antecitado en ocasión del aniversario de la batalla de Chacabuco.
142. En marzo de 1994, apareció el cadáver de un conscripto en Neuquén, muerto a golpes por un subteniente y dos soldados. Si bien las actuaciones judiciales, al levantar ciertas sospechas en cuanto a su transparencia, no dejaron en claro el verdadero papel de la conducción del Ejército en la investigación, lo cierto es que la Fuerza produjo el cambio profesional más relevante de su historia, aceptando inmediatamente la decisión política de reemplazar el servicio obligatorio, e intentando brindar a la sociedad una actitud pública de repudio y castigo al hecho.
143. "Son ustedes quienes dijeron nunca más a la política dentro del Ejército". Discurso del Teniente General Martín Balza en la conmemoración del aniversario de la Batalla de Chacabuco, op. cit.
También, "El permanente apoyo del Ejército Argentino a las Instituciones de la República y a los poderes constitucionales pone de manifiesto su vocación democrática, recuperada y asumida como uno de los valores más significativos de la modernización". EJERCITO ARGENTINO. Memoria..., op. cit., Conclusiones.
144. "Este nuevo marco internacional impone a las Fuerzas Armadas nuevas exigencias, pero sin constituir con ello una rémora financiera, ya que las sociedades hoy priorizan mayores inversiones en desarrollo y bienestar antes que en defensa militar." BALZA, MARTIN A (Tte Grl). "Las Misiones de los Ejércitos", en Revista SER en el 2000, Buenos Aires, n° 1, Junio de 1992, pág. 86.
145. "Entre los países miembros del Mercosur no existen ni deberán existir hipótesis de conflicto, ya que todas las acciones tendientes a mantener las capacidades militares, deberán orientarse hacia una cooperación multilateral que salvaguarde la autonomía de cada uno de los Estados y al mismo tiempo sume esfuerzos a la defensa común de la región". BALZA, MARTIN A. (Tte Grl). "La Seguridad entre los Países del Mercosur", en Revista SER en el 2000, Buenos Aires, n°8, Octubre de 1995, pág. 26.