Título: Los escenarios institucionales de la Defensa Nacional en Nicaragua - Conclusiones
CONCLUSIONES
Como se ha visto la tarea de gerenciar la defensa es compleja, y como cualquier otra área de conducción del Estado requiere de un cuerpo conceptual y normativo que la guíe, y de un liderazgo que racionalice de acuerdo a las más sentidas necesidades nacionales y los pocos recursos disponibles su función de proveer el bien que se espera de ella como es garantizar la integridad y supervivencia de nación frente a cualquier amenaza externa, y de contribuir a la seguridad de sus habitantes.
En su planeación la defensa incumbe a una diversidad de instituciones y procesos que como vimos van mucho más allá de lo estrictamente militar; instituciones y procesos que en Nicaragua no han estado exentos de contradicciones pero que sin embargo han sentado las bases para que por primera vez en nuestra historia republicana se perciba una manifiesta tendencia a alcanzar un efectivo control civil sobre las fuerzas armadas.
Lo tratado en este documento puede llevar a concluir que amén de los bemoles que ha presentado el proceso de institucionalización del control civil sobre las fuerzas armadas, están las bases suficientes para asegurar una relativa preeminencia de la conducción civil en el área de la defensa. Lo pendiente aún es grande y en buena medida está referido a las capacidades técnicas y conceptuales de la esfera civil para gerenciar la defensa y hacer de ella la efectiva representación del interés nacional.
Lo desarrollado nos lleva a conclusiones en algunos aspectos que es prudente no dejar de tomar en cuenta y que son en definitiva esa especie de recetario que aderezado con imaginación, creatividad y voluntad política podría ayudar a fortalecer los esfuerzos de hacer de la defensa un área de la administración pública con una efectiva conducción civil.
- Por ejemplo, es importante no descuidar que la defensa nacional y el esfuerzo por hacer de ella una política pública, plantee los elementos doctrinarios e instrumentales de la defensa ajustados a la realidad de un sistema democrático que se circunscribe en un contexto regional de paz y distensión. Deberá en este sentido ser capaz de ubicar al poder militar en relación con los poderes democráticos y explicitar adecuadamente los objetivos nacionales para determinar el tipo de defensa y seguridad que queremos.
Debe además concebirse adecuadamente los alcances de la defensa y la seguridad estableciendo los niveles de acción para cada uno de estos conceptos y asignar específicamente las misiones que a cada institución corresponden en cada caso para resguardar los intereses vitales de la nación.
- La defensa nacional expresada como política debe considerar los avances logrados desde 1990, así como identificar las tareas pendientes y sus nuevos desafíos. Debe contener una adecuada apreciación de las actuales circunstancias económicas, políticas y sociales con el concurso de los civiles y los militares bajo el liderazgo del ejecutivo, y la amplia participación de otros poderes del Estado como la Asamblea Nacional para asegurar su legitimidad. Se trata en este sentido que sea una consecuencia natural y necesaria que se desprenda de un sistema de convivencia elaborado, asumido, compartido, ejecutado y equilibrado armoniosamente por los sectores más importantes y mayoritarios de nuestra sociedad.
- Una conclusión obvia que resulta de la historia de Nicaragua es que las fuerzas políticas mayoritarias nunca se han puesto de acuerdo en una agenda nacional compartida que pasa por definir los objetivos y la respectiva estrategia nacional para alcanzarlos. Las fuerzas políticas que llegan al poder siempre han tratado al adversario como el enemigo que hay que aniquilar. Esta ``cultura de violencia`` sigue vigente en cierta medida y hasta ahora ha impedido el consenso necesario para el acuerdo de dicha agenda. Por esto, muchos suponen que la principal amenaza para el alcance del bienestar y progreso de Nicaragua ha sido y parece, efectivamente, que sigue siendo, la incompetencia, la corrupción, la cultura de violencia política y la exclusión económica y social. Son estos escenarios de conflicto los que deberán ser en definitiva los primeros en resolverse.
- Además de los escenarios de conflicto señalados y no agotados en este documento deberán asumirse como desafíos, y con un visión de política de Estado en amplio concurso con las diversas fuerzas de la sociedad civil, temas relacionados con los problemas étnicos aún no resueltos, con la exclusión y marginación de la población de la Costa Atlántica y con las debilidades propias de nuestros procesos de desarrollo institucional, tanto estatales como de la sociedad civil.
- Debe procurarse también, a la mayor brevedad posible, desarrollar una adecuada competencia en los temas planteados; más puntualmente debe entenderse que el tema de la defensa y la seguridad no es un asunto de estricta competencia militar y que tiene mucho que ver con el tipo de desarrollo que se busca para el país. Los legisladores, el ejecutivo con los ministerios, cada cual en su respectiva competencia, las organizaciones de la sociedad civil interesadas en la temática y los centros de enseñanza superior deben desarrollar esta competencia.
- Un esfuerzo importante es el establecimiento en el país de un concepto de defensa nacional adecuado a nuestros intereses, muy aparte de que la literatura en temas estratégicos tenga algunas definiciones básicas. Así la defensa podrá adscribirse a un concepto que se asocie a realidades concretas de la sociedad nicaragüense, al rol de sus fuerzas amadas y a la consolidación democrática después de una historia de dictaduras y regímenes autoritarios.
- Como política pública, la defensa deberá sustentarse sobre valores y preceptos fundamentales. Debe ser concebida como política de Estado, ser suprapartidaria, es decir, que vaya más allá de la visión particular de lo que cada partido desearía como defensa, tiene que ser realista e insistimos, sobre todo representar los intereses nacionales.
- Un desafío particular radica en la necesidad de configurar una comunidad de defensa que enriquezca el debate sobre la defensa, máxime cuando este tema es de poco interés para los políticos que no participan en la discusión de los aspectos que tienen que ver con la defensa nacional. Aunque en nuestro país es débil aún la tangibilidad de esta idea, organizaciones como el Centro de Estudios Estratégicos de Nicaragua de alguna manera ha aglutinado e institucionalizado los esfuerzos para garantizar los "inputs" y "outputs" necesarios para establecer esta comunidad que hace sostenible, dentro de las limitaciones propias de un contexto pobre para la discusión de estos temas, el debate y el flujo informativo en materia de defensa y seguridad nacional.
- En este esquema es importante el papel que puede jugar el poder legislativo para el control y el equilibrio de poderes y, desde luego, por sus aportes como representantes de las fuerzas políticas y de una clientela electoral. De allí la necesidad de institucionalizar más la participación de éstos en la discusión de los aspectos referidos a la defensa y la seguridad nacional.
- Por último pero no menos importante es reiterar la definición de los intereses nacionales como factores de decisión que se relacionan en definitiva con la elaboración de políticas públicas, y específicamente en el tema que nos corresponde ayuda a establecer la normativa o el marco jurídico que regula las fuerzas armadas y su relación con el entorno institucional del país. Esto allana el camino para la definición de políticas en materia de defensa a mediano y largo plazo que permite por ejemplo racionalizar los recursos militares e insertar más integralmente a las fuerzas armadas en el desarrollo del país.
De la discusión académica y la literatura sobre la defensa nacional finalizamos extrayendo la síntesis de los siguientes aspectos que puntualizan la integralidad del debate:
- Establecer la política de defensa necesita de la plena identificación de los intereses nacionales fundamentales del país.
- La indefinición de los intereses nacionales permite que los intereses del entorno vecinal o regional se filtren como los intereses nacionales.
- Es necesario visualizar los elementos de conflicto y jerarquizarlos para armar la política de defensa.
- La política de defensa exige que haya una institucionalidad que la soporte. Una política de defensa no sólo consiste en declaraciones o discursos, requiere de una institucionalidad para que se puedan establecer niveles de decisión que por ejemplo fortalezcan el vínculo entre las fuerzas armadas y el ejecutivo en este caso a través del Ministerio de Defensa, y consoliden la preeminencia civil en la toma de decisiones.
- Es fundamental explicitar la defensa, hacerla pública. Decir lo que se quiere en términos de defensa. Esto produce legitimidad en términos de aceptación. Entonces la legitimidad no solo tiene una vertiente jurídica sino que se presenta como un asunto de confianza y representación social.
- La democracia es el mejor instrumento para el resguardo de la defensa y de los intereses nacionales. La paz y la estabilidad de la nación descansan en la gobernabilidad de su sistema político.
- La política de defensa es una política de Estado y la política militar corresponde al lugar, tiempo y modo como se insertan las fuerzas armadas dentro de la política de defensa.
- La legitimación política, económica y social de la defensa obliga a establecer niveles de coordinación entre los objetivos de la política exterior y los objetivos económicos del país.
- La comunidad de defensa es fundamental para establecer una visión de lo que se quiere en materia política de defensa nacional para el país.
- La defensa nacional debe ser concebida como una política de Estado, en consecuencia deberá trascender la temporalidad de los Gobiernos.
- Es permanente pero no es inmóvil.
- Debe establecer los principios constitucionales que debe sustentar.
- Debe generar procedimientos participativos que permitan revisarla y actualizarla.
- La política de defensa debe ser armónica y coherente con el desarrollo global del país.
- No debe ser sobredimensionada, debe tener su espacio justo dentro del Estado.
- Debe ser realista en términos de los intereses nacionales, sus limitaciones materiales, sus relaciones vecinales y del rol que le compete al país en la comunidad internacional.