Título: Memoria del Ejército Argentino, 1992-1999 - Mensaje del Jefe del Estado Mayor General del Ejército
MENSAJE DEL JEFE DEL ESTADO MAYOR GENERAL DEL EJÉRCITO
La década del noventa constituye un período de profundos cambios en la vida del Ejército que, a diferencia de otras etapas de su historia, representa una reformulación integral de la profesión militar y un verdadero cambio de pautas culturales, llevados a cabo a fin de adecuar la Institución a las necesidades propias de la Defensa Nacional en los umbrales del siglo XXI.
En estos años, los cambios implementados por la Fuerza demandaron el esfuerzo tenaz y abnegado de todos sus integrantes quienes, en un marco de restricciones presupuestarias, lejos de abatirse, tuvieron la iniciativa, creatividad y voluntad necesarias para impulsar una transformación que hoy nos llena de orgullo y que ya le han redituado a la Fuerza y al país grandes beneficios.
Soy consciente de que, por la variedad y complejidad de los aspectos que conforman el proceso de modernización en que se halla inmerso el Ejército, resulta difícil, aun para los mismos integrantes de la Fuerza, conocer con profundidad la magnitud de lo realizado. Por tal razón, he dispuesto la elaboración de esta "MEMORIA DEL EJERCITO ARGENTINO 1992- 1999. UN EJERCITO HACIA EL SIGLO XXI", que tiene por finalidad proporcionar al personal militar y a la sociedad en general, información detallada de las acciones desarrolladas por la Institución en estos años.
Si la historia es pasado esclarecido, la memoria representa uno de los atributos fundamentales de la conciencia de una Institución, y la experiencia, una de las formas básicas de conocimiento que aplica el ser humano. Memoria y experiencia nos permiten reconocer errores y aciertos, como también evaluar la dimensión del esfuerzo realizado y transmitir las enseñanzas a las generaciones venideras.
Nos encontramos a escasos meses del año 2.000, fecha impresa en el imaginario colectivo del mundo cristiano como el ingreso a una nueva era, la que para muchos ya ha dado comienzo. En efecto, si estudiamos y analizamos el entorno actual, ya se constata la presencia de las principales tendencias que caracterizarán las primeras décadas del próximo siglo.
Vivimos, por lo tanto, un tiempo de balance y de reflexión que nos obliga a poner distancia respecto de los hechos coyunturales que nos ocupan diariamente, para poder focalizar el proceso en los aspectos cardinales de su devenir: dónde estábamos ubicados entonces y dónde lo estamos hoy; cuánto hemos avanzado y cuánto nos queda por realizar.
"Memoria del Ejército Argentino 1992-1999" permite reconstruir, paso a paso, el camino recorrido en la totalidad de los ámbitos del accionar de la Institución. Un camino que se inicia cuando el Ejército comienza a superar un largo período de crisis, cuyo origen debe rastrearse en las décadas durante las cuales la Fuerza intervino directamente en la política, como también debe buscarse en la derrota de Malvinas, y en los enfrentamientos internos que comprometieron la cohesión interna y el espíritu de cuerpo de sus miembros, todo lo cual produjo grave daño, inclusive en la eficiencia profesional.
En el discurso pronunciado el 04 de noviembre de 1991, cuando asumí el mando del Ejército, sostuve: "Muchas medidas a adoptar podrán no ser perfectas, pero siempre deberá preferirse la acción a las parálisis decisorias que son definitivamente perjudiciales". Era necesario enfrentar la situación, vencer la inercia que nos agobiaba y avanzar en pos de los cambios ineludibles que se debían realizar. Ello implicaba, fundamentalmente,dar marcha a proyectos y planes que estaban suficientemente estudiados pero no iniciados. El desafío era poner la voluntad al servicio de las ideas. Allí acuñamos: "BASTA DE PARALISIS POR ANALISIS".
En ese mismo mes de noviembre, en ocasión de celebrarse en Washington la XIX Conferencia de Comandantes de Ejércitos Americanos, la Fuerza planteó que, dado el nuevo escenario mundial que se estaba conformando tras el fin de la Guerra Fría, las instituciones militares estarían llamadas a desempeñar nuevos roles, los cuales se sumarían a los tradicionales. Poco tiempo después, el Ejército redefinía su misión, incorporando los roles secundarios a su función principal, e impulsaba con entusiasmo un proceso de modernización integral como respuesta a los nuevos desafíos.
Por lo expuesto, podemos afirmar, entonces, que este proceso de transformación resultó, en esencia, un cambio cultural, un cambio de mentalidad operado en los integrantes del Ejército, que permitió llevar adelante, con esfuerzo y sacrificio, una de las reformas más importantes realizadas en la historia de la Institución.
Las Misiones de Paz, el Servicio Militar Voluntario, la incorporación plena y masiva de la mujer, la sobresaliente aptitud física, la racionalización orgánica y de despliegue territorial, las nuevas tecnologías aplicadas a la profesión militar, la administración programada y racional de los recursos financieros y, fundamentalmente, los cambios operados en el sistema educativo, hablan a las claras de la profundidad y del alcance del proceso de modernización encarado exitosamente por el Ejército.
Todas las acciones realizadas se encuentran expuestas detalladamente en este documento, testimonio que refleja el trabajo desarrollado por los integrantes del Ejército en estos años. Un trabajo fecundo que ya ha rendido sus frutos en bien de la Institución y del País.
Este es el Ejército que hemos construido. Una Fuerza disciplinada y cohesionada, plenamente respetuosa del estado de derecho, reconocida y distinguida en el exterior, en las Naciones Unidas y en los Organismos Internacionales. Un Ejército profesional que trabaja por la reconciliación de todos los argentinos para no transferir a las generaciones venideras las cargas del pasado. Una Institución abierta vocacionalmente a la comunidad a la cual defiende, sirve y apoya.
Cualquier integrante de la Fuerza debe admirarse de los profundos cambios experimentados en su perfil profesional y en la vida en los cuarteles. Pero también la sociedad argentina es consciente de esta voluntad de cambio, de sus sucesivas concreciones, y de las convicciones que hoy animan a su Ejército.
Hoy, el Ejército en pleno está de pie y operativo, ha participado en misiones de paz y ha elevado su nivel técnico - profesional. Hoy, los cuarteles funcionan, los comparten hombres y mujeres, y los alojamientos están acordes con la dignidad de las personas. En este fin de siglo, los soldados estudian para dominar otro idioma, ayudan a los necesitados, respetan a sus conciudadanos y encarnan en sus acciones los valores sanmartinianos que marcaron a fuego la Institución desde sus orígenes.
¿Quién podría cuestionar el mérito de lo que ustedes han logrado en estos años? ¿Quién podría negar que este Ejército es mejor que aquél de los enfrentamientos internos, afectado en su cohesión y espíritu de cuerpo?
Debemos continuar por este camino, mirando siempre hacia el futuro, pensando y diseñando el Ejército del mañana.
Teniente General Martín Antonio Balza
Jefe del Estado Mayor General del Ejército