Título: Memoria del Ejército Argentino, 1992-1999 - Conclusiones
CONCLUSIONES
La síntesis realizada acerca de los objetivos, políticas y acciones concretadas por el Ejército durante el período 1992 - 1999, permite inferir que la Fuerza, con una profunda vocación de cambio y siempre en busca de la excelencia y la eficiencia, ha superado las expectativas más optimistas de muchos expertos en el área de la Defensa Nacional, a la vez que ha colmado de satisfacción y orgullo profesionales a todos sus integrantes.
Producto del profesionalismo y de la vocación de servicio por la paz, puestos de manifiesto por los hombres y mujeres de la Institución -quienes cumplieron misiones en Organizaciones Militares en el marco de las Naciones Unidas, de la Organización de Estados Americanos y también en otros ámbitos- nuestro país y su Ejército alcanzaron con creces el reconocimiento internacional, y sus acciones contribuyeron a exaltar el elevado prestigio de lo que, definitivamente, constituye un soporte fundamental de la política exterior argentina.
También en el propio país, la Fuerza ha recibido cálidas demostraciones de reconocimiento social, y ha avanzado sin pausas hacia un horizonte superador de lamentables desencuentros del pasado.
La sociedad argentina ha consensuado las funciones del Ejército frente a los desafíos que presenta el nuevo milenio, y también valora lo prioritario de su accionar para hacer frente a las amenazas que se debaten en el contexto de este -paradójicamente denominado- "nuevo orden mundial".
El permanente apoyo del Ejército Argentino a las Instituciones de la República y a los poderes constitucionales, pone de manifiesto su vocación democrática, recuperada y asumida como uno de los valores más significativos de la modernización.
En las relaciones con la comunidad se han superado las barreras de aislamiento que existían. En consecuencia, civiles y militares participan juntos, en profunda comunión, en torno a la voluntad política de progreso en paz y bienestar. Ello se ha logrado a través de la comprensión mutua, como consecuencia de una relación libre de preconceptos, con la Institución abierta a la crítica y permeable a todas las expresiones de la sociedad.
Por otra parte, cabe destacar que lo realizado en materia de reestructuración no habría sido factible, sin la participación activa, inteligente y desprovista de egoísmos personales y sectoriales, de todos los hombres y mujeres de la Fuerza.
Como siempre, la responsabilidad y el accionar de los Comandantes y de los Jefes de Unidad han sido determinantes para el logro de los objetivos impuestos por el Jefe del Estado Mayor General del Ejército. Indudablemente, sin su entrega y profesionalismo, la implementación de las Políticas Institucionales hubiera sido imposible de ser llevada a cabo.
Los Comandantes y Jefes de Unidad han interpretado cabalmente la necesidad de ejercer el comando basándose en el ejemplo personal, procediendo al dinamismo y enfrentando con coraje y frontalmente las dificultades que a diario se les presentan. Por ello, cada día cobra mayor relevancia y vigencia el lema que la Fuerza se ha impuesto en materia de liderazgo: "La mejor voz de mando es el ejemplo personal. Las palabras convencen. Los ejemplos arrastran".
Nada de lo expuesto hubiera sido factible sin la comprensión y ayuda de la familia militar, del personal en situación de retiro -que continúa colaborando con el entusiasmo de siempre- y de nuestros Veteranos de Guerra, que han mantenido vivo su fervor patriótico a lo largo del tiempo.
En estos últimos años, el trabajo ha sido extremadamente importante, fructífero e intenso. Sin duda, quedan aspectos por concretar, otros por consolidar, y con seguridad, también aparecerán nuevos desafíos que deberán vencerse. En muchos casos, ello estará en función de las posibilidades presupuestarias que la Fuerza disponga en los próximos años, y del entusiasmo y perseverancia de los integrantes del Ejército.
Aspectos referidos a la reestructuración, al perfeccionamiento del Sistema Educativo, a los Planes de Equipamiento e Interoperatividad en el marco de la Acción Militar Conjunta y Combinada, constituyen temas para continuar estudiando y evaluando en el mediano y largo plazo. Las condiciones de hoy podrán cambiar velozmente. No deben temerse esas modificaciones. Por el contrario, hay que prepararse para gobernar las situaciones que seguramente se presentarán.
Durante todo el año 1998, se han desarrollado los estudios necesarios para la profundización del modelo de reestructuración, llegándose así a definir los alcances de la Segunda Fase de este verdadero proceso de reingeniería. Los avances medulares producidos en los últimos años son hoy hechos concretos. Y lo verdaderamente ponderable es que se continúa avanzando por un camino que no admite retroceso.
Los éxitos alcanzados en estos años -mérito de los hombres y mujeres del Ejército- comprometen a toda la Fuerza en el logro de un futuro mejor y auguran la sólida esperanza de lograrlo.