Título: Libro de la Defensa Nacional de Chile - Prólogo de la Ministra de
Defensa Nacional
PRÓLOGO DE LA MINISTRA DE DEFENSA NACIONAL
La publicación de un Libro de la Defensa Nacional a cinco años de haber
aparecido por primera vez en Chile un texto de similares características
responde, en primer lugar, al cumplimiento de un compromiso adquirido
entonces por el Estado de Chile. Tras ese compromiso formal se encuentra
la voluntad política del Gobierno de evaluar el ambiente internacional
para hacerse cargo de las continuidades y cambios que se hayan
producido, recoger los compromisos internacionales que en materia de
Defensa haya adquirido el país en ese lapso y examinar contenidos conforme
a todo ello.
Refleja también la voluntad del Gobierno de dar transparencia a las materias
de Defensa, de manera que tanto la ciudadanía chilena como la
comunidad de naciones puedan evaluar los actos del Estado de Chile en
este ámbito según las intenciones, los objetivos y las capacidades que públicamente
declaramos.
Respecto de nuestra sociedad, el texto procura ofrecer una oportunidad de
mayor conocimiento y compenetración de los chilenos y chilenas con las
tareas de la Defensa. Persigue demostrar que los temas de este sector no
son ajenos a la vida diaria de todos nosotros y pretende ser un vehículo
más por medio del cual la ciudadanía otorgue su respaldo a la Política de
Defensa Nacional y a los hombres y mujeres encuadrados en las distintas
instituciones del sector que la ejecutan. Para estos chilenos en específico,
civiles y militares, el Libro constituye una herramienta de trabajo y
un instrumento de orientación general para las actividades que tienen
que desempeñar.
Junto a estos objetivos, el Libro expresa el compromiso de transparencia
de Chile hacia la comunidad internacional. La expresión de intenciones,
objetivos y capacidades ante los demás países contribuye a generar confianza
en su seno y abrir nuevas posibilidades de cooperación estratégica.
La publicación de un Libro de la Defensa ofrece también a la comunidad
de naciones la posibilidad de exigir el cumplimiento de las intenciones
declaradas y observar el nivel de las capacidades expuestas; es decir,
tiene a su disposición una herramienta para medir la responsabilidad
con que un Estado actúa en la escena mundial y constatar el cumplimiento
de sus compromisos internacionales.
Este nuevo Libro de la Defensa Nacional expresa, asimismo, la voluntad
del Gobierno por mantener activo el amplio espacio de diálogo y trabajo
entre representantes del Estado, incluidas las Fuerzas Armadas, y actores
académicos, políticos y económicos relacionados o relevantes para la
Defensa. El proceso de elaboración de este texto significó una reflexión
colectiva de todos ellos sobre distintos aspectos de nuestra Defensa.
Se trató, en definitiva, de un ejercicio integrador de perspectivas legítimamente
distintas: las propiamente militares (en sus dimensiones terrestre,
naval, aérea y conjunta) y las vertientes académicas, políticas y técnicas
de otros sectores del Estado y de la sociedad. Y todas ellas enmarcadas
en las orientaciones políticas que el Presidente de la República, dentro del
ordenamiento que rige conforme a la Constitución, impartió para el sector
Defensa.
Un esfuerzo de esta magnitud es imprescindible desde el punto de vista
de la contribución ciudadana a la formulación de una política pública,
pero también para la renovación de las ideas, los conceptos y los enfoques.
Esta labor requirió luego de un esfuerzo de sistematización del debate
y la documentación producida y, finalmente, de redacción de sucesivos
borradores hasta lograr el texto final que usted, estimado lector, tiene
en sus manos.
En síntesis, transparencia, confiabilidad y participación son, a mi juicio,
tres importantes motivaciones que, más allá de un compromiso formal,
impulsaron al Gobierno a realizar el esfuerzo de elaboración de una nueva
versión del Libro de la Defensa Nacional.
El Libro de la Defensa Nacional 2002
Por su carácter fundacional, el texto de 1997 se orientó primordialmente
a una explicitación de tipo más bien doctrinario de la Defensa Nacional
y a la fijación de conceptos básicos, en un lenguaje común, sobre los que
se estructuró gran parte del debate que durante los pasados cinco años
hubo en Chile. En este nuevo Libro hemos querido incorporar una dimensión
más programática de la Defensa. Si bien se mantienen en lo
esencial los aspectos doctrinarios, con el nuevo texto creemos haber logrado
un producto más sistemático, claro y completo; en este sentido, es
un Libro con los rasgos propios de una política pública. En sus líneas
gruesas, este Libro de la Defensa Nacional expone la Política de Defensa
de Chile.
Complementariamente, este Libro adopta una perspectiva dinámica para
abordar los distintos aspectos de la Defensa. Allí donde se abordaban
conceptos desde el punto de vista de su inserción en una teoría, ahora se
los trata en el marco de un análisis; allí donde se describían estáticamente
los elementos de una estructura, ahora se los aborda dinámicamente
en la relación que ellos tienen en esa estructura. Hay, por lo tanto, un
énfasis en la descripción de procesos más que en la explicación de paradigmas
y organigramas.
Este Libro pretende también emplear un lenguaje actualizado en los análisis
que incorpora y en las referencias a conceptos que hace. Creemos
que al actualizar formas expresivas para referirse a temas de la Defensa
que pudieran parecer ligadas a marcos conceptuales superados, se les da
un tratamiento más moderno, coincidente con el que se emplea en círculos
internacionales y en otros sectores del propio Estado chileno.
Desde el punto de vista de sus contenidos, el nuevo Libro aborda los
cambios que se advierten en el escenario internacional, y a los que nuestra
Política de Defensa debe responder. Se renuevan los compromisos internacionales
de Chile en materias de seguridad y expone sus avances en
estas materias. Particularmente, en lo que se refiere a la participación en
Operaciones de Paz, donde se da cuenta de la evolución que han experimentado
las definiciones al respecto del Estado chileno en estos cinco
años; a las obligaciones de desminado contraídas con la firma y ratificación
de la Convención de Ottawa, y a la estandarización con terceros
países del método para medir los gastos en Defensa. Igualmente, el Libro
2002 alude a los procesos de modernización de las Fuerzas Armadas, del
Servicio Militar Obligatorio, la del propio Ministerio de Defensa y de las
instituciones de gestión económica y asignación de recursos para la Defensa.
Asimismo, aborda materias que son de actual aplicación o desarrollo
en el ambiente de Defensa de los países más avanzados en esta
área, como es el caso del empleo conjunto de los medios militares y su
respectiva doctrina.
Contrariamente a la imagen convencional que existe en sectores de la sociedad,
la Defensa es un campo de actividad pública dinámico y fluido.
Junto a elementos de continuidad, hay también componentes de cambio.
Varios de las temas incorporados al texto tienen dimensiones que están
modificándose en el momento en que este Libro ve la luz pública, así como
existen asuntos aún pendientes de elaboración o reflexión. Es propósito
del Ministerio de Defensa, en la medida que estos temas vayan madurando
en el debate nacional e internacional, actualizar el Libro con la
publicación de anexos específicos al mismo o documentos monográficos
independientes.
La Agenda de la Defensa
Por cierto, esta versión del Libro es un nuevo paso en el cumplimiento de
la Agenda de Defensa del Gobierno. Ésta se ha configurado en torno a
tres grandes áreas interdependientes entre sí: la actualización de los contenidos
en que se ha plasmado la Defensa Nacional, la modernización
del sector de la Defensa y el desarrollo de la inserción internacional de la
Defensa.
Parte de la primera de estas áreas es, precisamente, el texto que ahora
presento a mis conciudadanos y a la comunidad internacional. Desde
que Chile publicara su Libro de 1997, el debate sobre la generación de
políticas de Defensa en el marco de regímenes democráticos y su expresión
manifiesta en Libros de la Defensa se ha expandido notoriamente
en el continente. Varios países ya han publicado documentos de esta naturaleza,
mientras que otros están en vías de hacerlo y se encuentran en
etapas diversas de avance. Asimismo, el tema ha sido incorporado en la
agenda de la Comisión de Seguridad Hemisférica de la Organización de
Estados Americanos (OEA), constituyéndose ésta en un impulsor constante
de esta iniciativa. Es mi esperanza que esta nueva versión del Libro
chileno sea un aliento al esfuerzo de la región por continuar consolidando
tales procesos, que tienen en este tipo de documentos una medida
concreta de confianza en cuya promoción todos los países americanos están
empeñados.
El segundo desafío es continuar los procesos de modernización del conjunto
de las instituciones que componen el sector de la Defensa Nacional,
ya aludidas en este Libro, incluida la institucionalización de los avances
producidos en la relación civil-militar como parte del esfuerzo de modernización
general del Estado chileno.
Finalmente, nuestra Agenda contempla un fuerte impulso a la cooperación
internacional en materias de seguridad y Defensa, según los objetivos
de la Política Exterior del país. Estamos ante problemas de seguridad
crecientemente globales —y por lo tanto comunes—, pero también de respuestas
diferenciadas que es necesario hacer confluir en el propósito
compartido de cooperar al mantenimiento de las condiciones internacionales
de paz y seguridad, de modo de trabajar por el bienestar de los
pueblos, incluido el nuestro.
Lo anterior tiene, en el compromiso de apoyar las
acciones de la Organización de Naciones Unidas y,
específicamente, en la participación en Operaciones
de Paz que se realizan bajo su mandato,
una de sus principales manifestaciones. Chile
adhiere decididamente a este particular compromiso,
para lo cual ha ido ampliando en forma
paulatina su colaboración con la ONU en
esta materia. Por idéntica razón, hemos avanzado
en dar relevancia a la dimensión humanitaria
de los asuntos de la seguridad internacional,
dando cumplimiento a los compromisos adquiridos
con la Convención de Ottawa sobre Prohibición de las Minas Antipersonal
en los plazos y formas que ella establece.
Respecto a la situación continental, Chile reconoce el surgimiento en la
región de una arquitectura flexible de seguridad, conformada por antiguas
instituciones de seguridad colectiva y nuevos regímenes cooperativos.
Esta nueva arquitectura ha permitido dotar a la región americana
de un nivel creciente de estabilidad y gobernabilidad en el ámbito de la
seguridad y de la Defensa, para encarar tanto amenazas tradicionales
como también las que han emergido con el proceso de globalización.
Al fomento de las medidas de confianza mutua y el desarrollo de ejercicios
y acciones combinadas con fuerzas armadas de la región, se suma
el impulso a la adopción, por parte de terceros países del continente, de
la Metodología Estandarizada Común para Medir los Gastos en Defensa
que de pleno acuerdo con Argentina establecimos el año 2001. En este
sentido, en nuestro nuevo Libro de la Defensa Naional es posible constatar
la consolidación alcanzada, durante los cinco años que cubre el texto,
por el proceso de asociación estratégica que hemos impulsado con Argentina,
así como la profundización de la cooperación con Perú sobre la base
del desarrollo de la confianza y de la transparencia mutuas.
Al concluir, deseo agradecer a las autoridades políticas del sector defensa
durante el período en que el Libro de la Defensa Nacional 2002 se elaboró.
En especial, a mi antecesor, el Ministro Mario Fernández Baeza,
quien inició el proyecto y lo condujo en las primeras fases de su ejecución.
Durante toda esta etapa, que ha culminado con la aparición pública
del presente texto, tanto él como yo fuimos apoyados eficazmente por
los Subsecretarios del Ministerio de Defensa Nacional. En particular,
menciono al Subsecretario de Guerra, Gabriel Gaspar Tapia, a quien correspondió
presidir los trabajos de elaboración del Libro. Asimismo,
agradezco a las autoridades militares, en especial a los Jefes y Subjefes
que el Estado Mayor de la Defensa Nacional tuvo en el período indicado,
por el destacado papel que desempeñaron en esta iniciativa. Finalizo
agradeciendo y felicitando a los equipos que trabajaron en la formulación
y ejecución de este proyecto ministerial, y en la redacción, diseño y
edición del texto final.