Título: Libro de la Defensa Nacional de Chile - Parte III: Política de Defensa
4. SECTOR DEFENSA Y POLÍTICAS NACIONALES
Siendo parte del sector de la Defensa, las Fuerzas Armadas contribuyen a las
actividades de desarrollo que se realizan en el orden territorial —como el apoyo a
iniciativas relacionadas con zonas fronterizas y zonas aisladas— y cooperan con la
industria nacional y el progreso cultural, científico y tecnológico del país, tareas que
han cumplido desde el inicio de nuestra vida republicana.
1. POLÍTICAS DE ORDEN TERRITORIAL
El concepto de soberanía supone la existencia de un territorio circunscrito por
límites físicos o geoespaciales, y la capacidad de imponer la jurisdicción exclusiva
del Estado sobre el mismo. Esta idea de exclusividad permite orientar la
gestión administrativa del gobierno conforme sus políticas y objetivos, teniendo
el sector defensa un papel importante en las políticas apuntadas a desarrollar
aquellas zonas del territorio que por sus características y ubicación necesitan de
un respaldo especial del Estado.
1.1. Política de Desarrollo de Zonas Fronterizas
Desde la perspectiva de la Defensa, las zonas de frontera son especialmente relevantes
porque en ellas convergen aspectos históricos y una referencia tangible
para estimar posibles riesgos y amenazas. De aquí que los procesos integradores,
que normalmente se inician en torno a objetivos delimitados y de carácter
funcional, pueden variar a grados más profundos de interrelación económica,
e incluso política, en la medida en que los estados que concurren a la integración
aceptan sus respectivas identidades nacionales y se reconocen mutuamente
el territorio donde cada uno ejerce soberanía.
Chile ha definido su zona fronteriza considerando características especiales de
su territorio adyacente al límite internacional y áreas donde se aplican tratados
internacionales de efectos permanentes, sujetándola a una legislación específica
que contempla la coordinación efectiva entre la Dirección Nacional de Fronteras
y Límites del Estado, del Ministerio de Relaciones Exteriores, y el Ministerio
de Defensa Nacional. Mecanismos especiales para la adopción de decisiones
operan en este ámbito y encauzan la acción del Estado en materia de
bienes inmuebles fiscales, recursos hídricos, recursos naturales, expediciones
científicas y de andinismo, y aplicación de disposiciones legales para zonas extremas.
Esta preocupación se refleja en la importancia que se atribuye a las iniciativas
de integración física con los países vecinos de directo impacto en el
desarrollo de la zona fronteriza.
Cabe subrayar que las iniciativas que cada Estado desee impulsar respecto de
sus zonas de frontera pueden ser de carácter unilateral, bilateral o multilateral.
Chile ha adoptado iniciativas de carácter unilateral, que responden a decisiones
del Estado en función del desarrollo de un área del territorio nacional sin que
medie participación de otro Estado.
Complementariamente, Chile ha concurrido junto con Argentina en el impulso
de iniciativas conjuntas para favorecer el desarrollo de algunas partes de la extensa
frontera que comparten. La solución de los diferendos limítrofes que aún
estaban pendientes entre ambos países durante la última década del siglo XX no
sólo contribuyó a llevar las relaciones bilaterales al que quizás pueda ser calificado
como su mejor nivel histórico, sino que permitió el impulso de iniciativas
conjuntas de gran relevancia para ambos países.
Finalmente, hay iniciativas de carácter multilateral, entre las que el ejemplo
más llamativo es el de la Unión Europea. La experiencia de la Comunidad Económica
Europea, predecesora de la actual Unión Europea, muestra que la aceptación
de las identidades nacionales, incluido el ejercicio soberano sobre un territorio
definido y reconocido, respecto del cual no se alientan reclamaciones, y
en consecuencia la superación de litigios territoriales y fronterizos es una condición
imprescindible si se desea una integración progresivamente más profunda.
a) Iniciativa Unilateral: Rutas Marítimo-Turísticas Australes
Como parte de la política del Gobierno, y después de un análisis global con
participación de la Armada de Chile, se decidió abrir tres nuevas rutas de navegación
en el área del canal Beagle - Cabo de Hornos. Lo anterior tiene como
objetivo incentivar de manera efectiva la explotación turística de las zonas
involucradas con el consiguiente desarrollo para los habitantes de la XII
Región.
Esta apertura originó la necesidad de contar con cartografía actualizada y
moderna de la zona, así como con las correspondientes ayudas a la navegación
—de avanzada tecnología— necesarias para proteger eficazmente la vida
humana en el mar y navegar con seguridad por los canales y fiordos de
la zona mencionada (Ver Gráfico 7).
b) Iniciativa Bilateral: Tratado Minero entre Chile y Argentina
Este Tratado abre la frontera para inversiones en proyectos mineros originadas
en el país vecino, y propende a un trabajo internacional coordinado
en materia de promoción de la minería, del uso del cobre y en la defensa
frente al proteccionismo comercial. Se trata de un instrumento consistente
con la ampliación de los acuerdos de demarcación limítrofe y la profundización
de los convenios de integración física. Entre éstos, los relacionados
con la apertura y cierre de pasos fronterizos y el cronograma de inversiones
para una infraestructura de conexión en pasos priorizados.
El Tratado determina un ámbito de aplicación mediante una demarcación
con coordenadas. Esta área no se extiende a todo el territorio nacional y no
comprende los espacios marítimos, territorios insulares o el borde costero
como sea que estuvieren definidos por cada país. La traza limítrofe será preservada
y cuando la naturaleza de los trabajos lo requiera, los Ministerios de
Relaciones Exteriores, a través de la Comisión Mixta de Límites, serán competentes
para conocer cualquiera consulta o requerimiento relativo a la determinación
precisa de dicha traza que realicen las Partes, para efectos de
aplicar el Tratado.
El ámbito de aplicación no implica una derogación de la legislación chilena
minera, o un área extraterritorial o que se pueda generar una suerte de supranacionalidad de parte de la Comisión Administradora. Tampoco se identifica
con el concepto que la Constitución chilena establece sobre las zonas
que por ley se declararen de importancia para la seguridad nacional (Art. 19,
Nº 24, inc.10º). Este ámbito es un referente esencial para las competencias
de la Comisión Administradora del Tratado e incide en la posibilidad de situar
en dicho espacio un área de operaciones e instalaciones vinculadas a
concesiones y plantas localizadas en el territorio de la otra Parte.
Otro tema de interés es el de la constitución de derechos de agua y la posibilidad
de garantizar que un proyecto minero pueda acceder a dichos recursos
naturales en el territorio de la otra Parte en el ámbito de aplicación del
Tratado. Podrá permitirse el uso de recursos hídricos situados en el territorio
de las Partes, conforme a la legislación interna de cada país, en lo que
corresponda, aunque no se trate de recursos hídricos compartidos. Esta es
una relación innovadora y que abre nuevos caminos a la facilitación fronteriza
y el movimiento de bienes a través de la frontera, particularmente a
partir de la posibilidad de constituir derechos sobre aguas situadas en otro
Estado.
El Tratado contempla una variada gama de instrumentos y mecanismos de
solución de controversias según el objeto o materia controvertida, y las partes
involucradas (Ver Recuadro 14).
RECUADRO 14
TRATADO DE INTEGRACIÓN Y COMPLEMENTACIÓN MINERA
ENTRE CHILE Y ARGENTINA
Este Tratado tuvo su origen en el Acuerdo firmado por los Presidentes de Chile y
Argentina el 29 de diciembre de 1997, así como en el Protocolo y el Acuerdo Complementario
suscritos el 20 y el 31 de agosto de 1999, respectivamente. El 29 de
agosto de 2000, el Senado chileno aprobó el Tratado de Integración y Complementación
Minera entre ambos países y el 20 de diciembre de ese mismo año ambos
Presidentes firmaron los documentos de ratificación.
Para la gestión del Tratado Minero se cuenta con una Comisión Administradora
(Art. 18), la cual se define como un órgano que no tiene naturaleza supranacional.
La integran representantes de los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Minería
de Chile y Argentina (Art. 18 TM), y puede convocar a representantes de organismos
públicos competentes cuando lo estime conveniente.
[volver]
1.2. Política de Desarrollo de Zonas Aisladas
La baja densidad poblacional que caracteriza a ciertas regiones de Chile constituye
un factor de vulnerabilidad importante. A esta característica se añade el hecho
de que tales zonas presentan condiciones que les han impuesto un desarrollo
relativamente más lento, en comparación con otras áreas del país, aunque
su potencial económico sea considerable en virtud de sus riquezas naturales.
Al contrario de la proyección del crecimiento de la población de Chile, que es
más bien moderada, las previsiones sobre el ritmo de su crecimiento económico
son significativas. Como consecuencia de la combinación de ambos factores,
Chile se convierte en un destino atractivo tanto para la inversión extranjera como,
eventualmente, para la población de países con menor desarrollo o con altas
densidades poblacionales y falta de espacio físico. Una parte significativa de
dichos flujos de inversión y de migración puede canalizarse, crecientemente, hacia
nuestras zonas extremas, situación que constituye un desafío al que no es
ajena la Defensa Nacional.
El Estado chileno se ha preocupado de implementar medidas tendientes a favorecer
las zonas aisladas, de modo de incentivar su desarrollo, poblamiento y plena
integración con el resto del país. Lo anterior se ha traducido en planes de desarrollo
para la zona norte y para la zona austral, y en el impulso de iniciativas
para canalizar flujos internos de población hacia esas áreas.
La presencia de unidades de las Fuerzas Armadas en estas zonas aisladas y alejadas
de los centros vitales, genera un polo de atracción para la vida humana o
nacimiento de una comunidad. La historia de nuestro país está marcada por situaciones
en que surgen núcleos poblacionales en forma posterior a la presencia
militar, o por otro lado, la presencia militar ha permitido la mantención y
desarrollo de un grupo social.
Es así como, desde 1953 a la fecha, el Ejército de Chile ha estado presente a lo
largo del territorio nacional cooperando al desarrollo y flexibilización del sistema
vial de nuestro territorio. Hasta la fecha, estas obras han permitido al Estado
de Chile la construcción de más de 3.500 kilómetros de caminos, 6.000 metros
lineales de pistas y aeródromos, y 3.000 metros lineales de puentes, favoreciendo
así la integración territorial y generando polos de desarrollo que, junto
con mejorar las condiciones socioeconómicas de sus habitantes, han mejorado
la presencia y acción del Estado. Actualmente, el Ejército, por medio del Cuerpo
Militar del Trabajo (CMT), y en estrecha relación con la Dirección de Vialidad
del Ministerio de Obras Públicas, centra su acción en la consolidación de los
ejes de acción definidos por la Ruta Andina, el Eje Costero y la Carretera Longitudinal
Austral, y sus respectivos caminos transversales, con énfasis en las regiones
I, II, IX, X, XI y XII.
También en función de la consolidación territorial, la Armada ha impulsado el
desarrollo de la ciudad de Puerto Williams, desde su fundación en 1953, y mantiene
un apoyo permanente en zonas aisladas del archipiélago fueguino, al sur
de Chile, en territorios insulares y en el territorio de la provincia antártica chilena,
así como ayudando y dando seguridad a la navegación por medio de los
guardafaros que habitan en zonas e islotes inhóspitos.
Por su parte, la Fuerza Aérea enlaza el territorio continental, insular y antártico
por vía aérea, y asiste a la población en casos de emergencia, especialmente en
aquellos lugares donde otros medios de acceso son dificultosos o se encuentran
interrumpidos. Del mismo modo, ha instalado bases en territorios inaccesibles
por otros medios para reafirmar y consolidar la soberanía nacional, como el caso
de la base establecida en el Campo de Hielo Sur.
1.3. Políticas Relacionadas con los Intereses Marítimos
Los intereses marítimos corresponden a actividades de desarrollo nacional que
generan beneficios de orden político, estratégico, económico, científico y social
para el país. Están relacionados con la explotación, goce y uso de los recursos o
beneficios suministrados por el mar, el lecho y el subsuelo que están bajo la jurisdicción
marítima de un Estado. Se desarrollan en la alta mar, la zona costera
y las aguas interiores.
Para usufructuar al máximo de estas potencialidades oceánicas, el Estado de
Chile ha adoptado medidas respecto al ordenamiento y desarrollo de las actividades
en el mar, como asimismo ha fomentado la conciencia marítima nacional.
En este plano, la labor de la Armada de Chile se orienta a lograr las condiciones
que aseguren la soberanía en el mar y generen un marco de paz que facilite el
desarrollo y el crecimiento. Complementariamente, entrega a los chilenos una
visión marítima que sitúe a nuestro país como protagonista en el desarrollo de
la Cuenca del Pacífico y valora al mar como un verdadero espacio de crecimiento
y desarrollo para el país. Finalmente, busca potenciar la conciencia nacional
en relación con la importancia que el mar reviste para nuestro desarrollo
económico, dependiente de un comercio exterior que en más de un 90 % se
realiza por vía marítima.
Los intereses marítimos de Chile incluyen algunos objetivos específicos que la
Armada, con sus medios, contribuye a satisfacer. Por ejemplo:
a) Procurar la utilización más eficiente de los recursos naturales del Territorio
Oceánico Nacional.
b) Desarrollar las ciencias y tecnologías marinas y todas las actividades que
apoyen y sustenten el uso, la explotación, la conservación y la administración
de los recursos naturales del territorio oceánico nacional.
c) Perfeccionar el marco jurídico y fortalecer los organismos de administración
de dicho territorio y de las actividades marítimas, en los ámbitos del derecho
nacional e internacional.
d) Proteger y preservar el medio ambiente marino en el Territorio Oceánico
Nacional y procurar que las actividades de otros Estados en los océanos
no afecten los intereses de Chile ni la calidad de vida de sus habitantes.
e) Dar efectiva seguridad al Territorio Oceánico Nacional, a los intereses marítimos
y a las rutas oceánicas vitales para el país, dando por posibles la ocurrencia
de amenazas, actos ilícitos o agresiones que lesionen la jurisdicción
y soberanía del Estado, y tomando las prevenciones correspondientes para
neutralizarlas.
f) Incentivar y desarrollar la industria naval en Chile, aprovechando la tecnología
y la capacidad instalada tanto en astilleros privados, del Estado y la
activa participación de ASMAR.
Es parte de los intereses marítimos del país utilizar la vía marítima para proyectarse
hacia el Asia-Pacífico. En esta perspectiva es fundamental el papel de
la Isla de Pascua, como punto del territorio chileno más próximo a los países de
la ribera oriental de la cuenca de este océano.
La Isla de Pascua es la más occidental de las islas oceánicas chilenas. Se ubica
en la latitud 27º 07’ sur y 109º 11’ de longitud oeste, a 3.700 kms. a la cuadra del
puerto de Caldera. Tiene una superficie de 165 kms2 y un perímetro aproximado
de 61 kms. El 9 de septiembre de 1888 fue incorporada a la soberanía de Chile
por el Capitán de Corbeta de la Armada de Chile Policarpo Toro Hurtado,
quien tomó posesión de ella a nombre del Gobierno de Chile, en esa fecha. El
decreto ley Nº 575, de 1974, estableció la provincia chilena de Isla de Pascua,
dependiente de la V Región. Su capital es Hanga Roa y su población es de 3.837
habitantes. La autoridad marítima de Chile está presente en esta zona del Pacífico
por medio de una Gobernación Marítima.
Independientemente del atractivo arqueológico y turístico de su cultura, Isla de
Pascua constituye la avanzada de Chile en el Pacífico, constituyendo el punto
de apoyo fundamental para las rutas marítimas y aéreas que cruzan el cuadrante
suroeste del Pacífico.
1.4. Política Antártica
El Territorio Antártico Chileno constituye un elemento relevante para la definición
de la política antártica. En 1940, Chile precisó, mediante el decreto supremo
N° 1.747, los límites de su territorio en el continente helado. En dicho
decreto se establece que forman la Antártica Chilena o Territorio Antártico Chileno todas las tierras, islas, islotes, arrecifes, glaciales y demás conocidos o por
conocerse, en el mar territorial respectivo existente dentro de los límites del
casquete constituido por los meridianos 53° y 90° de longitud oeste de Greenwich.
Los derechos antárticos de Chile se encuentran fundados sobre bases históricas,
geográficas y jurídicas. Con estos antecedentes, Chile concurrió a la negociación
del Tratado Antártico en 1959, junto a otros once estados.
En relación con los derechos de soberanía territorial, el Tratado establece en su
artículo IV que ninguna de sus disposiciones puede interpretarse como un menoscabo
de los fundamentos de soberanía territorial de tales derechos, ni como
renuncia a los mismos o a bases de reclamaciones previamente formuladas. En
este sentido, el Tratado protege la situación jurídica del Territorio Antártico Chileno,
y garantiza la posición de las partes respecto de los temas atinentes a la
soberanía sobre dicho continente.
Como lo reconoce el Tratado Antártico en su artículo IV, Chile mantiene en forma
irrenunciable sus derechos de soberanía territorial en la Antártica.
Cabe señalar que otros dos países han formulado reclamaciones de derechos de
soberanía en parte de la misma área geográfica donde Chile afirma sus derechos
soberanos. Con todo, Chile y Argentina, uno de tales países, se reconocieron
mutuamente sus derechos antárticos, sin delimitar sus respectivos territorios,
antes de suscribir el Tratado Antártico.
En su calidad de Miembro Consultivo originario de este instrumento, Chile participa,
con derecho a voto, en los procesos decisionales vinculados a la Antártica
y está dispuesto a considerar esquemas de control y cooperación internacional,
en la medida en que ellos no afecten sus derechos de soberanía. El propósito
de Chile es proyectar los intereses nacionales en esa región del mundo,
sin descuidar los aspectos de protección del medio ambiente y ciñéndose estrictamente
a las distintas convenciones del Sistema Antártico que han sido suscritas.
Asimismo, el 4 de octubre de 1991, se suscribió el Protocolo Adicional al Tratado
Antártico sobre Protección del Medio Ambiente (Protocolo de Madrid), con
el objeto de incrementar la protección del medio ambiente antártico y de los
ecosistemas dependientes y asociados. Reconociendo la importancia de salvaguardar
y de proteger la integridad del ecosistema de los mares que rodean la
Antártica, Chile suscribió el 11 de septiembre de 1980, en Camberra (Australia),
la Convención sobre la Protección de los Recursos Vivos Marinos Antárticos.
Considerando todos los instrumentos legales antes mencionados, el Estado de
Chile promulgó su Política Antártica Nacional, en marzo de 2000, la cual propende
a los fines que se indican en el recuadro (Ver Recuadro 15).
En el mismo territorio, el Estado de Chile dispone y opera las Capitanías de
Puerto de Bahía Fildes, Bahía Covadonga, Puerto Soberanía y Puerto Paraíso, entidades
todas que brindan apoyo a la seguridad de la vida humana en el mar y cumplen funciones de resguardo del medio ambiente marino local. De éstas, Soberanía
y Covadonga se mantienen activas todo el año, al ser operadas por las
dotaciones de la Base Prat, de la Armada, desde 1947, y de la Base O’Higgins del
Ejército, desde 1948, cuya completa reconstrucción está en los planes institucionales.
Estas instalaciones se complementan con la Base Aérea Antártica “Presidente
Eduardo Frei Montalva”, en la Isla Rey Jorge, considerada la más importante de
las bases aéreas en el territorio antártico chileno y que opera durante todo el
año.[24] En este lugar se encuentra el primer poblado chileno antártico denominado
“Villa Las Estrellas”, que cuenta con todos los servicios básicos necesarios
(correos, hospital, teléfonos, banco, escuela, etc.) y constituye un símbolo soberano
de Chile en la región antártica. A estas instalaciones se suman la base
aérea “Teniente Luis Carvajal” y la “Estación Polar Arturo Parodi”, siendo ésta la
más cercana al Polo Sur en el territorio antártico nacional.
Con estos medios se apoya el quehacer científico, la preservación del medio ambiente
y el ejercicio de la autoridad del Estado en este territorio (Ver Gráfico 8).
RECUADRO 15
POLÍTICA ANTÁRTICA
- Proteger los derechos antárticos de Chile y afianzarlos en el marco del Tratado.
- Participar de modo activo en el Sistema Antártico.
- Consolidar la institucionalidad antártica nacional.
- Fortalecer la participación de la Región de Magallanes y Antártica Chilena, de
acuerdo a las competencias administrativas que le otorga la legislación nacional, y
promover las facilidades del territorio continental para servir de “puente” a la Antártica.
- Preservar la zona de paz, las actividades científicas y la reserva ecológica.
- Orientar la ciencia nacional antártica de manera de vincularla más estrechamente
a las grandes tendencias en este campo.
- Conservar los recursos vivos marinos y desarrollar la pesca austral.
- Promover el turismo controlado.
- Alentar la cooperación internacional.
CONTRIBUCIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS
- Establecimiento de bases permanentes en territorio antártico.
- Actividades científicas y meteorológicas.
- Apoyo a actividades científicas que desarrollan otros organismos nacionales e
internacionales.
- Exploración del territorio y proyección hacia el Polo Sur con propósitos meteorológicos,
glaceológicos, geodésicos e hidrográficos.
- Apoyo logístico a las actividades antárticas de otros organismos nacionales y extranjeros.
- Evacuación aérea humanitaria.
- Remoción de contaminantes y desechos de bases nacionales y extranjeras.
[volver]
1.5. Política Espacial
A partir de 1959, fecha en que nuestro país firmó el acuerdo con Estados Unidos
de Norteamérica para instalar una estación rastreadora de satélites en Peldehue,
la tecnología espacial en Chile ha pasado a ser una herramienta usada
por diversos organismos, universidades, centros de investigación y empresas.
No obstante, Chile es sólo un país usuario de esta tecnología y, por lo mismo,
depende de otros estados para obtener información, servicios e imágenes satelitales.
De aquí el imperativo de participar con capacidades propias en la actividad
espacial.
a) Marco de Referencia
En el ámbito internacional, los criterios que orientarán la política espacial
de Chile son:
- Defender el principio que el espacio ultraterrestre es patrimonio común
de la humanidad, conforme lo establece la legislación internacional
vigente ratificada por nuestro país.
- Promover el uso pacífico del espacio ultraterrestre para afianzar la paz
internacional.
- Cautelar la soberanía y la seguridad nacional frente a un eventual mal
uso de la tecnología espacial por parte de otras naciones.
- Promover la cooperación internacional y la integración con la región latinoamericana
en actividades espaciales.
En el ámbito nacional, los criterios que orientarán nuestra política espacial
consideran que, en el ámbito de la seguridad y la Defensa, el uso del espacio
se hará de acuerdo con las normas internacionales vigentes, considerando
el empleo de tecnología espacial, en el contexto del uso pacífico del
espacio exterior, favoreciendo la cooperación en proyectos conjuntos entre
entidades civiles y militares.
b) Objetivos
Los principales objetivos que contempla la política espacial de Chile son:
Definir las acciones que tienen relación con el uso, conocimiento y progreso
de la ciencia y tecnología espaciales, contribuyendo así al desarrollo socioeconómico, seguro y sustentable del país, cooperando a su vez
con la implementación, seguimiento y coordinación de los proyectos nacionales
en ciencia y tecnología.
- Incentivar la formación de los recursos humanos necesarios para desarrollar
la ciencia y tecnología espacial.
- Aumentar nuestra participación internacional para, a través de la coordinación
de organismos e instituciones que hacen ciencia y tecnología espacial,
asumir un papel de mayor relevancia en ese ámbito.
- Promover, fomentar y difundir el conocimiento y los beneficios de la
ciencia y tecnología espaciales a fin de crear conciencia en el país sobre
su importancia y la influencia creciente que tiene en todo el quehacer nacional
y mundial.
c) Orientaciones
Se dará prioridad al desarrollo de capacidades en los siguientes rubros propios
de un sistema espacial:
- Elementos espaciales. Fabricación de satélites, cargas útiles y equipamientos
o instrumentos de percepción remota, telecomunicaciones y
científicos.
- Infraestructura espacial. En este campo se dará énfasis al desarrollo de
laboratorios especializados de fabricación, prueba e integración y centros
de control y rastreo. No se tiene previsto incursionar en la construcción
de centros de lanzamiento.
- Lanzadores. No se ha previsto el desarrollo de cohetes, vectores,
vehículos de transporte espacial u otros destinados a transportar elementos
espaciales.
- Sistemas de Información. Se tenderá a la formación de un Centro Nacional
de recepción, almacenamiento, procesamiento y distribución de
data espacial, a fin de evitar duplicidad en su adquisición y alcanzar eficiencia
a nivel nacional en el manejo de este recurso.
- Actividades espaciales. Prioritariamente, se orientarán a la formación
de una masa crítica conformada por científicos, profesionales, técnicos y
especialistas que permita la operación de los elementos del sistema indicados
anteriormente.
2. POLÍTICAS DE COOPERACIÓN AL DESARROLLO
La Política de Defensa contiene una serie de elementos que permiten que sus
instituciones, aprovechando sus fortalezas individuales y colectivas, puedan
comprometer parte de sus esfuerzos al desarrollo nacional.
2.1. Política de Medio Ambiente
El objetivo general de la Política Ambiental del Gobierno de Chile es promover
la sustentabilidad ambiental del proceso de desarrollo y su fin último es mejorar
la calidad de vida de los chilenos y de las generaciones futuras.
Cada sector del Estado debe desarrollar una política ambiental aplicable a su
propio ámbito, dentro del marco fijado por la Política Nacional. Para ese efecto,
el Ministerio de Defensa Nacional ha formulado una política sectorial, denominada
Política Ambiental de Defensa, que servirá de orientación general a las políticas
específicas de los distintos organismos e instituciones dependientes del
Ministerio. El marco legal en el cual se desenvuelven las instituciones de la Defensa
Nacional en esta materia lo constituyen la ley Nº 19.300 “Orgánica Constitucional
sobre Bases Generales del Medio Ambiente” y las declaraciones, convenios
y tratados internacionales firmados por el Estado de Chile.
Para organizar las actividades del Ministerio en este ámbito, el 30 de enero de
2001 se creó el Comité de Medio Ambiente de la Defensa Nacional, dependiente
del Estado Mayor de la Defensa Nacional. En abril de 2001 se firmó un Convenio
de Cooperación Ambiental entre la Comisión Nacional del Medio Ambiente
(CONAMA) y el Ministerio de Defensa Nacional, cuyos objetivos son establecer
una relación de colaboración y trabajo entre ambas instituciones, hacer
de la Política de Defensa una política ambientalmente limpia e identificar las temáticas
de naturaleza medioambiental que le corresponda abordar e integrar a
las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad en acciones que supongan soluciones
concretas a problemas ambientales.
Las actividades medioambientales que realizan las instituciones de la Defensa
Nacional se pueden agrupar en dos grandes ámbitos. En primer lugar, aquellas
referidas a la sustentabilidad ambiental de las actividades propias de los organismos
que componen el sector Defensa; estos organismos han incorporado
progresivamente procedimientos que minimicen los efectos ambientales que
genera el normal cumplimiento de sus actividades. En segundo lugar, la participación
de las instituciones de la Defensa Nacional en el Sistema Nacional de
Gestión Ambiental del Estado (SNGAE). La institucionalidad ambiental nacional
vigente le asigna obligaciones y responsabilidades específicas a determinadas
instituciones de la Defensa Nacional respecto del control, prevención y cuidado
del medio ambiente en Chile o en zonas donde el Estado tenga compromisos internacionales
contraídos para concurrir con sus medios a la preservación medioambiental.
Entre las actividades que las instituciones armadas realizan son de destacar las
siguientes: el esfuerzo del Ejército para obtener una producción limpia en su
Complejo Industrial y Químico, situado en la Región Metropolitana, y la formación
y capacitación de personal de la institución que la Academia Politécnica Militar
realiza en temas de gestión ambiental. De igual modo, en todas las actividades
que el Ejército realiza en terreno, tales como maniobras y ejercicios con
tropas, el cuidado del medio ambiente se ha convertido en una variable que se
considera para su planificación y ejecución. También se han desarrollado proyectos
tendientes a optimizar el manejo de residuos contaminantes en áreas medioambientales
sensibles, tales como el Borde Costero, zonas de valor agrícola,
turístico y arqueológico, así como en las proximidades de reservas naturales.
Por su parte, la Armada ha desarrollado un trabajo medioambiental de especial
intensidad debido a que la legislación nacional e internacional le atribuye funciones
específicas en materia ambiental. Para cumplirlas se creó, en 1993, el
Servicio de Preservación del Medio Ambiente Acuático y Combate a la Contaminación.
Sus esfuerzos se orientan a velar por la calidad del medio ambiente
acuático en el mar, ríos y lagos del país, minimizando las condiciones de riesgo
por medio de la prevención, control y combate a la contaminación y derrames
de cualquier sustancia nociva.
Para cumplir con este objetivo, el Servicio cuenta con un Plan Nacional de Investigación,
Vigilancia y Control de la Contaminación Acuática. Asimismo, realiza
sus actividades en distintas áreas de trabajo, particularmente las que se derivan
de la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS), el Comité Nacional
Asesor sobre Cambio Global, la aplicación del Protocolo sobre Protección Ambiental
del Tratado Antártico (Protocolo de Madrid), el Comité Oceanográfico
Nacional (CONA), y la Organización Marítima Internacional.
Es de destacar el papel desempeñado por la Armada en el impulso al desarrollo
de la Institucionalidad Ambiental en lo referido al medio acuático, así como el
esfuerzo por lograr una plena sustentabilidad ambiental de sus instalaciones y
el cumplimiento de los requerimientos de las normas internacionales vigentes
(MARPOL) por parte de los buques del inventario naval.
Finalmente, la Fuerza Aérea ha incorporado criterios y procedimientos de naturaleza
medioambiental orientados a la protección del medio ambiente, en particular
de la contaminación acústica. Una labor de especial importancia es la
que desarrolla la Dirección de Meteorología de la FACH, la que provee de información
sobre distintas variables medioambientales, contribuyendo a la gestión
ambiental del país y, en particular, a la pronta reacción frente situaciones
de emergencia ambiental. Asimismo, este organismo es el responsable de gestionar
en Chile las estaciones de monitoreo del Calentamiento Global del planeta
(Valdivia e Isla de Pascua).
2.2. Industria Militar
La industria de Defensa, y en particular la industria militar, contribuye al desarrollo
del país aportando innovación tecnológica y posibilidades de transferencia
tecnológica.
En este ámbito, la contribución del Ejército se centraliza en el Comando de Industria
Militar e Ingeniería, destacándose las actividades de Fábricas y Maestranzas
del Ejército (FAMAE), del Complejo Químico e Industrial y del Instituto
de Investigación y Control. La manufactura militar, representada fundamentalmente
por FAMAE, es aprovechada para la fabricación de herramientas y artículos
necesarios para la producción nacional. Junto a lo anterior, la producción
química militar elabora explosivos e insumos empleados en la industria y minería.
Además, su desarrollo tecnológico le permite la fabricación de armamentos
de diferentes tipos y calibres, vehículos blindados, cohetes y municiones.
Por lo que respecta a la Armada, ésta cuenta con los Astilleros y Maestranzas de la Armada (ASMAR) y sus empresas relacionadas, SISDEF y SOCIBER. ASMAR
es una empresa autónoma del Estado que ha pasado a convertirse en un complejo
industrial altamente profesional, capaz de satisfacer las cada vez más
complicadas exigencias en la carena, mantención, reparación y construcción de
los buques de la Armada de Chile y de la Marina Mercante Nacional, así como
a la mantención y reparación de buques de guerra de otros países. Cuenta con
tres astilleros ubicados en Valparaíso, Talcahuano y Magallanes. A la fecha, ASMAR
ha construido 95 buques y artefactos navales en sus astilleros.
Por su parte, la contribución de la Fuerza Aérea se canaliza fundamentalmente
a través de la Empresa Nacional de Aeronáutica (ENAER). La empresa ha logrado
alianzas estratégicas de negocios, en la esfera nacional e internacional, para
diversos proyectos. En cuanto a fabricación, es distintivo el avión de instrucción
básica Pillán, que se encuentra en plena operación en varias fuerzas aéreas del
mundo. En la elaboración de piezas y partes destacan las coproducciones llevadas
a cabo con empresas de distintos países de reconocido prestigio en el mundo
aeronáutico. Finalmente, en lo referente a modificaciones, ENAER ha incorporado
tecnología de última generación en aviones de combate y su capacidad
instalada le permite desarrollar el mantenimiento de depósito del material aéreo
de la Institución y de aeronaves militares y civiles de otros países.
2.3. Ciencia y Tecnología
En este campo, las instituciones de la Defensa hacen diversas contribuciones a
la comunidad nacional. Gracias a convenios con entes públicos, privados y universitarios,
ellas realizan investigaciones científicas que han tenido como resultante
la integración de conocimientos en beneficio institucional, pero también
con importantes derivaciones hacia las áreas de desarrollo privadas.
A partir del programa informático CEOTAC del Ejército se ha desarrollado un
Sistema de Entrenamiento de Gestión de Instituciones y Organizaciones (SEGIO).
El SEGIO permite el entrenamiento de diferentes organizaciones e instituciones
civiles y militares, destacándose el “Sistema de Entrenamiento de Catástrofes”,
orientado a las autoridades de la administración pública del Estado, y
el “Sistema de Entrenamiento de Crisis”, cuyo objetivo es apoyar la preparación
de autoridades que deban tomar resoluciones ante una crisis de nivel políticoestratégico.
Uno de los aportes tecnológicos importantes de la Armada se materializa en la
arquitectura naval, en los diques y maestranzas, así como en el desarrollo de los
sistemas de mando y control de armas y de propulsión de sus naves de combate.
Además, en el ámbito de la investigación científica marina, la Armada contribuye,
por medio de su Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada
(SHOA), en la promulgación del plan oceanográfico nacional que recoge las necesidades
de investigación, orienta el esfuerzo y coordina a los distintos organismos,
universidades y centros de investigación que se relacionan con el mar.
En relación con la actividad aérea, ésta en sí misma va incorporando tecnología
avanzada de manera permanente. El desarrollo de ENAER ha permitido la incorporación de tecnologías que sobrepasan el ámbito aeronáutico, logrando altos
estándares técnicos reconocidos a nivel mundial, como la Bureau Veritas para
la ISO 9002, las especificaciones militares MIL-9858 A y las de la Federal Aviation
Agency (FAA) norteamericana. Por otra parte, la actividad espacial desarrollada
por la Fuerza Aérea ha permitido incorporar tecnología de satélites y
operar una estación satelital en el país.
En relación con las tecnologías de información geográfica, el sector Defensa
provee la información territorial básica que el país requiere. Esta actividad, que
se materializa en la confección de cartografía terrestre, naval y aérea, se realiza
en el Instituto Geográfico Militar (IGM), el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico
de la Armada (SHOA) y el Servicio Aerofotogramétrico de la Fuerza Aérea
(SAF).
El IGM confecciona la cartografía oficial del país, de diverso tipo y escalas, la
que sirve a la minería, obras públicas, urbanización, educación, salud y estadísticas
y, en general, al apoyo a las decisiones relativas al desarrollo por parte de
las autoridades administrativas.
El SHOA ha materializado el levantamiento hidrográfico de la costa chilena. Esta
labor se inició el año 1843 en la desembocadura del Río Bueno, para cubrirla
posteriormente con tecnologías cada vez más avanzadas, hasta llegar a la carta
electrónica actual de todo el litoral nacional, incluyendo sus fiordos, canales,
bahías y puertos con sus accesos. Estos lugares se abren así a la navegación segura
de las naves de comercio de ultramar y de cabotaje, cuyo tráfico se simplifica
con la implementación de un completo sistema de faros y balizas, indispensable
para utilizar las rutas de canales interiores que permiten a los buques
evitar las inclemencias de las aguas oceánicas australes.
Finalmente, mediante el empleo de diversas técnicas de fotografía aérea, el SAF
presta un importante servicio para la planificación y desarrollo de infraestructuras
viales, catastro de bosque nativo, determinación de zonas aptas para el poblamiento
y producción de distintas especies agrícolas, prospecciones mineras,
diagnósticos ambientales y otras materias afines.
[24] En la misma isla Rey Jorge, el Instituto
Antártico Chileno (INACH) mantiene las bases
“Julio Escudero” y “Julio Ripamonti”. La
primera de ellas es la más importante base
científica de Chile en la Antártica.  [volver]