Objeto, Objetivo, Método y Fuentes
Las relaciones entre los civiles y los militares son analizadas por la ciencia política la cual tiende a privilegiar los siguientes temas: la consolidación de la democracia en sociedades en transformación, y el papel que los militares desempeñan en éstos procesos1; el significado de la profesión militar, y el lugar que los militares ocupan en una sociedad democrática; y finalmente la gestión en materia de política de defensa2. Los debates en torno a estos temas surgen en determinados momentos y responden a una serie de circunstancias que especialmente europeos y estadounidenses tratan de resolver de modo que la defensa y los militares no entren en contradicción con la democracia. A pesar de responder a circunstancias coyunturales particulares, la vigencia de estas discusiones se mantiene a lo largo del tiempo interrelacionándose en algunos casos, complejizando el debate, y planteando diferentes perspectivas de análisis que pueden ser tratadas simultáneamente3.
Por una parte se discute la intervención de los militares. Suele explicarse este fenómeno utilizando los conceptos militarismo y pretorianismo según sea su naturaleza, lo que implica respuestas distintas a lo que se considera un problema en situaciones que pretenden encaminarse hacia una consolidación democrática: ¿cuáles son las características de esa intervención? ¿cómo superarla?4 Por otra se trata de solucionar este problema o de evitar el que los países caigan en él, buscando resolver el modo en el que deben de trabajar los militares en una democracia: la convergencia y la divergencia de los profesionales militares con la sociedad civil son las dos propuestas más conocidas para resolver la afirmación militares=intervención, y explicar la posibilidad de coexistencia de las Fuerzas Armadas y el sistema democrático5. Finalmente surge un debate que se deriva del concepto de profesionalidad, y que profundiza en la noción normativa de que la defensa sea una política pública más del Estado. En este sentido las relaciones civiles-militares deben limitarse al control civil de los militares autónomos, o deben enfocarse en la administración compartida de este área de política entre profesionales de la sociedad con perfiles distintos6.
En la tabla 1 se ofrece una breve síntesis sobre el debate de las relaciones civiles-militares, situando los temas y las preguntas básicas en el espacio temporal en el que surgen, y planteando los conceptos principales que se plantean en cada unos de ellos.
Fuente: Elaboración propia
El regreso de los militares a los cuarteles es una preocupación que surge a medio camino entre la discusión sobre la intervención, y las características que ha de tener la profesión militar en una democracia. Samuel Finer publica en 1985 "The retreat to the barracks: notes on the practice and the theory of military withdrawal from the seats of power"7, un artículo en el que desarrolla una teoría que explica tanto las condiciones que tienen que cumplirse, como los motivos de los militares para abandonar el poder, y en el que a pesar de lo limitado del concepto de intervención que utiliza8, elabora un sugerente modelo que es útil también para el caso español que se analiza en este trabajo9. Este importante debate y la línea de investigación asociada al mismo no han sido muy desarrollados en la literatura. Este estudio profundiza en esta línea de investigación tratando de identificar nuevos casos que expliquen la retirada de los militares del poder.
Según Finer existen motivaciones y condiciones necesarias para que los militares quieran retirarse del poder y también disposiciones de éstos y condiciones sociales que empujan a ello; la combinación de estos aspectos en una matriz, que se recoge en la tabla 2, visualiza las circunstancias en las que los militares se retiran. La validez de este modelo se muestra claramente, como se ha afirmado anteriormente, en el caso español durante el periodo de la transición a la democracia (1976-1982), en el que como se verá, a partir de una serie compleja de factores son los propios militares los que apuestan por la profesionalidad, y por dejar de tener influencia en el campo político. Así mismo la sociedad que se ha transformado reclama el cambio de una forma organizada. Todo esto va acompañado tanto de una vigilancia por parte de las FFAA del proceso de transición, como del fomento de intereses individuales y corporativos de los militares.
Las motivaciones en el campo de las disposiciones que favorece la retirada, según Finer, se dan cuando las FFAA suscriben la doctrina de la supremacía civil, cuando sienten amenazada su cohesión interna, o tienen dudas sobre su capacidad operativa en un previsible caso de conflicto; y también cuando carecen de confianza en los ejércitos como gobernantes. Las motivaciones en el campo de las condiciones sociales se encuentran cuando los regímenes militares sufren cambios de tipo interno y se enfrentan a oposiciones importantes de sectores sociales organizados, que a través de huelgas, manifestaciones u otro tipos de protestas deslegitiman el Gobierno; o desde el externo cuando una potencia extranjera ha hecho fracasar al Gobierno, ya sea a través de una derrota militar, u otro tipo de humillación diplomática10.
Las condiciones necesarias para la abdicación en el campo de las disposiciones se manifiestan cuando la mayoría de los elementos significativos en las Fuerzas Armadas coinciden en la necesidad de retirarse del poder, y cuando se asegura una protección adecuada de los intereses militares individuales y colectivos11. Las condiciones necesarias para la abdicación en el campo de las condiciones sociales implica la existencia de una viabilidad política para que las organizaciones civiles puedan asumir el poder sin mayores problemas y mantener la estabilidad, y la existencia de una organización con capacidad de negociación y voluntad de llegar a acuerdos12.
El caso español de transición a la democracia es un ejemplo claro de retirada voluntaria de los militares de la influencia en la política13. El proceso es complejo, ya que como sugiere el modelo de Finer, los militares encuentran tanto motivaciones como condiciones necesarias para hacerlo. Las motivaciones emanan tanto de sus propias disposiciones, como por las condiciones sociales del país, lo que les impulsa a desear ser unas FFAA homologables con otras occidentales. Las condiciones necesarias se dan cuando los propios militares asumen la responsabilidad de liderar la transformación, en lo que se refiere a las FFAA, y de "tutelar" la reforma que los civiles introducen cuidadosamente.
En el terreno de sus disposiciones las motivaciones para la no intervención provienen de diferentes circunstancias. El contacto con ejércitos occidentales desde mediados de los años cincuenta muestra como profesionales militares con valores parecidos ejercen sus funciones en sociedades democráticas estables, lo que permite relativizar la idea, en muchos de ellos, de que la democracia en sí misma es causa de violencia política, de inestabilidad, y de antimilitarismo14. Esta circunstancia, que se une a la mayor permeabilidad que la sociedad española en general tiene a la influencia europea15, y a la educación militar franquista que refuerza el rol de los soldados como servidores del Estado16, facilita el que la mayoría de los militares no sientan una repulsión extrema hacia las instituciones democráticas, y que haya militares que claramente apoyen el cambio hacia este sistema político, y defiendan la supremacía civil en las Instituciones políticas. Esto puede ser origen de un posible conflicto interno, y representa una amenaza a la unidad de las FFAA, lo que recuerda a muchos de ellos situaciones previas a la Guerra Civil que quieren evitar a cualquier precio. A ello se une la falta de confianza que los militares tienen hacia su propio papel como dirigentes políticos, lo que se manifiesta en el resultado de su propio gobierno sobre la Institución, que les ha llevado a altas tasas de frustración profesional, y al convencimiento de que en un posible conflicto armado el ejército español deberá refugiarse nuevamente en la valentía y en el honor de los soldados, más que en la preparación técnica, o en la capacidad tecnológica y material17.
Las condiciones sociales también les motiva a encaminarse hacia esa retirada. España ha experimentado cambios internos muy importantes durante el franquismo, especialmente en las décadas de los años 1950 y 1960 en las que se modifica la política autárquica de los inicios, por una política en la que lo externo tiene mucha más influencia, y en la que las nuevas generaciones de universitarios, y obreros reclaman cambios mucho más profundos18. Este cambio de circunstancias en el que además la presión de las democracias occidentales se transmite tanto por la vía del ejemplo cultural, como de la actividad diplomática influye de una forma determinante en las motivaciones de los militares para no impedir una retirada, en la que se reúnan las condiciones necesarias para que sea exitosa.
Estas condiciones necesarias se tratan de respetar desde las instituciones encargadas de dirigir la retirada. El Rey, que es el máximo dirigente de los ejércitos según la voluntad expresada por Franco, se rodea de militares como Manuel Gutiérrez Mellado y sus colaboradores, que tienen la idea clara de producir la transformación del Estado y de que se produzca el trasvase del poder hacia las organizaciones civiles que sean determinadas por el mayoritario respaldo de la ciudadanía. Gutiérrez Mellado se encarga de que esas condiciones necesarias se vayan manteniendo a niveles aceptables, sobre todo en el campo de las disposiciones de los militares19, y si bien ello no es fácil, por los avatares propios del periodo, que en ciertos momentos hace que algunos militares se cuestionen si existe una organización civil capaz de asumir el poder20, finalmente se logra.
Los objetivos de este trabajo se han concretado en comprobar si pueden afirmarse los siguientes postulados:
- 1. En la transición a la democracia española se produce la retirada intencional de los militares del ejercicio de la influencia política. Las FFAA que han sido tradicionalmente un agente de poder ligado especialmente al desarrollo del país, y al control del orden público, debido a las debilidades de las instituciones políticas, y al intervencionismo crónico, inician un proceso largo de reforma, en el que la defensa finalmente se encamina a convertirse en una política pública sometida a las mismas reglas democráticas que el resto de las del Estado.
2. La interpretación de la intervención militar en España por parte de Gutiérrez Mellado y sus colaboradores como un problema de pretorianismo, en el sentido de que ésta se entiende únicamente como la dirección política de la sociedad por parte de militares, facilita el que los militares españoles acepten como propia la solución de la profesionalidad ideada por Samuel Huntington, que señala que apartando a los militares de la política, y reforzando el concepto profesional se solucionará la intervención. El golpe de Estado de 1981 muestra como insistir en la profesionalidad no es suficiente para solucionar la intervención militar en España, ya que ésta tiene características más profundas y complejas, por lo que ésta deberá ser afrontada con medidas que contemplen más aspectos que la mera tentación pretoriana.
3. La autonomía militar tradicional se manifiesta en el caso español más allá de la retirada de los militares a los cuarteles. Esto es así porque forma parte de la cultura militar particular, y porque al entrar en contacto con otros ejércitos occidentales, se observa que aquellos la persiguen también, como un grupo de presión más, dentro de los márgenes que les permite las reglas del Estado. Ello es negativo en el caso español porque la tradición intervencionista ha generado desconfianza en sectores de la sociedad civil hacia la Institución, y no ha facilitado que existan civiles formados en tareas propias de la gestión de la defensa, lo que ha creado una discapacidad crónica para que los partidos políticos dispongan de asesores preparados en estos temas y ha abonado el discurso demagógico fundamentado en el uso de tópicos. Esto es un problema mayor a la hora gestionar la defensa como una política pública más, y ha originado muchas frustraciones.
Si se demuestran esos postulados, se estará contribuyendo a defender la idea de que:
- 1. La Institución militar es una organización compleja, en la que si bien la disciplina matiza las diferencias, se combinan diferentes sensibilidades. Las FFAA forman parte de la sociedad, y evolucionan con ella. En el caso español es positivo fomentar que éstas formen parte de las fuerzas del cambio ya que en caso contrario la tarea hubiera sido más difícil. Las FFAA no tienen porque ser necesariamente en su conjunto una instancia reactiva, y enemiga de la democracia.
2. La intervención militar tiene razones profundas arraigadas en la historia de las sociedades, que no se solucionan fácilmente, y que van más allá de la mera asunción del poder, siendo recomendable tratar de solucionar con paciencia los diferentes aspectos simultáneamente, e integrar a las FFAA en instituciones internacionales, que permitan a los militares entrar contacto con otros ejércitos que a través del ejemplo les ayuden a entender el papel de una Institución militar en democracia.
3. La autonomía militar no es útil ni para la Institución militar, ni para el Estado que, por otra parte, no lo debe permitir. Es necesario integrar perfiles profesionales distintos para gestionar más eficazmente la política de la defensa, y para que se reciban de una forma más activa las influencias de diferentes sectores sociales a los que las FFAA ha de defender. Sólo de esta forma se podrá hablar de la defensa como de una política pública más.
Los dos primeros capítulos de este trabajo sitúan la reflexión teórica en la intervención militar, las formas como ésta se ha conceptualizado, y en el debate que se origina sobre las características de la profesión militar. Se presenta la utilidad de los conceptos de pretorianismo y militarismo, que han sido las definiciones centrales acerca de la intervención militar, y que introducen visiones distintas sobre ésta, ya que la primera es más parcial centrándose sólo en el ejercicio del poder político por parte de los militares, mientras que la segunda se refiere también a la influencia que los militares ejercen sobre la sociedad en diferentes aspectos que han de ser contemplados también en el caso de una retirada de éstos a los cuarteles. A continuación se sintetiza la utilización que los autores han desarrollado de estos conceptos para explicar la realidad española.
Se aborda con especial detalle la idea de profesionalidad militar de Huntington, como posible solución a la intervención, ya que según se argumenta en este trabajo es la solución que los militares españoles encuentran como más acertada para retirarse del poder. Se plantean además, las principales críticas a esta idea, partiendo de la de Janowitz, que no cree que pueda defenderse la idea de una profesionalidad inmutable y universal, ya que ésta cambia con el tiempo, y depende de muchas condiciones históricas y sociales, lo que necesariamente plantea dudas sobre la bondad de respetar una profesionalidad autónoma, divergente de una sociedad a la que aspira servir y defender.
En el capítulo tercero se sintetizan brevemente las características de la crónica intervención militar española, y se muestra como la debilidad de las instituciones civiles se encuentra en la causa de esta importante presencia militar en la vida social y política del país. Se hace especial énfasis en explicar las consecuencias que para la mentalidad militar tiene la pérdida de Cuba, las Filipinas y Puerto Rico en 1898, por la importancia que ello ejerce sobre las actitudes de los militares respecto al Estado a lo largo de la primera mitad del siglo XX. Finalmente se refleja la opinión de la literatura sobre las FFAA durante el franquismo. Esto permite apreciar la evolución que lleva a que la mayoría de los militares se sientan incómodos con la situación, y faciliten el cambio político que se produce tras la muerte de Franco.
El capítulo cuarto profundiza en las circunstancias por las que los militares quieren abandonar el poder, y muestra como se configura un importante grupo en la elite de la Institución, que está dispuesta a liderar el proceso. Se describen factores y circunstancias que acercan a los militares a otras realidades que les impulsan a que esto sea posible: diferencia generacional, frustración profesional, pluriempleo, estudio en la universidad, idiomas, cursos en el extranjero, entre otros. Se destaca como la colaboración a partir de 1953 con las FFAA estadounidenses, en el contexto de la Guerra Fría, coopera en el cambio de cultura política y militar de las elites castrenses españolas. Dada su importancia, se hace una valoración minuciosa por esta colaboración, se dedica un extenso apartado para hacer una valoración de esta ayuda, y se destaca lo relativo a la asistencia de militares españoles a cursos en los Estados Unidos. En el mismo capítulo se refleja el esfuerzo teórico inicial de estas elites militares que lideradas en un principio por el teniente general Manuel Díez Alegría, diseñan a través del Centro de Estudios Superiores de la Defensa Nacional (CESEDEN) una Reforma militar que se encamina a apartar a los militares de la política, y a señalar la importancia de la profesionalidad. A pesar de fracasar en los últimos momentos del franquismo, sirve de base para la posterior actuación de Manuel Gutierrez Mellado como vicepresidente del Gobierno y primer ministro de Defensa. Explicado este proceso se aborda el papel positivo que los servicios de inteligencia, como parte de las elites militares españolas, empiezan a desempeñar todavía en pleno franquismo en beneficio de la llegada de la transición española.
Finalmente en el capítulo quinto se trata sobre la reforma militar que inicia Gutiérrez Mellado en 1977, y la cual se orienta claramente en lograr la profesionalidad y la neutralidad política de los militares. Un equipo de militares diseña, impulsa y lleva a cabo una reforma que pretende modernizar las FFAA, y lograr que los militares se dediquen íntegramente a los asuntos propios de su profesión, como sucede en las democracias occidentales. La reforma militar va de la mano de la reforma política y Gutiérrez Mellado tiene que hacer grandes esfuerzos para mantener la cabeza fría de una Institución que está en el centro de la atención del público, como muestra el análisis de El País realizado para el año 1977. A pesar de la política gubernamental a las FFAA no les resulta fácil centrarse en la idea de la profesionalidad, mientras se atraviesa el conflictivo período de consolidación democrática, y ello inquieta a la población que sigue cuidadosamente la información que se refiere a los ejércitos.
Las principales fuentes utilizadas son la cada vez más abundante bibliografía sobre relaciones civiles-militares, organización y cambio de burocracias, historia militar y transición española. Además se realizan más de treinta entrevistas en profundidad con militares y civiles que han tenido relación con el mundo de la defensa en España, y se recopila material de fuentes secundarias, fundamentalmente en el Servicio Histórico Militar de Barcelona, donde se consulta el Diario Oficial del Ejército publicado entre 1953 y 1981, la biblioteca de la UNED en Madrid, donde se vacía las ediciones de El País que van desde 1977 a 1982, localizando las noticias que hacen referencia a temática militar y la biblioteca de la National Defense University en Washington, DC. donde se localiza documentos del Departamento de Defensa de los Estados Unidos que completan la información obtenida en relación a la asistencia militar que este país prestó a España21.
Uno de los argumentos más específicos de este trabajo se refiere a la influencia de otros ejércitos en la evolución de las FFAA españolas. Para cuantificar este aspecto se ha buscado en el Diario Oficial del Ejército la publicación de provisión de plaza de todos los cursos en el extranjero que se ha sido capaz de encontrar entre 1953 y 198122 y se ha extraído las concesiones de nivel de idiomas que el ejército reconoce durante estos años. La importancia de conocer idiomas es fomentada desde el Gobierno al publicar el 6 de octubre de 1953 un decreto de la Presidencia que incentiva, con incrementos de sueldos que van del 5% al 15% dependiendo del idioma, sobre el presupuesto de que: "la importancia que para el estudio de cuestiones militares tiene el conocimiento de idiomas extranjeros aconseja intensificar su posesión entre los cuadros de mando de los Ejércitos, estimulando su desarrollo y recompensando a los que con un esfuerzo continuado llegan a poseer alguno de aquellos". A pesar de la irregularidad de publicación, y de la dificultad de esta localización, el hecho de que cada siete años tengan que repetir el examen posibilita establecer con bastante aproximación los idiomas que muchos de los militares estudian. Es destacable notar que de los militares protagonistas de la transición conocen diferentes idiomas, especialmente los militares que están cerca de las instituciones educativas. Consecuentemente pueden leer lenguas diferentes, y ello les facilita el acceso a fuentes alternativas sobre cuestiones tales como la profesionalidad y el futuro del ejército español en la sociedad23.
La observación participante de civiles y militares protagonistas de la transición, y sus reflexiones son una de las más valiosa fuente a la que se recurre. La contrastación de los datos que aportan y la abundante literatura que ya ha sido publicada sobre el tema, es lo que permite plantear un nuevo enfoque, que insiste en la participación activa de militares en favor del cambio político hacia la democracia, y que puede servir de ejemplo para otros casos de transición, como los que todavía hoy día se consolidan en América Latina. En este sentido la profesionalidad de los militares, y su distanciamiento del mundo político es un paso necesario, aunque no suficiente, en el camino de lograr que la defensa sea una política democrática más en las sociedades políticas contemporáneas.
La mayoría de las entrevistas se realizan entre diciembre de 1998, y septiembre de 1999 en Barcelona, y en Madrid, gracias entre otras cosas, a la participación en el proyecto que José Antonio Olmeda coordina para el Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado "La viabilidad de las FAS voluntarias: opinión pública, servicio militar y patriotismo en España 1975-97". La selección de los entrevistados se hace a partir del método conocido como "snow ball" ya que los mismos protagonistas señalan nuevos nombres, y facilitan teléfonos y contactos. Al principio se elaboran unas preguntas mínimas sobre las que pivota la entrevista, pero finalmente la conversación abierta es mucho más enriquecedora, y aporta muchas más posibilidades. Las primeras personas entrevistadas son el General Nogueras Biel, a la sazón subdirector del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado, y Fernando Puell de la Villa, también relacionado con el Instituto, y con el que se ha tenido muchas conversaciones, y de quien se han recibido muchas sugerencias.
Las entrevistas realizadas reflejan bien el esquema que se presenta en el trabajo sobre las actitudes de los militares ante la transición: las elites favorables al cambio, la mayoría obediente y disciplinada, y los pequeños reductos que se organizan a favor o en contra de ésta; y permite una comprensión interesante de muchos detalles que sin su realización no habría sido posible alumbrar. La mayoría de los entrevistados se encuentran por una parte bien entre los que apoyan la transición, cercanos a la cúpula del ejército, o a los servicios de inteligencia, pero también en los otros grupos.
A pesar de la juventud que entonces tenían los actuales generales Iñiguez del Moral, Fernández Sequeiros, Angel Lobo, Andrés Cassinello, Juan Peñaranda, Alonso Manglano, y Martínez Teixidó24 por citar algunos de los entrevistados, todos ellos son claves en las diferentes tareas que les son enconmendadas, algunos cerca del general Gutiérrez Mellado. Otros no tan jóvenes entonces, también han sido entrevistados, como el general Pinilla, fundador de Forja, y estrecho colaborador de Gutiérrez Mellado a través de la dirección de la Academia General Militar de Zaragoza, o se ha acudido a la Fundación Ortega y Gasset para escuchar las declaraciones que hicieron entre 1985 y 198725.
También se ha querido entrevistar a algunos de los que se podrían clasificar como "la mayoría de los militares" para entender sus actitudes. Militares como José María Cirera, Jesús Maldonado, Francisco Laguna, Javier Jiménez Sobrino, Benjamín Michavila, Luis Parareda se consideran ellos mismos parte de esa mayoría que obedecen disciplinadamente. Asimismo del tercer grupo de militares que se distingue, se ha hablado con Julio Busquets, Gabriel Cardona y Santiago Perinat de los pertenecientes a la UMD; y si bien no se ha podido tratar con los más cercanos a la idea de una presencia política militar que impidiera la reforma política, sí que existen abundantes referencias en la literatura para conocer su opinión y sus actitudes. A pesar de la mayoritaria participación en las entrevistas de militares del Ejército de Tierra, también se ha entrevistado a militares del Ejército del Aire y de la Marina. La desproporción que se deriva del escaso número de entrevistas con oficiales de la Marina, y del Ejército del Aire se complementa con la aportación recientemente publicada por Miguel Platón (2001) que recoge adecuadamente las opiniones de oficiales de los tres ejércitos, y que ha sido utilizada en este trabajo. Otros militares con los que también se ha conversado han pedido que se conservara su anonimato; algunos de ellos son figuras importantes para entender la época analizada, y han aportado informaciones muy útiles, que han colaborado en la formación de los juicios.
Finalmente también se ha entrevistado a importantes políticos; como el ex ministro de Defensa Alberto Oliart, el vicepresidente de los gobiernos socialistas Narcís Serra, el ex portavoz en temas de defensa del PSOE Luis Solana, o el fundador de Reforma Democrática Antonio Cortina. Con el ex ministro Gustavo Suárez Pertierra se ha tenido una breve conversación, preguntando algún aspecto concreto, así como también con el actual ministro de Defensa Federico Trillo-Figueroa, y con el embajador de España en los Estados Unidos, Javier Rupérez.
1. Este aspecto tiene un particular interés porque la Institución militar históricamente ha desempeñado funciones relacionadas con el desarrollo, y el control político en muchos países. Cuando una nación desea organizarse de una forma democrática la intervención militar tradicional no es justificable, lo que representa un dilema sobre el espacio y las funciones que la Institución militar tiene que desarrollar, y sobre las actitudes que los militares adoptarán en el futuro. En algunas ocasiones a la Institución le ha costado adaptarse a las nuevas circunstancias, y ello ha sido motivo de tensiones.
2. Aunque la sociología, y otras disciplinas, también estudian este tipo de relaciones.
3. Los modelos siempre son limitados en orden a explicar la realidad; en este sentido en una sociedad X se pueden mezclar diferentes aspectos. Puede que sea un tema importante definir cómo ha sido la intervención militar a lo largo de la historia, y preciso discutir los límites donde civiles y militares operan; al mismo tiempo se puede estar discutiendo las características profesionales del militar, y sus responsabilidades en la defensa de la nación; y también estar potenciando, en el campo de la gestión, el que civiles y militares trabajen coordinados, o determinando el modo de hacer efectivo el control civil de la política.
4. Este debate surge en Europa en el período de entreguerra cuando los teóricos se preguntan sobre el peligro que las actitudes militaristas europeas tienen para la democracia. Posteriormente tiene lugar en todos aquellos países que aspiran a vivir en democracia, pero en los que la influencia militar es importante.
5. Samuel P. Huntington y Morris Janowitz se convierten en los principales defensores de estas posiciones que tratan de buscar justificaciones democráticas a la importante y creciente presencia militar estadounidense, en un momento conflictivo como el de la Guerra Fría, en el que se hace necesario incrementar y mantener la fuerza política de los militares a lo largo del tiempo. La preocupación es que esta situación puede poner en riesgo la democracia en este país, y por ello se busca una solución que evite posibles contradicciones.
6. Este debate se inicia tras el fin de la Guerra Fría. La crítica a la tradicional autonomía militar estadounidense plantea la posibilidad de una crisis en las relaciones entre civiles y militares en los EEUU, y lleva a que se vuelva a reflexionar sobre la teoría del control civil, y también sobre lo que se ha conocido como la gestión compartida.
7. Finer (1985: 16-30)
8. Finer considera que únicamente los militares están en el poder cuando una junta militar es la que ejerce el poder supremo del Estado. Desde este punto de vista es muy raro el caso en el que los militares regresan el poder a los civiles, y es más habitual que anuncien que lo van a hacer sin hacerlo. En su opinión hay dos maneras de regresar a los cuarteles. Por una parte mediante la institucionalización del régimen, en el que los militares dirigentes dejan de ser profesionales de la milicia y se convierten en políticos, y los militares no están en el poder, sino que su papel se reduce a apoyar a los legisladores en que confían, que pueden ser oficiales de uniforme pero ejerciendo de políticos, y no como militares. Una segunda forma es la abdicación del poder. Según Finer "si el régimen militar se define como el que existe cuando las FFAA mandan, hay diferentes tipos de regímenes militares y normalmente no estamos mediando con un régimen militar, sino con un régimen autoritario" (Finer: 1985, 22).
9. Esto muestra por otra parte que la intervención militar es más compleja y puede ser definida con más amplitud de lo propuesto por Finer.
10. Finer (1985:24-25)
11. Esto se manifiesta, según Finer, con medidas que previenen contra la venganza posterior de los civiles, con la confianza de que los militares influirán y tutelarán los cambios constitucionales, con beneficios individuales como el aumento de los sueldos, y colectivos como obtener más dinero para equipos e infraestructuras. Otro tipo de medidas tienen relación con la continuación de sus roles tradicionales, o la confianza en que la Institución sea la preservadora de algunos valores determinados.
12. Finer (1985:26-27)
13. Lo que permite reforzar la idea de Finer de que la mayoría de los regímenes militares no caen por la acción de otro movimiento militar, sino por la combinación de muchos factores que acaban por "convencer" a los militares de que deben de tomar la iniciativa de abandonar el poder.
14. Además se comprueba como en estas sociedades los militares disponen de más medios y libertad para desarrollar adecuadamente tanto la profesión, como la misión encomendada.
15. Los militares forman parte de la sociedad española y por lo tanto también reciben esa influencia.
16. Esta circunstancia es la creadora de la imagen que tienen los militares que afirma que la Institución militar no participa en el Gobierno del Estado, sino que son algunos militares a título particular los que ejercen responsabilidades políticas.
17. En muchos casos pretenden justificar este sentimiento afirmando que los Ejércitos son los grandes sacrificados del desarrollo español, ya que prefieren que se invierta en el progreso general del país, antes que destinar fondos a la modernización y puesta a punto de la organización y los materiales necesarios para tener unas FFAA modernas y perfectamente operativas.
18. Una de las principales diferencias de estos universitarios, y de éstos obreros con los que protagonizan la vida española durante la Segunda República es que en buena medida son los herederos directos de los franquistas, o por lo menos de su sistema educativo, lo que colabora en que la atención y la respuesta hacia ellos sea diferente a la que se dio años atrás.
19. Asumiendo el liderazgo de la Institución, y ejerciendo la verticalidad del mando por una parte logra el consenso interno suficiente para retirarse, y protegiendo los intereses corporativos con medidas políticas que van en este sentido logra la tranquilidad necesaria para que la política no fracase.
20. Lo que es condición social necesaria para que los militares se retiren.
21. Hay que destacar la ayuda de Rita Verry (Defense Security Cooperation Agency del Departamento de Defensa)
22. La dificultad de localización de estos datos es muy grande, y en muchos casos que constan incluso las autorizaciones para asistir a cursos no son ni publicadas en el Diario Oficial. No obstante los datos que se aportan dan una buena muestra tanto de la importancia del número de oficiales que salen de España, los países a los que van, y el tipo de cursos que realizan.
23. El hecho de únicamente estudiar el Ejército de Tierra ha sido por una cuestión de volumen de información. Se ha escogido el Ejército más importante en relación a la influencia política. A pesar de ello, y gracias a la ayuda de Rita Verry se ha conseguido establecer una tabla comparativa del gasto en entrenamiento militar que los EEUU destinaron a España, identificando lo destinado a cada Ejército lo que permite calibrar como se repartió ésta.
24. En relación al General Alonso Baquer, siempre presente en todo tipo de actividades, y por ello testigo de excepción, si bien no se ha podido concretar una entrevista en profundidad con él, si que se ha leído las cosas que ha escrito, y se ha conversado informalmente con él en un par de ocasiones.
25. En este sentido al almirante Liberal, y a los generales Saez de Tejada, y Gabeiras son escuchados en esas grabaciones. El general Andrés Cassinello es entrevistado personalmente, pero también es consultada una grabación suya que se conserva en el Instituto Ortega y Gasset, y en el que a pesar de la distancia temporal con la que son realizadas reporta interesantes coincidencias, y datos complementarios.
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