LA CRISIS VENEZOLANA
Por Hernán Castillo
En este artículo me voy a limitar principalmente a analizar los sucesos del pasado 11 de abril y algunas de sus repercusiones para el futuro inmediato de Venezuela. Es decir, me propongo en estas líneas hacer básicamente un análisis coyuntural de este problema. No obstante, hay que señalar también que esos lamentables sucesos son el resultado de la acumulación de una serie de muy fuertes tensiones y problemas no resueltos, a los cuales me voy a referir muy superficialmente, en todos los ordenes de la vida venezolana, durante estos tres años de la presidencia de Hugo Chávez que hicieron explosión durante las manifestaciones de esos días.
I. Antecedentes y contexto de la masacre del 11 de abril en Caracas
La característica dominante del proyecto de Hugo Chávez, desde la perspectiva política, consiste en un esfuerzo por avasallar, dividir, destruir y controlar personalmente, desde el Poder Ejecutivo, todas y las más importantes instituciones del Estado, e imponerle a la sociedad venezolana una "revolución bolivariana" que no está establecida en la Constitución venezolana de 1999.
No obstante, durante estos tres largos años la tarea de someter a la Nación no le ha sido nada fácil al gobierno, ha encontrado una férrea resistencia en importantes y claves sectores de la sociedad venezolana, como la iglesia católica; los medios de comunicación social; las universidades; la Central de Trabajadores de Venezuela, CTV; el sector empresarial, FEDECAMARAS; productores del campo; pequeños y medianos comerciantes; intelectuales, e individualidades de amplio reconocimiento nacional e internacional; el sector petrolero en su conjunto, lo cual es demasiado importante ya que esta es la principal actividad económica de Venezuela; los gremios profesionales, especialmente los médicos y los educadores de la escuela primaria, básica y diversificada; y para sorpresa de muchos la propia Institución Armada venezolana, tal como quedó demostrado el pasado 11 de abril, institución a la cual decía, el Presidente, conocer como "la palma de su mano". Finalmente los partidos políticos históricos, las nuevas organizaciones partidistas y la sociedad civil organizada en ONG´s también han sido un muro de contención a las pretensiones hegemónicas y despóticas del "proyecto revolucionario" chavista.
Sin embargo, el Presidente llegó a controlar de una forma abrumadora al Parlamento; en donde actualmente mantiene una precaria mayoría, con una fuerte tendencia a perderla en los próximos desarrollos. Igualmente el Tribunal Supremo y el Poder Judicial en su conjunto están bajo su influencia. Y extremadamente desacreditados, pero bajo su control personal, el Consejo Nacional Electoral y el Poder Moral: la Fiscalía, el Defensor del Pueblo, y la Contraloría General de la República. También cuenta con la mayoría de los gobernadores y alcaldes como un efecto residual del arrastre de los votos presidenciales de las últimas elecciones nacionales, los cuales algunos de ellos tienen importantes problemas de legitimidad popular y legal, por las irregularidades en las máquinas de votación y en la empresa española INDRA que manejo el proceso de votación en que resultaron escogidos esos gobernadores y alcaldes. Y finalmente dispone el presidente Chávez de los llamados "Círculos Bolivarianos"; unas organizaciones, que con el pretexto de realizar actividades de tipo social en los barrios más pobres de las principales ciudades del país, parte muy importante de ellas, se han convertido en el brazo armado del partido de gobierno el Movimiento Quinta República, tal como quedó demostrado en las filmaciones de los canales de TV en la masacre del 11 de abril. Olímpicamente el presidente Chávez, anunció la asignación a estos "círculos" de la bicoca de unos 140 millones de dólares aproximadamente, para sus actividades, cuando por ejemplo los empleados de la administración pública, presentan gravísimos problemas de salario.
Desde la perspectiva social, la "revolución bolivariana" se ha caracterizado por excluir de las principales políticas del Estado, entre otros sectores, a los empresarios, y a los sectores sociales medios y profesionales en general. Apoyándose básicamente en un discurso sumamente agresivo, ofensivo y grosero, en la mayoría de las veces de exaltación y exacerbación del resentimiento y odio social, entre los venezolanos. El presidente Chávez ha dividido a la sociedad venezolana, en dos grandes bloques, por un lado, los sectores marginales, los desposeídos, el hampa común y el lumpen en general, con algunos sectores de activistas e intelectuales propios de la ideología revolucionaria de los años 60; y por el otro lado todo lo demás. En la Venezuela del 11 de abril no es posible encontrar un ciudadano indeciso e imparcial, frente al gobierno. La Venezuela de hoy es una sociedad total y peligrosamente polarizada entre dos polos, o estas con Chávez o estás en su contra.
Uno de los ejes principales de la política social del gobierno ha sido el Plan Bolívar 2000, más otro conjunto de políticas sociales de redistribución clientelar y populista de pequeñas y medianas sumas de dinero, a través de la creación de todo tipo de entidades financieras con fondos públicos y programas asistencialistas, en donde, entre otros, se ha involucrado masivamente a la Institución Armada, abandonando sus funciones naturales de la defensa del territorio y la soberanía nacional. Son bien importantes el conjunto de denuncias de corrupción en el manejo de los fondos de la política social de gobierno en la que han aparecido militares de alta graduación.
Pero lo más importante de la política económica y social, es que por un lado, el problema de la seguridad social de los trabajadores venezolanos y sus familias no ha sido asumido por el gobierno, durante estos tres años. Al igual que el enorme problema de la informalización y "buhonerización" de la fuerza de trabajo. El 50% de la fuerza de trabajo venezolana, de unos nueve millones, aproximadamente, de venezolanos se encuentran en el sector informal de la economía. Tampoco ha sido enfrentado el gravísimo problema de la seguridad pública y el hampa común, su minimización y control tienen mucha relación con el éxito en el funcionamiento de esas otras variables sociales y económicas.
Pero por otro lado, y en definitiva, los problemas centrales de la pobreza, el empleo, la inversión y la productividad tampoco han sido temas que ocupen la agenda gubernamental del presidente Chávez, a pesar de haber tenido unos ingresos fabulosos de unos setenta y cinco mil millones de dólares, aproximadamente, en estos tres años, por conceptos de ingresos petroleros. El tema de la pobreza y la marginalidad social sólo son motivo de atención para agudizar las tensiones sociales y políticas en las largas cadenas de discursos presidenciales.
En materia de las relaciones internacionales y la política exterior de este gobierno, es otro polo muy importante de tensiones y conflictos demasiado grande para el Estado venezolano en la comunidad internacional. Sólo basta con señalar que por una parte se ha centrado principalmente en un esfuerzo por tratar de provocar a los Estados Unidos en algunas áreas, sobre todo en algunos temas hemisféricos, muy sensibles. Despreciando, entre otras cosas, irresponsablemente el hecho de que los Estados Unidos son el principal socio comercial y mercado para los productos petroleros venezolanos. Destaca el acuerdo de Chávez con Fidel Castro para, diariamente, enviarle cincuenta y tres mil barriles de crudo en condiciones extremadamente privilegiadas en relación, por ejemplo a las condiciones en que Venezuela participa en el Acuerdo de San José, en el que Venezuela le vende petróleo a los países Centroamericanos y del Caribe, con una serie de facilidades, con relación a los países industrializados. Ese convenio petrolero internacional con Cuba no fue discutido ni ratificado por el Parlamento venezolano, lo cual lo hace inconstitucional.
Pero por otra parte también este gobierno cambió radicalmente la posición de Venezuela en todo lo que tiene que ver con lo que ha sido tradicionalmente su trayectoria histórica en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP); de la defensa de los precios petroleros, se pasó a, en cierta forma, inmiscuirse en la política del Medio Oriente, sobre todo al tratar de romper el bloqueo que la ONU le impuso al gobierno de Saddam Hussein en Irak. También el gobierno venezolano tardó demasiado tiempo en condenar el atentado terrorista del 11 de septiembre a los Estados Unidos. Chávez fue uno de los últimos mandatarios en pronunciarse en contra de esos criminales sucesos, y además lo hizo de una forma muy débil, en que incluso llegó, en una oportunidad, al extremo de presentarle al país, en una de sus largas cadenas televisada, fotografías de unos niños afganos muertos como consecuencia de los bombardeos como si esos bombardeos fueron hechos deliberadamente para matar niños. Este hecho motivo una fuerte reacción de la representación diplomática estadounidense en Caracas.
Pero igualmente el gobierno de Chávez también ha hecho esfuerzos muy importantes, en los foros diplomáticos regionales, de imponer una idea de la democracia participativa, desafiando sin resultados positivos para Venezuela la idea de la democracia representativa, establecida en la carta de la OEA.
En fin, estos son algunos de los rasgos más generales en que se enmarca el desacuerdo y la protesta de la oposición al gobierno de Chávez que chocó frontalmente el pasado 11 de abril con motivo del conjunto de circunstancias que rodean el intento del gobierno por controlar e intervenir arbitrariamente la Junta Directiva de Petróleos de Venezuela PDVSA, y que dieron lugar a la marcha de protesta del 11 de Abril conjuntamente con el llamado a un paro de 24 horas de la Confederación de Trabajadores de Venezuela CTV, el 9 de Abril que se convirtió en paro general e indefinido.
II. ¿Cuáles fueron los hechos?
Este choque frontal que se produjo, durante esos días, entre los dos grandes bloques en que se encuentra dividida la sociedad venezolana constituye una gran experiencia que puede arrojar una serie de lecciones que deben ser asimiladas, por los sectores en pugna, a fin de evitar el desencadenamiento de una violencia generalizada y eventualmente una Guerra Civil en Venezuela en los próximos tiempos por venir.
En términos generales el conflicto comienza debido al nombramiento, a finales de Febrero, de una Junta Directiva de Petróleos de Venezuela PDVSA, sin respetar la tradición meritocrática de la industria petrolera venezolana al imponer a directores internos afectos políticamente al Presidente, sin tener los méritos suficientes para estar en esos altos cargos directivos. Los directores internos nombrados por la Junta Directiva tenían por encima a unos sesenta y cuatro empleados de la nómina mayor y ejecutiva con mayores méritos que los nombrados. Es muy importante señalar que como un antecedente al conflicto el General Guaicaipuro Lameda, había renunciado a la presidencia de PDVSA, por una serie de diferencias bien importantes con el gobierno en relación al manejo de la industria, entre otras, el problema del Acuerdo petrolero con Cuba.
El Gobierno se negó, sistemáticamente sobre la base del principio de autoridad, a negociar cualquier tipo de salidas, alternativas y opciones de recomposición de la Directiva de la empresa. Se nombró una mediación parlamentaria, que fracasó, para básicamente tratar el conjunto de despidos y jubilaciones forzadas del grupo de ejecutivos que dirigía la lucha laboral en PDVSA. Las posiciones se radicalizaron y se declaró un paro de la industria petrolera hasta que fuese sustituida la directiva de la industria. El propio Chávez, directamente, el domingo 7 de Abril en una de sus largas cadenas en su programa de radio y TV, "Aló Presidente", de una forma grosera, burlona, y arbitraria despidió de la empresa petrolera a siete ejecutivos, voceros de la asamblea de empleados de PDVSA.
La Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) convocó a una Huelga General que ya había anunciado unas semanas antes a objeto de presionar al gobierno a iniciar la discusión de unos cuatro mil contratos colectivos vencidos. El llamado a huelga contó con el apoyo de la Federación de Cámaras de Comercio y Producción, (FEDECAMARAS). A este llamado se sumaron muchas organizaciones civiles, ONG´s y partidos políticos de oposición. Sin embargo el sector transporte y el Metro de Caracas no se unieron al paro. Aquí es importante agregar también que ya el 10 de diciembre del año pasado ya la CTV había convocado un paro general de 24 horas, el cual fue muy exitoso.
La huelga comenzó con un paro de 24 horas el martes 9 de Abril cuyo éxito inicial fue relativo pues no paró el transporte, y los empleados públicos, abrieron algunos comercios y oficinas, la industria petrolera trabajó a mitad de su capacidad. Sin embargo una de las más importantes refinerías, del centro-occidente del país, se paralizó en su totalidad.
Los esfuerzos del gobierno de neutralizar el paro forzaron a las televisoras y emisoras de radio a trasmitir mensajes gubernamentales de diez minutos cada media hora a fin de tratar de presentar una imagen de "normalidad". Esta situación provocó la reacción inmediata de los medios de comunicación, y la intervención de la Corte Interamericana de Derechos Humanos exigiendo al gobierno el respeto a la libertad de expresión. Ese mismo día, la concentración de apoyo al gobierno, encabezada por el mismo presidente Chávez, reunió pocas personas en contraposición con la concentración de la oposición que convocó un mayor número en una de las sedes de PDVSA ubicada en Chuao.
El presidente de la Confederación de Trabajadores, Carlos Ortega, también trabajador petrolero, anuncio la continuidad del Paro General por 24 horas más. El segundo día el éxito de la paralización fue mayor y se produjeron manifestaciones cívicas en las principales ciudades del país, pero sobre todo fuertes problemas de orden público en las instalaciones petroleras debido a los esfuerzos del gobierno por evitar la paralización de la industria petrolera. Se declaró entonces el Paro General Indefinido hasta lograr la renuncia de la directiva de PDVSA que se transformó en el objetivo político para forzar la salida de Hugo Chávez de la Presidencia de la República.
El día 11 se convocó una marcha hasta PDVSA en Chuao que salió desde la estación del Metro del Parque del Este, es decir a unos dos kilómetros de distancia. Esta marcha resultó gigantesca, se calcula que participaron entre unas setecientas a ochocientas mil personas, aproximadamente, lo cual es una cifra impresionante ya que Caracas tiene alrededor de unos 4 millones de habitantes. Nunca antes en la historia política venezolana se había logrado una concentración humana de esas magnitudes. La marcha sigue hacia el Palacio de Miraflores, recorriendo unos nueve kilómetros más y a partir de este momento comienza a complicarse la situación. Por una parte el gobierno llama a los "círculos chavista" a defender la revolución, "incluso hasta con la vida", se congregaron unas quince a veinte mil personas frente del Palacio Presidencial.
Al llegar al centro de la ciudad, en "El Silencio", la marcha se divide; una columna se dirige hacia el Palacio Federal, donde funciona el Parlamento y sigue hacia el edificio de la alcaldía del Municipio Libertador, en manos del oficialista Freddy Bernal, orientándose hacia el Palacio Miraflores pero por la céntrica avenida Baralt.
Y la otra parte de la marcha se dirige hacia el Palacio Miraflores, pero por las fuentes de agua de la plaza Oleary de "El Silencio". Los francotiradores aparecen disparando desde los edificios y zonas adyacentes a la Alcaldía del Municipio Libertador, que es por donde empiezan a caer masacrados los manifestantes. En la otra columna de la marcha no hubo manifestantes muertos.
El presidente Chávez obligó a las plantas de TV privadas a trasmitir en "cadena" su discurso, diciendo básicamente que el país estaba en "normalidad", sólo unos pequeños focos aislados en la ciudad alteraban el orden. Se dice que mientras salía su discurso televisado el Presidente estaba tratando de dirigir las operaciones militares del Plan Ávila, desde el techo del Palacio Miraflores, o sea que ese discurso había sido grabado previamente. Sin embargo, los medios de comunicación siguieron trasmitiendo todo lo que sucedía en los alrededores del Palacio. Es cuando pudimos ver estupefactos e indignados en la televisión a miembros de los "círculos", entre ellos un concejal de Caracas, del partido de gobierno, el MVR, Richard Peñalver, masacrando a los manifestantes, con una pistola de calibre nueve milímetros.
La situación para los manifestantes de la oposición fue muy difícil porque la fuerza pública, la Guardia Nacional, en vez de asumir el control total y disgregar ambos bandos, tanto los "círculos chavistas" que se reunieron alrededor del Palacio, como el otro grupo que se dirigía hacia el Palacio, la Guardia Nacional se encargo sólo de atacar y lanzarle bombas de gas al grupo opositor. Mientras que la Policía Metropolitana bajo la responsabilidad del Alcalde Mayor, Alfredo Peña, de oposición, se orientó más bien a evitar que los dos grupos se encontraran directamente. En total se produjeron unos sesenta y cinco muertos de bala, muchos de ellos con disparos en la cabeza; y quinientos cincuenta y seis de heridos, más unos doscientos ochenta millones de dólares, aproximadamente, en perdidas materiales, en los saqueos a los establecimientos comerciales, en el oeste de la Caracas.
El presidente Chávez hizo esfuerzos por activar las líneas de mando militar para implementar el Plan Ávila, este plan es una operación militar para el control del área metropolitana de la capital de Venezuela, cuando se presenta una conmoción nacional, Estado de excepción, o fuertes alteraciones del orden público que rebasen la capacidad de las fuerzas policiales y la Guardia Nacional. Es decir, el Ejército, principalmente toma el control militar de la situación. Esta operación militar abarca las ciudades de Los Teques, Guarenas, Guatire, y el Tuy, más los municipios Baruta, El Hatillo, Chacao y Sucre, en el estado Miranda; la Guaira en el Estado Vargas; y los municipios del Distrito Capital, en Caracas.
El Presidente no localizó a través de los sistemas internos de comunicaciones militares a los comandos encargados de implementar ese Plan. Es más, la situación fue de tal gravedad que sus intentos por establecer contacto y sus órdenes fueron interceptadas y grabadas y posteriormente sacadas a conocimiento de la opinión pública nacional, en las emisoras comerciales de radio y TV privadas. El Presidente es "Tiburón 1" en ese Plan de operaciones militares. Esta es una pequeña muestra de cómo la partidización y politización del sector militar puede afectar gravemente su operatividad. Por una parte, los altos mandos militares venezolanos no estaban de acuerdo con sacar el Ejército a la calle a dispararle a otros venezolanos. Pero por otra parte, los soldados no están entrenados, ni manejan la tecnología para control y sometimiento de orden público ciudadano. Los soldados cuando salen en operaciones militares es a matar. Los ciudadanos, estén donde estén, y sean quienes sean estos ciudadanos, hombres, niños, mujeres, ancianos y jóvenes, por igual, pasan a ser sus enemigos a los cuales hay que destruir, sin ningún tipo de consideraciones y discriminación y para eso es que están entrenados, para la guerra. Como, por ejemplo ocurrió el 27 de Febrero de 1989, en donde murieron muchos venezolanos, con motivo de los saqueos en el país, cuando Carlos Andrés Pérez, implemento ese Plan Ávila en la zona metropolitana de Caracas.
Pero políticamente lo más importante, es que el presidente Chávez, al intentar implementar el Plan Ávila, quedó totalmente desenmascarado su cínico discurso, del cual se sentía muy orgulloso como militar, según el cual, "Maldito el soldado que dispara contra su propio pueblo", utilizando una frase del Libertador Simón Bolívar.
En la noche del 11 los canales privados de TV son asediados por bandas oficialistas y se produce la presencia en los medios de comunicación de la Fuerza Armada argumentando no estar dispuesta a disparar contra el pueblo. El Comandante del Ejército, General Efraín Vásquez Velasco, junto a un grupo de Generales y Almirantes, señaló que el Gobierno no pudo evitar la violencia y decidido a evitar una escalada, forzó la renuncia de los otros miembros del Alto Mando Militar, del Presidente Chávez y de su gobierno. Luego, el presidente Chávez es hecho preso y llevado al Fuerte Tiuna, donde funcionan las oficinas del Ministerio de la Defensa, la Inspectoría General de la Fuerza Armada, y la Comandancia del Ejército, entre otros altos mandos militares venezolanos. En la madrugada el Inspector de la Institución Armada, General Lucas Rincón Romero, le anuncia al país la renuncia del Presidente de la República. Sobre este anuncio del General Rincón hay todavía una gran polémica sobre si Chávez renunció o no. Pero en cualquier caso lo más importante es que los militares alzados le rechazan su solicitud de salir del país y viajar a Cuba con su familia. Y fueron testigos de la discusión y negociación entre Chávez y los militares sublevados, Monseñor Baltasar Porras, y Monseñor José Luis Asuaje Presidente y Secretario de la Conferencia Episcopal Venezolana CEV, respectivamente. Pero sobre todo llama poderosamente la atención que haya sido el propio Chávez quien pidió la presencia de estos sacerdotes como garantes de su vida, a quien entre otros insultos le haya dicho a Monseñor Porras, "adeco con sotana".
En la madrugada del 12 de Abril el Comandante del Ejército, designa a Pedro Carmona Estanga, Presidente de Fedecámaras, para que presidiera un Gobierno de Transición. Al mediodía, en el Palacio Miraflores, Carmona Estanga le anuncia al país algunos Ministros y la constitución de un Consejo de Estado Consultivo, de treinta y cinco miembros representativos de la sociedad venezolana. También presenta un decreto en donde, nada más y nada menos, disuelve todos los poderes que tienen origen en la elección popular. Y decreta además la celebración de elecciones para una nueva Asamblea Nacional con poderes constituyentes en el mes de Diciembre de 2002. Entre otras medidas también le elimina el nombre de Bolivariana a la República de Venezuela. En fin, un gobierno de facto, que paradójicamente no desconoce la vigencia de la Constitución de 1999, pero rompe el hilo constitucional. Gobierno de facto muy precariamente sostenido por una Institución Armada profundamente dividida y debilitada; y por un sector empresarial aislado, sin respaldo popular y laboral. Apoyado por una parte elite de la sociedad civil venezolana sin arraigo social y político, y sin representatividad de la complejidad democrática y política de Venezuela. Tampoco le formuló un planteamiento al país en donde las prioridades estuvieran en lo social, y mucho menos en la participación popular como el sujeto de la democracia. Muy débiles y superficiales fueron las referencias a la imperiosa necesidad de lograr un conjunto de transformaciones, en el Estado y la sociedad venezolana, orientadas hacia la consecución de la justicia social y la eliminación de la pobreza, la aplicación de la ley, la lucha y castigo de la corrupción, y el adecuado funcionamiento de los contrapesos políticos e institucionales del sistema democrático, entre otros puntos importantes. La representación de la CTV no firmó el documento, lo cual fue extremadamente simbólico e ilustrativo del tipo de gobierno que se le anunciaba al país. La decepción, frustración y rabia embargó el espíritu de una parte, bien importante, de la sociedad venezolana que aspira reemplazar y salir democrática y pacíficamente del gobierno presidido por Hugo Chávez, con quienes trataron de arrebatar, con un golpe de manos, el enorme descontento nacional acumulado contra un gobierno de ineptos y un proyecto político propio de las épocas más atrasadas y oscuras de la humanidad. No obstante, a pesar del duro golpe recibido, la multitudinaria marcha con motivo de la conmemoración del Primero de Mayo pasado, convocada por la CTV, pareciera mostrar que el entusiasmo y el ánimo en la lucha no se ha perdido completamente, en el sector que adversa al presidente Chávez.
El Fiscal General de la República, Isaías Rodríguez, no reconoció al nuevo Gobierno transitorio argumentando que: primero Chávez fue detenido por la fuerza, y segundo no se cumplieron con los requisitos establecidos en la Constitución Nacional de 1999, para la sucesión presidencial. Esto era de esperarse, ya que él salió de la Vicepresidencia de la República para la Fiscalía General, y hay un recurso en el Tribunal Supremo solicitando la nulidad de ese nombramiento ya que, en su oportunidad, no se cumplieron con todos los requisitos constitucionales para su designación por parte de la Asamblea Nacional.
En ese breve interim, en que estuvo el Gobierno Transitorio, el señor Carmona Estanga, se cometieron excesos y atropellos muy importantes de todo tipo, y se podía visualizar en Venezuela una escalada de venganzas y retaliaciones políticas. La Embajada de Cuba fue rodeada por grupos anticastristas, le cortaron el suministro de agua y electricidad, le destruyen los vehículos a la representación diplomática, y no dejaron ingresar alimentos, e intentaron penetrar al edificio en busca de funcionarios gubernamentales, bajo el supuesto que algunos hubieran solicitado asilo político en esa Embajada. Por otra parte también, algunos altos funcionarios como el Ministro de relaciones Interiores, Capitán Ramón Rodríguez Chacín fueron detenidos con saña, al igual que el diputado Tarek William Saab, fue sacado de su casa sin la más elementales formas de juicio. A otros altos funcionarios del Gobierno, que se escondieron, sus casas les fueron allanadas sin cumplir con los requisitos legales, previstos para estas situaciones. No obstante, algunos de los que dispararon a los manifestantes, filmados e identificados por la TV, también fueron hechos presos.
Ante la ruptura del hilo constitucional, en materia internacional, ningún país, reconoció el Gobierno transitorio presidido por Carmona Estanga. Sólo los Estados Unidos quedaron bajo la sospecha de haber contribuido al golpe de Estado. Inmediatamente se pensó en la posibilidad de invocar la aplicación de la Carta de la Democracia suscrita por Venezuela como miembro de la Organización de Estados Americanos (OEA), incluso vino una comisión presidida por César Gaviria elaboró un informe que fue aprobado por la Asamblea de Cancilleres, en donde se le formuló una serie de recomendaciones a Venezuela
En estas adversas circunstancias el conjunto de actores y factores que se movieron alrededor de Carmona trataron de derogar el decreto que elimino los Poderes Públicos. La situación fue tan grave que ni siquiera lograron nombrar totalmente e instalar el gabinete ejecutivo y conseguir las treinta y cinco personas que integrarían el Consejo de Estado. Una vez derogado el decreto y reconstituidos los Poderes Públicos, con una nueva mayoría parlamentaria negociada con una parte de la propia fracción parlamentaria gubernamental, se proponían, entre otras cosas, nombrar un nuevo poder ejecutivo, y convocar elecciones, rápidamente, en un lapso no mayor a tres meses. Esta idea tenía el enorme obstáculo que significaba la destitución del Vicepresidente, teniente, Diosdado Cabello, a quien le corresponde constitucionalmente suplir las faltas absolutas del Presidente de la República.
A Chávez, los militares golpistas, le negaron la salida, con su familia, hacia Cuba, que aparentemente había puesto como condición para renunciar, sólo existía el testimonio oral del Inspector de la Institución Armada General Lucas Rincón. Sobre la renuncia de Chávez, una vez trasladado del Fuerte Tiuna, en Caracas, a Turiamo, en el estado Aragua y luego a la isla de la Orchila, se trató de convencer a Chávez de su renuncia y salida del país. El Cardenal José Antonio Velasco, pasó mucho tiempo con Chávez en la isla de la Orchila y servía de garante de la vida de Chávez y su familia si aceptaba la salida del país.
A todas estas, las organizaciones y factores políticos y sociales que representan el chavismo en Venezuela y todo ese complejo problema, es el sábado en la tarde y en la noche cuando reaccionan, y comienzan a protestar contra el golpe de Estado y a reclamar la reconstitución del gobierno constitucional y el regreso de Chávez a la presidencia. Se presentaron importantes saqueos en las zonas comerciales del oeste de Caracas. Se produjeron alrededor de unos diecisiete muertos esa noche, decenas de heridos y unos ciento veinte detenidos, según cifras de una de las más prestigiosas organizaciones venezolanas defensora de los Derechos Humanos COFAVIC. En estas condiciones era prácticamente imposible para los canales de TV salir a reportar estos sucesos, ya que los edificios donde funcionan estas plantas televisoras estaban amenazadas muy agresivamente por los grupos chavistas. Fueron rodeados y bloquearon las entradas de los edificios, les lanzaron piedras y rompieron sus fachadas. Estos grupos querían que se televisaran sus planteamientos y sobre todo pedían el regreso de Chávez al poder. Los militares leales al gobierno, especialmente el General Raúl Baduel, comandante de la brigada de paracaidistas y el comandante de la aviación General Luis Acevedo, toman el control de la ciudad y la Base militar de Maracay. Ante este alzamiento militar de Maracay, el Presidente Carmona, abandona el Palacio Miraflores y se dirige al Fuerte Tiuna, ausencia que es aprovechada por la Guardia de Honor leal a Chávez y hacen presos a los integrantes del gobierno transitorio y el Palacio lo vuelven a retomar los ministros y funcionarios del gobierno de Chávez, y es muy importante que aparecen el Presidente de la Asamblea Nacional, William Lara y le toma juramento al Vicepresidente Diosdado Cabello, como Presidente temporal de Venezuela hasta que aparezca Chávez. Este fue el primer paso de regreso al Estado de Derecho. Sin embargo todavía no está totalmente claro, desde el punto de vista jurídico el status de esa juramentación porque la Constitución establece que debe hacerse ante la Asamblea Nacional. Tampoco de esa juramentación se redacto un acta en donde se dejara constancia de tal hecho. Es importante agregar también que el canal de TV del Estado, el canal de venezolana de televisión, había sido abandonada por sus empleados y luego del alzamiento de Maracay, es retomada por parlamentarios del gobierno y comienzan a enviar mensajes al país sobre las movilizaciones de la gente leal al gobierno. Pero principalmente señalan que Chávez, en ningún momento había renunciado a la presidencia de Venezuela y solicitan su regreso al Palacio.
A estas alturas ya Carmona Estanga estaba preso en Fuerte Tiuna, bajo el control de las fuerzas leales. Carmona renuncia y quedó a disposición de los nuevos jefes militares. Posteriormente los Tribunales civiles y militares se encargaron de tramitar lo correspondiente a los juicios de los militares y civiles involucrados en todo este problema. A Pedro Carmona el juez le dio el privilegio de tener su casa por cárcel. Chávez fue liberado y restituido como Presidente el domingo 14 de Abril en la madrugada. Su primera aparición pública fue en la Base militar de Maracay; y el lunes 15 se dirigió al país, en un tono inusual y extremadamente conciliador, en donde reconoció errores y pidió perdón, pero sobre todo anunció una política del diálogo nacional y rectificación.
Finalmente, es obvio que hubo una negociación entre los dos bandos militares enfrentados, pero todavía es muy temprano para conocerlos. Se nombró una Comisión para establecer a los responsables de los venezolanos muertos y también se nombró una Comisión de parlamentarios para investigar los hechos del golpe de Estado, ya comenzaron las interpelaciones, seguramente allí saldrán algunas revelaciones muy importantes sobre lo ocurrido, durante esos aciagos días en Venezuela
III. El papel de los militares
Luego de estos sucesos lamentables del 11 de Abril pasado en Venezuela, una de las lecciones estrictamente militares más importantes que hay que sacar es que es imprescindible replantearse, en las específicas circunstancias por las que estamos pasando en Venezuela, el papel que deben jugar el conjunto de las instituciones que manejan las armas de la democracia venezolana. Estuvimos y estamos todavía frente a la posibilidad real y concreta de una Guerra Civil, o más aún, el desenlace de una violencia anómica generalizada en Venezuela. El presidente Chávez con su proyecto "revolucionario", desde el comienzo ha planteado y lo plasmó muy claramente en la Constitución Nacional, la politización, pero principalmente la partidización de los militares venezolanos, pero sobre todo la colocación del sector castrense al servicio de sus ambiciones de poder y de su "revolución bolivariana", que no aparece en ninguna parte del texto constitucional.
Durante la crisis que hemos visto en estos tristes días en Venezuela, se materializó el uso de la violencia como instrumento "revolucionario". Pero igualmente grave, a mi juicio, la Institución Armada venezolana, debido a su profunda crisis y división no pudo, no fue capaz de garantizar la vida de unos venezolanos que protestaban pacíficamente sus desacuerdos con un gobierno que muchos venezolanos consideramos arbitrario, irresponsable e ilegitimo. Las Fuerzas Armadas venezolanas no son garantía de equilibrio porque no merecen la confianza de toda la sociedad. Una parte de ellas se colocó, y lo pudimos ver todos, del lado de los "círculos chavistas", que estaban alrededor del Palacio Miraflores, durante la manifestación del 11 de Abril. El desprecio y repudio que una parte bien importante de la sociedad venezolana siente con respecto a la forma como la Institución Armada actuó durante esos terribles días es muy grande, pero igualmente hacia los civiles que protagonizaron esa salvajada y barbaridad de pretender arrebatarnos el gigantesco esfuerzo de acumulación de descontento y de resistencia civil que venía muy gradual y lentamente evolucionando en Venezuela, en contra del gobierno y su Presidente. Las Fuerzas Armadas venezolanas no pueden preservar la paz nacional, la vida, las propiedades y bienes de los ciudadanos. Operativamente están destruidas, el presidente Chávez, dentro de su desesperación, trató de implementar el Plan Ávila y resultó un verdadero desastre la disciplina, la moral, las jerarquías, y el liderazgo, valores decisivos en las estructuras militares. Los Altos Mandos militares no le respondieron, no por cobardes y desleales, como lo declaró recientemente; no le respondieron a su llamado porque no comparten su proyecto político, pero también no le respondieron a sus órdenes por miedo a matarse entre ellos mismos y desatar una Guerra Civil en Venezuela.
Es imperiosa la necesidad de regresar a los militares venezolanos a sus funciones profesionales y separarlos radicalmente de las actividades políticas propias del sector civil y precisar exactamente su significación. En una sociedad democrática moderna las funciones militares y policiales, entre otras funciones, no se deben mezclar. Ese funesto Plan Bolívar debe ser eliminado, al igual que los fatídicos "círculos bolivarianos".
Los militares no son para definir la sociedad y el Estado, son para defenderlos. La sociedad venezolana tiene que recuperar y restablecer el control político y subordinación al sector civil de sus militares. Está llegando el momento de evaluar el papel y significación que han jugado nuestras Fuerzas Armadas en la evolución política e histórica de Venezuela, sobre todo la más reciente. El papel en el desarrollo nacional, en el caso venezolano, de sus Fuerzas Armadas es la defensa nacional. Pero sobre todo y principalmente está llegando el momento de evaluar y colocar en su justo término y nivel el carácter, tamaño, y recursos de la Institución militar que necesitamos en relación con el tipo de sociedad que aspiramos en Venezuela, con miras hacia el siglo XXI.
Finalmente, soy profundamente escéptico con respecto a la vocación y apego de los militares, a la Constitución venezolana de 1999. Hay mucho oportunismo político en esas declaraciones y actos de fe, con motivo del golpe de Estado y la masacre del 11 de Abril. El gobierno del Teniente coronel que tenemos en la jefatura del Estado en Venezuela, jamás ha respetado la Constitución y el Estado de Derecho. En nombre de una "revolución" bolivariana que no está escrita en la Constitución ha cometido cualquier tipo de irresponsabilidades y arbitrariedades y los militares venezolanos no han dicho absolutamente nada, con algunas pequeñísimas e intrascendentes excepciones. De tal manera que con respecto a los acontecimientos que están por venir en Venezuela no debemos hacernos muchas ilusiones, simplemente estamos montado en una bomba de tiempo, que puede ser desactivada, pero igualmente podría estallar. Los llamados "círculos chavistas" tienen que ser desarmados porque amenazan con convertirse en otro ejército de civiles armados partidarios de la "revolución" y pueden amenazar a cualquier otra organización armada legalmente, por el Estado venezolano.
IV. El problema político
Tenemos en Venezuela, una sociedad, un pueblo, una nación, como se quiera llamar dividida políticamente entre chavistas y antichavistas. No es nada fácil encontrar en la Venezuela de hoy a un venezolano indiferente, y sin posición frente a Chávez. Pero sobre todo, y es lo más grave y delicado, una sociedad profundamente impregnada de grandes odios y resentimientos sociales de todo tipo. Indudablemente que en Venezuela se vinieron acumulando e incrementando, durante mucho tiempo, sectores populares y marginales de pobreza, cuando el país contaba con extraordinarios recursos financieros y humanos para controlar, reducir, minimizar y ¿por qué no?, eliminar la pobreza. En el mundo moderno el objetivo de eliminar la pobreza económica y social ya no es una utopía. Superar el subdesarrollo no es una ilusión, se puede salir del atraso, sociedades y países sin recursos naturales han logrado salir del Tercer Mundo, existen muchos buenos ejemplos y modelos. Sólo se requiere sostener en el largo plazo, de unos 30 a 40 años, un conjunto de políticas. Siempre hay tiempo para comenzar a recorrer ese camino hacia el desarrollo, la superación social, y la modernización. En el caso venezolano, el presidente Chávez, durante los tres años que tiene como jefe de Estado, principalmente se ha dedicado a enervar y exacerbar todo tipo de diferencias sociales, sin hacer nada, absolutamente nada, para contribuir a mejorar la situación. De tal manera que lo que quiero decir es que el problema político por el que atraviesa Venezuela ene estos tiempos tiene una naturaleza social muy profunda.
El antichavismo no tiene un único liderazgo, pero políticamente se podría decir que la mayor fuerza popular organizada antichavista la constituye la CTV. El pasado 11 de Abril, esos dos grandes bloques humanos se enfrentaron y chocaron directamente, y se logró derrocar al Presidente. Como era previsible fue la Fuerza Armada la que inclinó la balanza. Sin embargo, luego de restituido el Presidente en el Palacio, la correlación de fuerzas de ambos bandos políticos lucen sin la capacidad suficiente para imponérsele al otro bando. Con un saldo de muertos y heridos, perdidas materiales importantes, frustración y decepción en ambos polos. Un abismo social que los separa; y una experiencia institucional terrible, de un golpe de Estado fallido, de muy difícil asimilación, pero sobre todo de impredecibles alcances políticos, por el duro golpe que le asestó a la legitimidad del Presidente, y su proyecto "revolucionario" bolivariano.
El chavismo no puede dominar fácilmente y hegemonizar a la sociedad venezolana, como ha quedado demostrado ampliamente, pero tampoco el antichavismo tiene capacidad, en este momento, para cambiar definitivamente la correlación de fuerzas políticas.
La superación de esta situación requiere, básicamente, por la parte del gobierno, que es el principal protagonista de este problema, de la implementación de un conjunto de políticas orientadas a erradicar la pobreza y elevar el nivel de vida de toda la población; de la recomposición y relegitimación de los poderes públicos, extremadamente desacreditados, el fortalecimiento del sistema judicial; un Parlamento representativo y eficiente es muy importante y necesario como "caja de resonancia" y contrapeso; al igual que el resto de los otros poderes que designa el Parlamento como la Fiscalía, la Contraloría, el Defensor del Pueblo, incluso el Tribunal Supremo; el proceso de descentralización administrativa del Poder Ejecutivo debe ser profundizado, los institutos autónomos, las gobernaciones y alcaldías deben ser reforzadas y tomadas en cuenta en la toma de decisiones estatales; una nueva orientación en las relaciones internacionales, esa política de hostilidad, entre otros, con los Estados Unidos y con el gobierno colombiano hay que cambiarla; el gobierno está en el deber reconocer la pluralidad y respetar a sus adversarios políticos, tiene que admitir y negociar espacios de convivencia institucional y política, entre ellos tiene que reconocer a la Confederación de Trabajadores de Venezuela CTV, el Presidente tiene que bajar el nivel de agresividad y confrontación social y política en su lenguaje; hay que establecer responsabilidades en la masacre a los manifestantes del 11 de Abril y sus autores tienen que ir a la cárcel; y finalmente los militares alzados tienen que ser amnistiados, como lo fue Chávez en su oportunidad, y sacar a la Institución Militar de la diatriba política cotidiana y regresarla a sus inherentes funciones profesionales.
Por otra parte la oposición o el antichavismo tiene que reconocer su cuota de responsabilidad en estos lamentables hechos y pensar también sobre qué ha hecho o dejado de hacer para que la situación haya llegado a estos niveles de intolerancia e irracionalidad; la salida de Chávez de cualquier manera y al costo que sea es inaceptable.
Sin estos esfuerzos, entre otros, de parte y parte, es prácticamente imposible entrar en un real y verdadero proceso de reconciliación nacional. Aprender la lección es comprender que el control, reducción, minimización y solución de los problemas en que estamos metido en Venezuela requiere del concurso y participación de todos, de una sociedad en la que cada individuo y cada organización tengan su puesto y cumplan con sus responsabilidades. Si estas acciones, o parte importante de ellas, no se hacen, muy lamentable y dolorosamente para todos los venezolanos, más pronto que tarde se producirá nuevamente un brutal "choque de trenes", en este país.
Para terminar, esta experiencia que hemos vivido durante estos días del 11 de Abril en Venezuela la podemos transformar en una lección y un aprendizaje para asumir el futuro con optimismo. Se trata de entender que las respuestas y soluciones no vendrán del Mesías, ni de un "golpe" de suerte, dependen de la inquebrantable voluntad de cumplir con las responsabilidades individuales y colectivas para construir un país mejor. Simplemente, a trabajar en esa dirección.