ELECCIONES EN HAITÍ

Gustavo F. Castro
17 de febrero de 2006



Dos años ya pasaron desde la caída de Jean Bertrand Aristide y la posterior instalación de la Fuerza Provisional de Paz aprobada por el Consejo de Seguridad, la cual dio marco a la instalación de la MINUSTAH en junio de 2004. Desde allí hasta estos días, particulares procesos políticos, económicos y sociales fueron tomando parte de la realidad haitiana. Uno de los puntos mas relevantes que comenzó a gestarse fue en el 2004 la Convocatoria a Elecciones Nacionales.

Tras la renuncia de Aristide, se estableció un gobierno de transición con Boniface Alexandre como presidente y Gerard Latourte como Primer Ministro. Teniendo en cuenta que el Parlamento se encontraba clausurado desde el año 2000, se fijó como meta la realización durante el 2005 de elecciones nacionales que dieran a Haití un nuevo Presidente y un nuevo Parlamento con la necesaria legitimidad para enfrentar el debido proceso de reconstrucción nacional que el país tanto reclamaba.

Las tareas a afrontar no eran sencillas. Se debía generar una conciencia democrática, creando un ambiente estable de seguridad propicio para un proceso electoral, generando un padrón electoral que comprendía a casi cuatro millones de haitianos, otorgando las credenciales que habilitaban a la población a ejercer su derecho al voto cuando gran parte de dicha población jamás había tenido siquiera un certificado de nacimiento, alistando los partidos políticos y a los candidatos. La tarea de llevar a cabo el proceso electoral era una tarea sumamente complicada que necesitaba del apoyo de la comunidad internacional, de organismos regionales (el rol de la OEA en el proceso electoral ha sido invaluable), organizaciones de la sociedad civil tanto haitianas como internacionales, así como también del vital apoyo de los propios haitianos y su clase dirigente.

El cronograma electoral sufrió cuatro postergaciones hasta llegar a la fecha final del 7 de febrero, la última posibilidad de llevar a cabo el acto electoral. Se suscitaron diversos inconvenientes: cuestiones técnicas alegadas por parte del Consejo Electoral Provisional, aplazos impulsados por las autoridades del Gobierno Provisional, dificultades en un primer momento para llevar a cabo la entrega de las credenciales que habilitaban a votar por las dificultades de acceso a diferentes zonas del país y sabotajes. Todas estas situaciones fueron demorando la realización de las elecciones e impulsaron a la comunidad internacional a emitir declaraciones que establecían que las elecciones no debían realizarse más allá el 7 de febrero, lo que finalmente ocurrió.

La llegada del 7 de febrero provocó a nivel general dos percepciones encontradas: por un lado, la posibilidad latente de que se produzcan graves hechos de violencia que destrozaran el acto electoral como había ocurrido en elecciones anteriores y, por el otro la esperanza de que, al contar con una gran cantidad de veedores internacionales, la MINUSTAH desplegada, y con un fuerte operativo de seguridad, las elecciones pudieran desarrollarse de manera correcta y se transformasen en un paso mas en la reconstrucción de Haití. Afortunadamente, gracias al esfuerzo realizado y al compromiso haitiano con la democracia, las elecciones fueron llevadas a cabo y sólo se registraron incidentes menores durante su realización.

El día 10 era el mencionado como la fecha en la que se darían a conocer los primeros resultados electorales y así fue. El Consejo Electoral Provisional publicó escrutadas el 40% de las mesas, unos resultados según los cuales René Preval superaba el 50% del total de los votos otorgándole la victoria en primera vuelta. Sin embargo al día siguiente este resultado se revirtió. Preval pasó a tener el 49% del total de los votos y una segunda vuelta sería necesaria frente a Leslie Manigat, quien salía segundo en las elecciones con sólo el 11% del total de los votos.

Miles de manifestantes salieron a las calles a reclamar la victoria de Preval. Puerto Príncipe se vio virtualmente tomada por las multitudes, las cuales llegaron a ingresar al Hotel Montana donde operaba el Consejo Electoral Provisional; incidentes armados entre manifestantes y soldados jordanos de la MINUSTAH ocurrieron dejando como saldo un muerto; denuncias de fraude comenzaron a surgir por parte de los miembros del mismo Consejo Electoral Provisional como de René Preval, hasta funcionarios de Naciones Unidas reconocieron haber encontrado miles de boletas pertenecientes a Preval en cestos de basura.

La situación parecía repentinamente direccionarse a un nuevo y violento estallido social. Reuniones de emergencia comenzaron a llevarse a cabo a nivel interno e internacional buscando una pronta salida al conflicto, mientras surgía la resolución 1658 del Consejo de Seguridad de la ONU que prorrogaba el actual mandato de la MINUSTAH por 6 meses y Leslie Manigat (11% de los votos) manifestaba su negativa a renunciar a la segunda vuelta a pesar de que el cuadro electoral mostraba a René Preval cercano al 50%, 4% de votos en blanco, 7% de votos anulados, y un 40% del electorado partido entre Baker (8%), Lavalas (2%) y los otros casi 30 candidatos.

Finalmente, cuando las vías de solución del conflicto parecían cerrarse, durante la madrugada del 16 de febrero René Preval es declarado presidente electo de Haití por el Consejo Electoral Provisorio. Esto ocurrió después de conseguir la mayoría absoluta de los votos necesaria para evitar la segunda vuelta, gracias a un acuerdo entre el Gobierno Provisional y las autoridades electorales para modificar el modo en que se contabilizan los votos en blanco. Dicha proclamación fue aprobada por siete de los nueve miembros del Consejo Electoral y produjo que los votos en blanco se prorrateen proporcionalmente entre los distintos candidatos, a diferencia de lo estipulado por el Decreto Electoral de 2005 donde se establecía que los votos en blanco serían tomados en cuenta en la suma total de los resultados, con lo que aumentó el porcentaje obtenido por cada uno de ellos. De esta manera y con el 96% de los votos escrutados, Preval obtuvo el 51,15% de los sufragios, seguido por Leslie Manigat con el 11,83% de los votos, y Charles Baker, con el 7,93%.

René Preval asumirá el 24 de marzo la presidencia de Haití, pero esto no es el fin del conflicto haitiano. Haití comienza ahora una dura tarea de reconstrucción en múltiples dimensiones: política, democrática, económica, judicial, policial y de su tejido social. Haití debe reconstruirse como país en su totalidad, debe intentar lograr los estándares medios propios de su región dejando de ser el país más pobre del hemisferio occidental.

El éxito del proceso electoral constituye un importante paso en pos del largo camino que deberá recorrer este país que necesitará del apoyo internacional como así también del apoyo de su propia población.