Título: Las "áreas sin ley" en el Hemisferio: una hipótesis de trabajo
Fecha: 01/10/2002
Idioma: español
LAS "ÁREAS SIN LEY" EN EL HEMISFERIO: UNA HIPÓTESIS DE TRABAJO
Julio A. Cirino
Centro de Estudios Hemisféricos
Alexis de Tocqueville
jcirino@centrotocqueville.com.ar
Introducción
El presente papel ha sido concebido como un avance de investigación en el estudio de un proceso que viene ganado espacio en forma sistemática: la conformación de zonas en las que el estado no ejerce control directo sobre las actividades que allí se desarrollan, fenómeno que hemos denominado "áreas sin ley".
Consideramos que los procesos que allí se observan constituyen una clara amenaza a la seguridad del hemisferio. La aproximación a algunos análisis de casos nos permitirá evaluar el carácter de dicha amenaza.
Desarrollaremos asimismo una segunda vertiente de la misma problemática, signada por el desajuste entre la esfera de lo público y de lo privado: la instalación manifiesta dentro de los márgenes del hemisferio de estados perfectamente constituidos, con capacidad de proyectar su poder hacia adentro y hacia fuera, que muestran un alto nivel de tolerancia y compromiso con actividades ilegales, hecho que los convierte en poderosos focos de inestabilidad.
Estado y globalización después del 11/9
La aceleración de los procesos históricos imprime a la realidad una dinámica que resulta inversamente proporcional a la capacidad de los estados-nación para mantener el ritmo de sus respuestas.
Las fuertes presiones, manifiestas desde los '90, para que los pesados estados orientados al welfare se conviertan en estados gerenciadores, mínimos y dinámicos, han sustentado un proceso que somete al estado sudamericano a tensiones contrarias.
Por un lado, la globalización conlleva diversos procesos multiformes de transnacionalización, dando lugar al fenómeno del "eclipse del estado"(1) por parte de actores sub, supra y transnacionales.
Al mismo tiempo, desde lo doméstico se demuestra una creciente incapacidad de asegurar la gobernabilidad, tendencia que lleva a la cuestión del "fracaso del estado".
El estado como modo de organización se ve en consecuencia jaqueado desde todos los ángulos posibles y se cuestiona su perdurabilidad.
Sin embargo, a partir del 11 de Septiembre parece configurarse una respuesta pesadamente estado-céntrica en esta nueva "misión global" que es la lucha contra el terrorismo.
En parte por el desconcierto de enfrentarse a un enemigo estatal pareció consolidarse dentro de la administración norteamericana el concepto de que cada estado es responsable por lo que sucede fronteras adentro.
Renace en este marco la preocupación en torno a los estados incapaces de controlar lo que sucede en su interior, ya se trate de estados débiles o fallidos.
Se entiende por estado fallido(2) a aquel estado que no está en condiciones de ejercer el monopolio legítimo de la violencia, es decir, de controlar los procesos que tienen lugar en su interior y de proveer a su ciudadanía de los beneficios mínimos constitutivos del Contrato Social. El desarrollo teórico del estado fallido deja traslucir la respuesta formulada: los mismos deben ser auxiliados desde el exterior para recomponer la situación.
En nuestro Hemisferio Haití ha sido considerado estado fallido, aunque en relación con la crisis humanitaria, constituyendo Colombia un caso de estudio aún no definido. Argentina ha aparecido tímidamente ubicada en la cola de los estados en "debilidad perpetua".(3)
Sin embargo, visualizar las amenazas en el Hemisferio en torno a estados incapaces de controlar gran parte o fracciones de su territorio plantea un panorama insuficiente.
Se puede identificar una tercera dimensión no prevista por estos marcos teóricos y que crece sistemáticamente, que son los estados perfectamente reconocidos por la comunidad internacional, capaces de internalizar y externalizar su poder (a diferencia de los fallidos), pero que asumen como normales o ampliamente tolerables el ejercicio de actividades ilegales.
Encontramos así en la región países que no revisten las características de los estados fallidos, que no califican para el "eje del mal" o "estados canallas" (rogue states), en las tremendistas palabras del Presidente Bush, pero que amparan procesos capaces de convertirse en serias amenazas, motivados únicamente en el lucro.
A estos estados los hemos denominado "estados cómplices", siendo Surinam, cuyo análisis realizaremos más adelante, el más notorio.
Existen además los "estados víctimas", que, aún identificando el problema de la ausencia de control sobre áreas importantes de su territorio, se reconocen incapaces de revertir la situación. En algunos casos porque no cuentan con los medios físicos para hacerlo dada la superioridad del enemigo que enfrentan. En otros porque son incapaces de controlar la corrupción de funcionarios.
Es tal la desproporción entre los recursos de estos estados minimizados en relación con los actores transnacionales ilegales que la corrupción se erige como nudo de toda esta problemática.
En síntesis, la amenaza constituida a nivel nacional por los estados fallidos y cómplices, se manifiesta a nivel subnacional por la conformación "áreas sin ley", espacios donde el estado no ejerce de hecho su autoridad.
Las áreas sin ley
En primer lugar nos interesaría calificar el término "áreas sin ley" que hemos adoptado para denominar a las zonas de ingobernabilidad estatal.
Lo que denominamos "área sin ley" nada tiene que ver conceptualmente con las llamadas "zonas liberadas" propias de la terminología de los grupos insurreccionales de los años 70. En primer término porque éstas acentuaban pesadamente los aspectos político/revolucionarios de las mismas; y en segundo lugar por que una "zona liberada" como se soñaba en el continente, era un escalón, una etapa de una estrategia insurreccional.
La relación entre las "zonas liberadas" y los estados era, además, de abierta hostilidad y confrontación, mientras el área sin ley, por el contrario, confronta con los poderes del estado sólo como ultimísimo recurso y en forma acotada. Por otro lado, la zona liberada buscaba proyectarse a los medios de comunicación para destacar los objetivos político-reivindicativos de quienes allí operaban, mientras los protagonistas del área sin ley aborrecen toda forma de publicidad.
Un "área sin ley" es un punto en el mapa para "hacer dinero", mover capitales, lavar activos y desarrollar todas las actividades ilícitas que, por la demanda de territorialidad que ocasionan, requieren de un espacio físico donde instalar containers, laboratorios, inmigrantes, etc.Una vez consolidado este territorio, las actividades que allí se desarrollan pueden potenciarse con la participación de otros actores, constituyéndose en espacios ideales para la vinculación entre el crimen organizado y el terrorismo.
La ausencia de la ley pública conlleva, generalmente, la imposición de códigos o "leyes" privadas, llegándose a la implementación incluso de un sistema de justicia, sea revolucionaria, como en las áreas dominadas por las FARC, o de fuerza, como en las zonas dominadas por caudillos del crimen organizado y la droga (siendo el caso más espectacular el de las favelas brasileñas).
El fenómeno en el hemisferio
La aparición de las "áreas sin ley" en nuestro hemisferio es la resultante, seguramente no buscada, de una serie de procesos que se van desarrollando por caminos paralelos, pero que en un momento dado confluyen haciendo posible este resultado.
¿Cuáles son esos procesos que desembocan en una "área sin ley"?. Sin pretensión de un orden jerárquico, señalemos los más importantes:
- Existe un factor geográfico que, si bien no determina por sí solo, posibilita el proceso. Las áreas sin ley aparecen generalmente en regiones de difícil acceso, mal integradas al resto del territorio del estado-nación, aprovechando esta desventaja como elemento que facilita el desarrollo de las actividades clandestinas que allí tienen lugar (selva colombiana, ecuatoriana, peruana, Darién panameño, etc.)
- El segundo proceso es la aparición paulatina de actores transnacionales, generalmente violentos, que desarrollan actividades ilegales y en torno a los cuales se estructuran las actividades del área. Así se insertan las redes del crimen organizado en búsqueda de nuevos puntos donde establecer sus nodos de operaciones.
La incidencia del narcotráfico y el conflicto en Colombia, preponderantes como son, no deberían hacerse excluyentes en el análisis porque fuerzas como las Tríadas del crimen organizado Chino, o las mafias de Ucrania y Rusia también se muestran muy activas en las mismas.
- Las actitudes del estado o estados involucrados en un proceso como el que estamos describiendo son claves en el establecimiento exitoso o abortivo de un "área sin ley" en un punto específico del mapa.
El estado-nación puede adoptar una posición de complicidad (activa o pasiva, según se limite simplemente a mirar hacia otro lado, o a "proteger" los ilícitos) en aquellos casos en los que extrae un beneficio económico de las actividades que allí se realizan. Queda abierto al debate hasta qué punto ese involucramiento es institucional (Paraguay y Surinam podrían encasillarse en esta categoría) y hasta qué punto son "individuos" dentro del estado los que se benefician de la situación.
Otro caso es el de los estados débiles o los "estados fallidos" (failed states) donde el estado carece de los recursos o de la capacidad política para controlar efectivamente el territorio. Estas situaciones se mezclan y se retro alimentan con los casos de corrupción extendida (Haití).
Cuando las áreas sin ley se sitúan en zonas fronterizas la activa cooperación de todos los estados involucrados se hace indispensable para evitar el denominado "efecto globo" (el corrimiento de las actividades criminales de las áreas de más a las de menos presión)
- El propósito de lucro ilegal es el elemento motor y convocante que aglutina a los actores. Luego, el desarrollo de una serie de actividades de alta rentabilidad es un componente infaltable.
En general no se trata de una sola actividad sino de un cúmulo de ellas, perpetradas tanto por grupos terroristas como por nodos pertenecientes a las redes del crimen organizado.
El narcotráfico en el hemisferio es la actividad de mayor visibilidad y de rentabilidad más alta. Su mismo desarrollo involucra la creación de estructuras "logísticas" directa e indirectamente vinculadas que operan en forma paralela; como ejemplos mencionemos el tráfico de precursores químicos, el tráfico de armas y municiones; la logística del transporte, aéreo, terrestre y naval; comunicaciones de todo tipo; transferencias electrónicas; lavado de activos y reinversión de los mismos en la economía legal; todas actividades que se ven beneficiadas por la posibilidad de operar desde una base territorial sin la presión que significa la presencia activa de fuerzas de seguridad.
Existen dos elementos más circunstanciales pero que favorecen el crecimiento del fenómeno. Por un lado, la instalación de zonas francas, cuya laxitud parece alentar el asentamiento de grupos del crimen organizado. Se perciben en el hemisferio numerosos casos en que la instalación de estas áreas de promoción acarrea problemas vinculados al narcotráfico y el contrabando: Triple Frontera, Maicao en Colombia, Colón en Panamá, algunos hechos aislados en Iquique (Chile) y El Chuy (Uruguay), entre otros.
El asentamiento de minorías étnicas constituye asimismo un factor a considerar, especialmente por el rol que estas áreas juegan en la sinergia entre crimen organizado y terrorismo. Se ha señalado públicamente que las minorías musulmanas en el hemisferio participan al menos del financiamiento de las redes globales de terrorismo. Coincidentemente podemos identificar estas presencias en zonas como Maicao, Triple Frontera, El Chuy.
Áreas sin ley y Territorialización del Terrorismo
El terrorismo ha estado tradicionalmente vinculado a un espacio geográfico y al sponsoreo de determinados estados, una licencia permitida por la bipolaridad.
Hoy en día ese sponsoreo estatal, de existir, resulta marginal, ya que el terrorismo internacional sostiene objetivos propios y ha encontrado soluciones alternativas a las necesidades de financiamiento y logística.
En parte éstas son cubiertas por las comunidades religiosas dispersas por el mundo, pero en gran medida han sido las alianzas con el crimen organizadolos fundamentos de la actual libertad de acción.
La existencia de áreas sin ley aparece en no pocos casos asociada al fenómeno terrorista.
El caso mas llamativo de "territorialización" que se dio hasta ahora fue el establecimiento de al-Qaeda, más o menos encubierto, primero en Sudán y apartir de 1996 en Afganistán.
Este es un caso muy peculiar por cuanto, a diferencia de otros grupos que pudieran organizarse en forma de "redes", Al Qaeda es en realidad una "red de redes" con una peculiar estructura que no parece tener nada en común con la clásica organización jerárquica piramidal a la que nos tenían acostumbrados otros grupos hasta hace no demasiados años.
Las preguntas, aún sin respuesta, son por qué una estructura tan flexible y mortífera como Al Qaeda adopta una conformación territorial, y de alguna manera, al hacerlo, saca a superficie parte de sus nodos. En segundo término, luego de la derrota militar del régimen Talibán y la inmersión de las redes de Al Qaeda, hasta qué punto la idea de alguna forma de territorialización visible sigue viva y buscando dónde materializarse, o por el contrario, la conducción de las redes resolvió mantener los nodos interconectados en forma virtual (con una mezcla de high tech y mensajeros personales) pero sin intentar afincarles, al menos por el momento.
Señalemos que si bien muchos terroristas son anónimos y pueden convivir en las grandes capitales sin ser identificados, para otros el desbande de Afganistán presentó desafíos inmediatos. A la hora de huir dos configuraciones se hicieron particularmente atractivas para el terrorismo: los países o regiones "amigas" (Chechenia, regiones de Pakistán, Irán e Irak, ciertas zonas en Filipinas e Indonesia) y los países y regiones "sin ley".
Este tema resulta relevante para la evaluación de las perspectivas futuras de las áreas sin ley, por cuanto, de no continuar la política de territorialización visible del terrorismo global en un estado, lo mas lógico es pensar en la utilización de las facilidades que otorgan las mismas como forma de mantener las mejores condiciones operativas de las redes.
En caso del terrorismo/guerrilla de raíz estrictamente local, como las FARC y el ELN visualizamos algunos rasgos específicos, propios de la transición entre una concepción tradicional de guerrilla y nuevos procesos, signados por el autofinanciamiento con participación directa en la producción de drogas (especialmente las FARC) y aceitados contactos con el crimen organizado.
Las áreas sin ley y la geografía del crimen organizado
Globalización y transnacionalización son dos términos profusamente utilizados para marcar tendencias en el mundo de los negocios, la economía y la política; pero ahora también estas expresiones son de uso cotidiano cuando se habla de crimen organizado, narcotráfico y terrorismo(4)
Para dar un solo ejemplo de estas tendencias mencionemos que, a menos de 10 años de la desaparición de los carteles de Medellín y Cali, el propio gobierno Colombiano confirma la existencia de unas 160 redes con algo más de 4.000 miembros y vínculos con unos 40 sindicatos criminales en distintas partes del mundo.
Su expansión por todo el hemisferio es además una realidad incontrastable: "...Muchos de los nuevos grupos colombianos desarrollaron rutas de exportación hacia el sur para luego llegar a EE.UU o Europa partiendo de puertos en Chile o Argentina. El departamento Colombiano de Amazonas es ahora el cuartel de varias organizaciones traficantes que exportan narcóticos a través de Ecuador, Perú o Brasil, un país con 170 millones de habitantes y el más grande y cercano mercado para la heroína y cocaína colombianas después de los EE.UU".(5)
Simultáneamente, durante la última década, nuevas redes delictivas se instalaron para operar en el hemisferio. Las más importantes son los sindicatos criminales con base en Rusia y los ex-países del Este, en particular Ucrania, que se convirtieron en participantes privilegiados en los mercados de heroína, cocaína y armas.
En la actualidad operan sobre la base de acuerdos realizados con traficantes colombianos, peruanos y mexicanos para el cultivo de la amapola y la exportación de heroína a Estados Unidos, y en no pocas ciudades cierran la cadena vertical con la distribución de los "productos".
La lucha contra estos grupos no es nada simple, en primer lugar por que a diferencia de las cabezas de los carteles mexicanos y colombianos que usualmente prefieren residir en sus países, los sindicatos rusos y ucranianos carecen de fronteras y evitan instalarse en un solo país. Por el contrario, prefieren establecer múltiples nodos en docenas de países. Vinculados por computadoras, con avanzadas tecnologías de comunicación, el último software en encriptado, montan diversos centros de control y comunicación siguiendo un diagrama de redes y redundancias.
En la actualidad 23 de estos "centros" han sido detectados; algunos de los más relevantes son: Berlín, Budapest, Buenos Aires, Ginebra, Londres, Madrid, Miami, New York, Toronto, Varsovia y Washington DC.
Lo mencionado es solamente un ejemplo dentro de una operación más compleja que incluye redes internacionales que, como la existente en Perú / Ecuador posibilitó que más de 10.000 fusiles automáticos pasaran del Líbano a las selvas colombianas.
¿Hasta qué punto estas redes requieren de las áreas sin ley para sus operaciones? Por cierto que éstas no son indispensables. Es decir, si los estados recuperaran el control efectivo de todas las áreas, no por ello las acciones del crimen organizado desaparecerían, pero ciertamente su volumen se reduciría y algunos de los nodos operativos deberían ser levantados o caerían en manos de las fuerzas legales.
Es por esto y para evitar atraer atención y generar reacciones que los sindicatos criminales insisten en mantener tan silenciosas como sea posible las operaciones con bases territoriales. Evitarán en consecuencia la confrontación con los estados tanto como sea dable, prefiriendo por el contrario corromper calladamente a los oficiales de los gobiernos, mucho más que chocar con ellos.
Estudio de casos
En la actualidad hemos identificado ocho regiones y dos "países" bajo observación (Haití y Surinam). Las áreas que consideramos críticas serían: 1. La región limítrofe entre Brasil, Colombia y Perú enmarcada por las poblaciones de Tabatinga y Leticia. 2. La región conocida como Darien, área limítrofe entre Colombia y Panamá, zona bajo control de las FARC. 3. La zona franca de Colón, en Panamá. 4. La región conocida como Lago Agrio en territorio Ecuatoriano, en las cercanías de la frontera con Colombia. 5. La extensa frontera entre Venezuela y Colombia, sin determinar aún el o los puntos mas críticos. 6. Maicao en territorio Colombiano, relativamente próxima a la frontera con Venezuela. 7. La región conocida como Tartagal-Orán entre la provincia Argentina y de Salta y la Boliviana de Orán. 8 Ciudad del Este en el punto trifinio entre Argentina, Brasil y Paraguay.
Designar un área "bajo observación" no implica que consideremos a la misma como un "área sin ley". Implica sí que vemos "a priori" que alguna de las condiciones establecidas aparece allí y que existe una tendencia general a la laxitud en el o los estados que deberían ejercer soberanía efectiva sobre la misma. La calificación final que se le adjudique dependerá del análisis exhaustivo de las distintas variables, en particular la existencia en la misma de grupos del crimen organizado, narcotráfico y/o terrorismo operando en forma sistemática.
De entre las mismas hemos seleccionado tres, que según nuestro criterio parecen mostrar una parametría acentuada en la dirección que hemos puntualizado por lo que, sin lanzar conclusiones definitivas, podríamos decir que "prima facie" parecen cumplir con las condiciones de un área sin ley.
Caso 1 Tabatinga/Leticia (Brasil-Colombia):
Al final de la línea limítrofe entre Brasil y Colombia, hacia el sur de los 1600 kms de frontera común, se asientan las pequeñas poblaciones de Tabatinga (Brasil) y Leticia (Colombia), ambas a pocos kilómetros de la frontera con Perú, lo que convierte al área en una opción que creemos válida para el establecimiento por parte del crimen organizado de un "área sin ley".
La población total de la región, incluyendo el aporte de Perú, se estima en menos de 100.000 habitantes: unos 30.000 en Tabatinga y unos 20.000 en Leticia. El área es prácticamente inalcanzable por tierra por lo que el tránsito comercial, muy activo, se mueve lentamente por vía fluvial. Partiendo por el río Solimoes en dirección a la ciudad de Manaos el viaje puede llegar a demorar entre una semana y diez días; remontando el río mencionado, que se convierte, ya en Brasil, en el Amazonas, encontramos una de las rutas preferidas por los precursores químicos necesarios para la operación de los laboratorios colombianos de cocaína y heroína.
El tráfico fluvial es intenso. Por esa vía sale la madera y algo de pescado congelado, ambas cargas se utilizan además para disimular los cargamentos de cocaína.
La vía aérea es sin embargo la mas rápida y regularmente utilizada para el trafico de personas, si bien los vuelos de las compañías de línea suelen limitarse a uno al día y se utilizan aviones de mediano porte. Sin embargo, la gran cantidad de "pilotos privados" que se encuentran en la zona parecen dar bases a la sospecha que otras actividades lucrativas se realizan en el región.
Del lado brasileño se asienta esta parte "aérea" de una operación permanente de intercambio de cocaína por armas manejada por criminales brasileños y el frente 16 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La cocaína así obtenida sale con rumbo al mercado brasileño pero simultáneamente otra operación aérea, volando por sobre la selva amazónica, le lleva a pistas en Surinam, centro de acopio de buena parte de la cocaína que parte hacia Europa por vía marítima con puerto de entrada en Amsterdam, operación que abastece el 75% del consumo del mercado europeo.
La selva que rodea a las poblaciones está controlada por las FARC, por lo que la autoridad del estado colombiano es mucho mas teórica que real. En la zona urbana la relación es simbiótica atento a que el estado convive con los elementos de las FARC, que además realizan sus operaciones de "negocios" ante las narices de los funcionarios.
Del lado brasileño, se establecieron en los últimos meses cuatro destacamentos fronterizos con dependencia de Manaos. Para la administración de Fernando Henrique Cardoso el no involucramiento en lo que considera un problema colombiano fue, hasta ahora, su guía política. Sin embargo, los pequeños destacamentos de frontera, aislados y pobremente comunicados, se enfrentan a una geografía incontrolable. No se dispone, por otro lado, ni del equipo ni del personal necesario como para adentrarse y ejercer un control efectivo del área por medio de patrullas agresivas que puedan afectar las operaciones ilegales.
Caso 2 Lago Agrio (Colombia-Ecuador):
Lago Agrio, provincia de Sucumbios, Ecuador, se encuentra a unos 20 kilómetros del territorio Colombiano. Lago Agrio es otro ejemplo significativo de lo que puede ser un área sin ley, pero donde no se da la inexistencia del Estado, sino mas bien un status donde se mezcla la impotencia con la complicidad no institucional.
Paradójicamente la provincia de Sucumbios, una de las más pobres del país, concentra la mayoría de los yacimientos petrolíferos de Ecuador. En tal sentido, Lago Agrio es una especie de área de esparcimiento del personal que trabaja en los yacimientos petroleros. Se montó así una "infraestructura de servicios", bebida, juego y prostitución que sirve perfectamente de cobertura para actividades más lucrativas de los grupos que actúan en la zona.
El ejército Colombiano no puede, desde hace unos cinco años, controlar en forma efectiva su frontera sur y las fuerzas armadas y policiales de Ecuador no suelen aproximarse a menos de unos 30 kilómetros de una frontera que no es más que una línea teórica en el mapa; en el terreno se trata de una región selvática con muy pobre infraestructura vial.
Las actividades económicamente rentables en Lago Agrio se potencian con la presencia de las FARC, que implicó el montaje de toda una operación de logística para el abastecimiento de los guerrilleros. Desde mediados de la década pasada Lago Agrio sirve de base para las FARC, que recientemente montaron allí una emisora radial clandestina para difundir su propaganda.
En esta operación logística se destaca la compra y contrabando de las garrafas de gas de 10kgs, cuya venta es libre en Ecuador y que son pasadas de contrabando a Colombia merced al soborno de los controles policiales. Estimaciones existentes en el área señalan que unos 1500 cilindros de gas cruzan la frontera al mes, con destino a los centros de manufacturas de bombas de las FARC en territorio colombiano(6)
Los pagos por parte de las FARC son en efectivo cuando se trata de la "compra de almacén" (alimentos, botas, baterías, etc.) pero son en cocaína en ocasión de "compras grandes", particularmente cuando se trata de la adquisición de armas.
Hasta mediados de 2002 la fuerza policial ecuatoriana para toda la región se componía de 200 hombres sin helicópteros ni apoyo aéreo. Recientemente este número se elevó hasta cerca de los 400, pero este incremento no afectó las actividades delictivas en el área.
Otra región bajo observación es la correspondiente al pueblo de Tobar Donoso, también cercano a la frontera colombiana, donde se habría detectado la existencia de plantaciones cocaleras. También una zona de muy difícil acceso con cuasi nula presencia estatal. En junio de 2002 se inauguró un acantonamiento militar que, cuando opere a pleno tendrá una capacidad para 200 soldados.
Caso 3 Surinam:
Surinam constituye uno de los casos más interesantes y a la vez desafiantes que venimos analizando en esta investigación. Las fuentes abiertas sobre el mismo son muy escasas en el hemisferio y hasta ahora, Holanda no parece interesarse demasiado en su ex-colonia.
Surinam es un país pequeño, con 160.000 kilómetros cuadrados, cuya población no llega al medio millón de habitantes, pero su posición geográfica lo coloca como un trampolín privilegiado, proyectándose tanto sobre el Caribe como Europa o Estados Unidos. Sus límites terrestres son con Brasil, Guayana Francesa y Guyana.
Otro factor a considerar es que la urbanización en Surinam se concentra en el norte, cerca de las costas. Hacia el sur, donde existen 500 kilómetros de frontera selvática con Brasil, las poblaciones son muy escasas, lo que hace a la región ideal para la instalación de pistas clandestinas.
Surinam obtuvo su independencia de Holanda en 1975. El gobierno parlamentario que asumió en ese año sería removido en 1980 por el denominado "golpe de los sargentos", uno de cuyos líderes se convertiría en el hombre fuerte de Surinam: el Coronel Desi Bouterse, quien controla el tráfico de cocaína que viaja hacia Europa y los Estados Unidos y el de las armas, desde las fuerzas armadas de Surinam a las FARC en Colombia.
La relación con los carteles colombianos lleva más de 20 años en operación, ya que fue instalada en 1982 por Henk Herrenberg, quien en 1999 reaparecería a la luz pública como embajador de Surinam en China, donde fue acusado de vender pasaportes de Surinam a nacionales chinos.(7)
Debe señalarse que en la actualidad China es el principal abastecedor de armamento liviano a las fuerzas armadas de Surinam.
Por disputas entre las diversas etnias, una guerra civil se inició en 1986, conflicto que continuaría hasta 1992 en forma intermitente. Los militares, entre los que se encontraba Bouterse, ganaron las elecciones en 1996 formando gobierno con varias personalidades acusadas por su participación en el narcotráfico y trafico de armas.
En 1999 se produjo un curioso colapso de la moneda, cuando un cargamento de 700 kgs de cocaína comprado a los carteles colombianos fue confiscado por la policía holandesa en el aeropuerto de Ámsterdam. El dólar se disparó por la demanda que se generó ante la necesidad de pagar en esa divisa los 35 millones de dólares, valor estimado del cargamento secuestrado. Este ejemplo sirve como muestra de la relación simbiótica que existía en ese momento entre elementos dentro del estado de Surinam y los carteles.
En agosto de 2000 se llevaron a cabo elecciones anticipadas en las que Ronald Venetiaan ganó la presidencia por sobre el candidato de Bouterse, con lo que se inició un programa de ordenamiento fiscal y económico que le valió el retorno de la ayuda de Holanda.
Después del 11/9 la presencia en el país de una importante comunidad Libanesa con obvios vínculos con Medio Oriente, levantó interrogantes respecto de la posible presencia de elementos de alguna de las redes conectadas con Al Qaeda en territorio de Surinam.
Lo que las investigaciones arrojaron hasta el momento es la existencia de abundantes operaciones de lavado de dinero proveniente del narcotráfico, pero no se conocen resultados respecto de la presencia de Al Qaeda en el territorio.
Para Brasil, la persistencia del tráfico de armas desde Surinam hacia el sur, particularmente a Colombia, continúa siendo motivo de preocupación hoy, en especial por las fuertes relaciones que existen entre las fuerzas armadas de Surinam y sus similares de Libia y China.
Por su parte el informe del Departamento de Estado de USA denominado "International Narcotics Control Stragey Report" señala que oficiales de policía de Surinam marcan un aumento del intercambio de drogas por armas con una tasa de intercambio de un kilogramo de cocaína por cada arma automática.
Naciones Unidas, por intermedio de su programa "Drug Control Program´s Caribean Coordination Mechanism, tambien señaló: "vemos un creciente rol regional de Surinam en el trafico de drogas, cuando en el pasado el problema parecía ser de naturaleza local."
Actualmente la policía de Surinam informa que organizaciones criminales provenientes de Rusia, Turquía, Nigeria y Colombia operan en el país. Las operaciones del llamado "Suri-Kartel" (o cartel de Suri) supuestamente encabezado por Desi Bouterse y su hijo Dino (quien cumplió funciones "diplomáticas" en la embajada de su país en Brasilia, puesto del que debió ser removido precipitadamente frente a rumores que señalaban un uso inadecuado de la inmunidad diplomática) continúan hasta hoy, merced a una sólida alianza con distintos grupos colombianos.
En las últimas semanas de Agosto de 2002 se levantaron interrogantes respecto de cómo se verían afectadas las operaciones del Cartel de Suri luego de la activación del sistema de radares que Brasil instalara (bajo el nombre de SIVAM) y que, al menos en teoría, proveería los medios técnicos para monitorear los vuelos que actualmente cruzan el área amazónica. Es sabido que el cartel utiliza aviones de pequeño y mediano porte para hacer el trayecto desde Surinam a Colombia y viceversa, con una o dos escalas técnicas en la selva amazónica. Hasta el momento no se conoce qué tipo de política de interceptación y derribo respecto de estos vuelos va a implementar Brasil, pero si esta fuera muy agresiva podría forzar a los narcos a un largo y complicado desvío, volando posiblemente sobre espacio aéreo Venezolano, lo que además complicaría la logística de su operación.
Finalmente no puede obviarse en esta descripción el acercamiento entre Surinam y la República Popular China. En Julio pasado una delegación de alto nivel del Ejército Popular viajó a Surinam a los efectos de establecer un centro de entrenamiento para la guerra en jungla, utilizando la selva tropical de este país a tal efecto. De concretarse esta iniciativa tropas terrestres chinas estarán, a los efectos prácticos, acantonadas en forma permanente como elementos del centro de entrenamiento y el trasiego de armas chinas se hará aún más fluido de lo que ya es.
Conclusiones
Siempre dentro de un marco de baja prioridad que continua aún hoy, podía decirse que las preocupaciones de Washington por la seguridad hemisférica pasaban, casi en forma exclusiva, por el proceso colombiano.
La seguridad tampoco aparecía como prioridad por parte de los países de la región. Comparado con los avances en la integración regional y sub-regional en otras áreas, defensa y seguridad es aquella donde las viejas tendencias tardan más en cambiar y los consensos efectivos son más difíciles de construir.
Pero el 11 de septiembre marcaría un giro en esta dinámica. El estado como fundamento del sistema internacional y como único actor en el marco de la seguridad retomaría desde entonces otro espacio y la guerra al terrorismo se convertiría en el tema central de la agenda en la relación con EEUU.
Frente a las dificultades de enfrentar a una organización de las características de Al- Qaeda, una red de redes presente en más de 60 países, EE.UU habría definido, en una de sus numerosas líneas de trabajo, que son los estados-nación quienes, en definitiva, tienen que asumir responsabilidades por los fenómenos que suceden en sus territorios.
Pero la realidad demuestra que los estados latinoamericanos tienen otras prioridades.
Para la región, la amenaza del terrorismo fundamentalista islámico no es una urgencia, en un contexto donde los temas de inestabilidad política y la creciente presión fruto de los desajustes sociales comprometen la continuidad de los sistemas democráticos en el mediano plazo.
Se enfrenta el estado latinoamericano así a un delicado dilema: si bien el problema de la gobernabilidad excede ampliamente la cuestión de las áreas sin ley y la amenaza terrorista, el entorno favorece cada vez más la expansión de estos fenómenos por el crecimiento de los actores transnacionales vinculados al crimen y al terrorismo, en un marco de corrupción generalizada.
Mientras los estados evidencian cómo su poder se deteriora y la exclusión se multiplica, los actores transnacionales vinculados al crimen organizado y el terrorismo se potencian e incrementan a pasos agigantados su sofisticación.
El dinero fácil y la impunidad permiten el crecimiento de los procesos analizados: áreas sin ley y estados cómplices, y comienzan a consolidarse espacios capaces de generar amenazas significativas a los países de la región y potencialmente a EEUU.
La evidencia indica que Estados Unidos está dispuesto a actuar sólo sobre los hechos consumados y en forma directa, por lo cual no parece conveniente esperar soluciones externas.
Tal vez haya llegado la hora de fortalecer el "control anticipado" por parte de los estados que evite "guerras preventivas" en el hemisferio. Una realidad que es impensable en otro marco que no sea el de la seguridad regional.
1. SPANGER, Hans-Joachim: The Ambiguous Lessons of State Failure, Failed States Conference, Florencia, 10-14 Abril 2001.
2. HELMAN, Gerald B.& RATNER, Steven R.: "Saving failed states," Foreign Policy, Winter93, N° 89, p3-21 y ROTBERG, Robert: "Failed States in a World of Terror", Foreign Affairs, New York.,Jul/Aug 2002, p.127, entre otros.
3. Ibíd.
4. Sobre las nuevas tendencias en la estructura de las operaciones de los narcos puede consultarse el actualizado trabajo de Matthew Brzezinski, "Re-engineering the Drug Business. The New York Times Magazine, New York, 23 June, 2002.
5. Cfrs. Stratfor Report, Texas, USA, April 3, 02.
6. Sobre el particular cfrs: Farnan, Arie. Colombia´s Civil War drifts south into Ecuador. Christian Science Monitor. Washington DC, 11 Agosto 2002
7. Sobre el particular cfrs : Brana Shute. Narco Criminality in the Caribean. Georgetown University. Washington DC, 2000.
Fuente:
Ponencia preparada para el V Encuentro Nacional de Estudios Estratégicos, Buenos Aires, 1 al 3 de octubre de 2002